Como ocurre con la carne, la leche es un producto de la canasta básica que se exporta -lo hace en forma de leche en polvo- y cuyo precio internacional hoy se ubica en valores superiores a los del promedio de la última década. Sin embargo, esos buenos precios internacionales no han incidido en un aumento en las góndolas argentinas debido a un exhaustivo control de precios que el Gobierno viene implementando desde marzo del año pasado. Las empresas que pueden exportan más, pero el mercado local no se vio desabastecido por el momento.
De todos modos, en los últimos tres meses, pese a los Precios Máximos, los lácteos comenzaron a picar en punta en materia de subas de precios. Comenzaron tímidamente en febrero y entre marzo y abril treparon, según el producto, entre 10% y 20%, como consecuencia de un control excesivo que comenzó a tener infinidad de filtraciones.
En este contexto, para “evitar medidas que afecten la exportación” -según le advirtieron los funcionarios a los empresarios- y ante el inminente vencimiento del programa de congelamiento el 15 de mayo y el reclamo de las empresas para que finalice, comenzó una negociación entre las distintas cámaras que agrupan al sector y el Gobierno para aumentar la cantidad de productos lácteos en el programa Precios Cuidados, cuyos precios se ajustan trimestralmente.
Con este acuerdo encaminado, y sin sorpresas en los precios de los productos que ya no están bajo Precios Máximos, no habría sorpresas. Sin embargo, la tentación de recurrir a mecanismos de control de las exportaciones en este tipo de sectores donde hay competencia con el mercado local está siempre latente
Finalmente, la semana pasada el Gobierno prorrogó el congelamiento de precios pero deslistó varias categorías de lácteos: leche infantil; queso rallado y queso crema; crema de leche; dulce de leche; manteca y margarina; y yogur, postres y flanes. En todos los casos, autorizó subas de 7%. Así, las autoridades cumplieron con su parte, por lo que ahora resta que se firme el acuerdo para que el sector garantice el abastecimiento de productos lácteos en el programa oficial.
Según trascendió, el acuerdo consistiría en un “compromiso de la cadena láctea en aportar 40 millones de litros -convertido en producto- mensuales a un precio que en algunos casos cubre el costo, pero en otros está por debajo”, dijo una fuente de la industria. “Es un esfuerzo que estamos dispuestos a hacer con la condición de que nos saquen de Precios Máximos”, agregó el empresario del sector. Hoy Precios Cuidados tiene mucho menos que eso; el nuevo acuerdo incluiría productos que hoy no están, entre postres, yogures, leches, leche chocolatada, distintos tipos de quesos, entre otros.
Con este acuerdo encaminado, y sin sorpresas en los precios de los productos que ya no están bajo Precios Máximos, no habría sorpresas. Sin embargo, la tentación de recurrir a mecanismos de control de las exportaciones en este tipo de sectores donde hay competencia con el mercado local está siempre latente. Y cuando los márgenes son ajustados, las compañías que tienen una estructurada adaptada para el comercio exterior potencian ese negocio. De hecho, en los últimos meses las ventas de lácteos al exterior se incrementaron.
La producción láctea en la Argentina asciende a 11.500 millones de litros, de los cuales el 20% se exporta. De ese porcentaje, la mitad corresponde a leche en polvo, y el resto a quesos, sueros y proteínas. El valor de la leche en polvo hoy se ubica en torno a los USD 3.650 la tonelada y se venden al mundo 1.500 millones de litros.
“El sector lácteo es candidato porque si uno repasa la evidencia histórica, el kirchnerismo ya intervino ese mercado, con herramientas parecidas a las de hoy, con cupos, con presiones, con aumento de retenciones. Por ahora se viene salvando, pero había mucha producción de lácteos en el mercado interno, lo que en cualquier momento eso puede cambiar porque los tamberos están mal. En cuanto a las exportaciones, vienen en alza, pero aún sin complicar el mercado interno a los precios actuales”, opinó ante la consulta de Infobae el economista jefe del IERAL, de la Fundación Mediterránea, Juan Manuel Garzón.
Por su parte, el economista jefe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de la Argentina (FADA), David Miazzo, si bien recordó que entre 2006 y 2015 el sector lácteo estuvo intervenido como el cárnico y los mercados de trigo y maíz, con los ROE, consideró que “sería raro que ahora intervengan el sector lácteo de la misma manera que el de la carne porque se trata de un mercado más concentrado, con pocas empresas que manejan el negocio de la leche fluida y que pueden controlar”. “En este mercado, es mucho más fácil o más directo generar precios cuidados o máximos que una intervención del mercado de exportación. Pero la posibilidad sigue abierta”, afirmó el analista a este medio.