La nueva reglamentación está en marcha desde este fin de semana y obliga a las grandes superficies de supermercados a adecuar la exhibición de productos para facilitar a los clientes acceder a mejores precios.

Este fin de semana comenzó a regir la Ley de Góndolas, por lo que los supermercados y mayoristas de todo el país, cuya superficie sea igual o mayor a 800 m2, deben exponer sus productos a la venta según lo establecido por la nueva reglamentación, que busca que en los comercios haya una oferta más variada de marcas y precios.

Vale aclarar que los establecimientos tuvieron cerca de un mes para adaptarse a las actuales exigencias que los obligó a reordenar la mercadería.

La ley, en sus puntos más importantes, establece que los artículos de menor precio “deberán encontrarse a una altura equidistante entre el primero y el último estante”.

Esto beneficiará a diferentes marcas de leche, manteca, queso, yogur, tapas de tarta y de empanadas, puré de tomate, pan rallado, harina, yerba, azúcar, dulce de leche, jabón de tocador, champú, pañales, jabón en polvo y líquido, lavandina y papel higiénico, entre otros.

Sobre este punto, el Gobierno aclaró que entrarán en esta clasificación todos “aquellos que, conforme la unidad de medida, posean el precio de lista más bajo ofertado al consumidor final con carácter no transitorio”. Es decir, no aplica para los que tengan algún descuento especial.

Por otra parte, ninguna empresa podrá contar con un espacio en góndola superior al 30%, aunque los alimentos, bebidas y demás bienes incluidos en el Programa Precios Cuidados no serán tenidos en cuenta para el cálculo del lugar asignado a cada marca, por lo que es posible que una compañía tenga más que ese porcentaje máximo.

Tampoco se consideran para la cuenta los exhibidores especiales, por lo que se especula con que -si el espacio de la cadena lo permite- este tipo de presentaciones crecerá.

Asimismo, los supermercados tendrán que contar con un mínimo de cinco proveedores para cada categoría de producto (la marca propia de cada cadena contará como proveedor) y el 25% del espacio en los anaqueles estará reservado para las micro y pequeñas empresas, mientras que otro 5% será reservado para firmas de la denominada “economía popular”.

Para controlar el cumplimiento de esta norma las autoridades nacionales enviarán inspectores a los locales, quienes tendrán en su poder los planos que cada cadena comercial envió al Gobierno con la nueva distribución que se implementará para evitar sanciones.

Anticipan problemas

Desde diferentes grupos de supermercados alcanzados por la normativa vienen admitiendo no tener margen para pedir una prórroga en la aplicación de la ley. Por eso ya modificaron varios de sus locales al esquema legal para ir “derramando” el nuevo formato al resto de sus sucursales.

De todos modos, advierten que la adaptación será gradual y que cuando comiencen a correr los tiempos legales no todas las categorías de productos estarán en condiciones de cumplir con los reclamos de la legislación.

Las principales trabas se encuentran en algunos productos en los que no se llegará a cumplir con la obligación de contar con más de cinco proveedores, tal como lo indica la Ley de Góndolas, como en el caso del pan lactal o en categorías del sector de higiene personal y de repelentes.

Otra de las demoras se puede dar en la incorporación de proveedores Pymes, ya que dar de alta un cliente forma parte de una tarea que en los supermercados califican de complicada por la cantidad de requisitos legales e impositivos que deben cumplir las empresas que quieran convertirse en proveedor de un híper.

Los estándares de calidad exigidos por los súper son otro de los frenos que impiden el ingreso de nuevos proveedores entre las medianas y pequeñas empresas que muchas veces no cumplen con esos requisitos y deben encarar costosas inversiones para adecuarse que en la actualidad no son fáciles de planificar.

En la medida en que estos problemas no encuentren soluciones inmediatas en las cadenas advierten sobre la posibilidad de que las góndolas muestren huecos o vacíos vinculados a la ausencia de mercadería provista por los proveedores que deberán sumarse.

También anticipan en las empresas que podrían generarse faltantes de marcas fabricadas por los grandes proveedores, ya que tendrán menos espacio en las góndolas con mayor demanda, por lo cual se acabarán más rápido sin que se pueda garantizar la reposición en tiempos adecuados.

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