Ni siquiera el repunte generalizado de precios es capaz de frenar una sangría que afecta sobremanera al ovino pese a incrementar sus entregas a la industria durante los meses del primer Estado de Alarma.

La sangría no cesa. Y ya van unos cuantos años arrastrando una situación cada vez más insostenible. El panorama lácteo de Castilla y León se antoja desolador mientras la despoblación va en aumento. Las granjas son cada vez más grandes, pero se concentran en menos manos. Tan solo el año pasado, con una pandemia y su consecuente crisis económica de por medio, la Comunidad perdió -temporal o definitivamente- 220 explotaciones de vacuno, ovino y caprino de leche. Es decir, más de dos centenares de productores optaron por retirarse ante la escasa rentabilidad que ofrecen sus entregas a las industrias de un sector que se siente vapuleado por los mercados tras la liberalización acometida en 2015.
Las organizaciones profesionales agrarias (Opas) y aquellas agrupaciones que defienden los intereses del sector continúan en pie de guerra para reivindicar un equilibrio sensato entre el precio a percibir y los costes de producción. En cualquier caso, los últimos informes del Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA) ponen de manifiesto que la pérdida de efectivos ganaderos con entregas mensuales a la industria es un fenómeno que afecta a España en su conjunto. La situación, no en vano, resulta especialmente preocupante en tierras castellanoyleonesas habida cuenta de que nos encontramos ante una de las regiones con mayores índices productivos del país.
La estadística de vacuno se mantiene intacta: seis granjas dejan de trabajar cada mes
Como siempre, el ovino lácteo es el que peor parado sale. Entre enero y diciembre del pasado ejercicio, 113 ganaderos tiraron la toalla. De esta forma, Castilla y León culminó el año con 1.791 profesionales en activo. Lo más curioso, sin duda, es que la actividad se intensificó considerablemente durante los meses del primer Estado de Alarma. Bajo dichas circunstancias, llegó a haber 2.020 productores (dichosa casualidad) realizando entregas. Sin embargo, el número comenzó a descender a partir de julio hasta alcanzar un mínimo de 1.756 en noviembre. Al final, diciembre registraría un ligero aumento de efectivos que, en cualquier caso, revela la acuciante crisis que este subsector padece desde hace tiempo.
Entretanto, la estadística de vacuno lácteo se mantiene intacta. Como ya ocurriera en años anteriores, la Comunidad pierde una media de seis explotaciones al mes y 2020 no ha sido una excepción. Según recoge el FEGA, 75 ganaderos dejaron de trabajar con las industrias. En este caso, la pandemia no conllevó repunte alguno de la actividad en momentos puntuales. Todo lo contrario, la caída fue progresiva en todo momento pese al incremento de los precios, que pasó de 0,334 euros por litro en febrero a 0,346 en enero de este año, situándose así por encima de la media nacional (0,340 euros). Cabe añadir, si hablamos de precios, que el ovino también creció al pasar de 0,892 a 0,979 euros entre enero y diciembre. No obstante, la percepción media en el conjunto del país se situaba a finales de año en 1,036 euros.
Gabriel Delgado (UPA) aboga por impulsar nuevas «movilizaciones», sobre todo tras el «gol» de la PAC
El caprino, por su parte, también pierde presencia en el campo regional aunque sea en menor medida. A lo largo del último ejercicio, ocho ganaderos dejaron de realizar entregas por los mismos motivos que adolecen los otros dos subsectores lácteos. En cuanto a precios, se registró una ligera bajada que remató el año con una media de 0,836 euros por litro mientras el cómputo global de todas las comunidades era de 0,815.
Dado el actual contexto de crisis económica y teniendo en cuenta que la leche de vaca es la que más consumida entre la población, los productores y algunos sindicatos como UPA manifestaron recientemente su malestar con la industria y los contratos que esta ofrece sin tener en cuenta los costes fijos que deben asumir las explotaciones. A este respecto, el secretario general de UPA en Burgos, Gabriel Delgado, se muestra partidario de impulsar «movilizaciones», sobre todo a raíz del «recorte de la PAC, otro gol que nos han metido» aprovechando que con el Covid de por medio «la gente no se puede movilizar».
En la misma línea, el coordinador provincial de COAG, Cristian Martínez, señala que «la España vaciada esta totalmente abandonada» porque solo se la nombra «cuando hay elecciones».

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