Veremos dos caras de una misma moneda: por un lado la tecnología invertida en los establecimientos lecheros tales como instalación de robots en la guachera hasta cruzar razas lecheras para que se adapten mejor a cuestiones como el cambio climático.
Pero este tipo de soluciones son individuales de parte de empresas o productores como respuesta a problemas de su entorno.
La segunda cara tiene que ver con el colectivo de no poder encontrarle el rumbo a la lechería. Meprolsafe intenta reavivar un debate pendiente desde 2002 : cómo se cobra la leche, ya que tamberos no cobran bien porque venden por cantidad y no por calidad. Si uno quiere hacer una leche mejor ¿La pagarían?
El eterno contraste entre historias individuales que valen oro en un entorno que se cae a pedazos porque no resuelve hacia dónde vamos como colectivo.