No es ningún secreto que los fabricantes históricos no pasan por su mejor momento en un contexto de mercado que no favorece a las grandes marcas, ya incluso desde antes de la irrupción de la pandemia coronavirus en el escenario global con unas cuentas en clara tendencia descendente ejercicio tras ejercicio.
Un claro ejemplo es el grupo alimentario francés Danone, cuyos resultados anuales, presentados hace unas semanas, reflejan un beneficio neto de 1.956 millones de euros en 2020, con un ligero aumento del 1,4% respecto al ejercicio anterior. Sin embargo, excluidos apuntes extraordinarios que impulsaron las cuentas de 2019, el beneficio neto de 2020 cayó el 13% hasta 2.189 millones de euros, una caída que la compañía achaca, precisamente, a la pandemia.
Este descenso, según la compañía, se debió principalmente a la caída de ventas del 16,8% en la división de aguas embotelladas a causa del desplome de los viajes por la situación sanitaria mundial. Pero lo cierto es que mercados emblemáticos de Danone, como es el caso de España, llevan años viendo caídas en sus cuentas.
La caída se deja notar en España, donde Danone S.A. sigue perdiendo brío y en 2019 registró unas ventas de 767,95 millones de euros, lejos de los 846,24 millones de 2016. En este período de tres años, según refleja e-informa, Danone perdió en España más de 78 millones de facturación, a pesar de lo cual arrojó, eso sí, un resultado positivo de 98,55 millones.
Una tendencia a la baja que se ve reflejado también en el comportamiento de sus filiales en España. Es el caso de Industrias Lácteas de Canarias S.A., compañía que obtuvo unas ventas de 36,63 millones de euros, frente a los 37,79 de 2018 y los 41,80 de 2017. En esos dos años perdió cuatro millones de euros (-12,4%), confirmado una trayectoria en evidente descenso.
TURBULENCIAS EN LA CÚPULA Y PASO ATRÁS EN ALGUNOS MERCADOS
La compañía está dirigida desde julio de 2019 por Paolo Tarufi, que sustituyó a Jean-Philippe Paré tras poco más de dos años en el cargo. España es un mercado que históricamente siempre ha sido esencial para el grupo. No olvidemos que el origen de la compañía es español, cuando en el año 1919 Isaac Carasco creó en Barcelona la primera fábrica en el mundo de yogur industrial para posteriormente terminar trasladándose a Francia. Datos históricos aparte, lo cierto es que el mercado español es objeto de especial análisis en las cuentas de Danone y que la compañía no pasa por su mejor momento en nuestro país. La pandemia, unida al auge de la marca de distribuidor en los supermercados, está castigando los resultados de compañías emblemáticas como la francesa.
A nivel global, Danone pasa por un momento de turbulencias en su dirección. Hace apenas unos días os contábamos que Emmanuel Faber, presidente y CEO de la compañía, dejará finalmente de compatibilizar los dos cargos y conservará solamente el de presidente no ejecutivo tras las presiones del fondo BlueBell, recientemente llegado al accionariado de la empresa.
Mientras tanto, llegan las desinversiones mundiales, también con el objetivo de mejorar estos resultados y satisfacer a los accionistas. Es el caso del acuerdo alcanzado con COFCO Dairy Investments Limited (‘CDI’) para convertir la participación que actualmente mantiene de manera indirecta en la firma china Mengniu Dairy, cuya valoración en libros es de 850 millones de euros, en un participación directa del 9,8%, lo que supone el primer paso para facilitar su venta, según anunció hace unos días la multinacional.
Está por ver el papel que jugará Danone S.A en el futuro del grupo, pero lo cierto es que parece que los acreedores de la compañía quieren resultados y los quieren rápido. De momento, la multinacional asegura que prevé retornar al crecimiento en la segunda mitad de este año, además de que espera que su anunciado plan de ahorro de 1.000 millones de euros permita inyectar inversiones en innovación y promoción.