Sobre la mesa había “leches” de todo tipo y color, pero ciertamente no todas eran “leches”. Había sí leche de vaca (entera, descremada y con el agregado de Omega 3), pero también había bebidas de origen vegetal que técnicamente no pueden ser denominadas como leche. Había bebidas a base de maní, a base de arroz y a base de almendras. Y todas ellas tenían en cartelito que decía “leche de…”
Mirá el bloque en el TV Pública:
“No existe tal cosa como ‘leche alternativa’. Sería un oxímoron”, determinó la productora en su cuenta de Twitter, donde además citó los artículos del Código Alimentario Argentino que le dan la razón, pues el término “leche” solo puede ser utilizado para denominar el fluido que proviene de los mamíferos.
En el Capítulo 8° de ese Código, que es una suerte de Biblia de los alimentos y sus ingredientes y se basa en tratados internacionales como el Codex Alimenticio, define textualmente que:
“Artículo 553 – (Res 33, 13.9.06) Con la designación de Alimentos Lácteos, se entiende la leche obtenida de vacunos o de otros mamíferos, sus derivados o subproductos, simples o elaborados, destinados a la alimentación humana”.
“Artículo 554 – (Res 22, 30.01.95) Con la denominación de Leche sin calificativo alguno, se entiende el producto obtenido por el ordeño total e ininterrumpido, en condiciones de higiene, de la vaca lechera en buen estado de salud y alimentación, proveniente de tambos inscriptos y habilitados por la Autoridad Sanitaria Bromatológica Jurisdiccional y sin aditivos de ninguna especie”.
El asunto parece banal, pero para los productores de leche genuina, la de vaca, es un asunto crítico y amenazante, pues si los extractos realizados a partir de vegetales comienzan a ser denominados como “leches” (como sucedió en la mismísima televisión pública), entran a competir directamente contra el consumo de su producto, cuando son sustancias completamente diferentes.
Algo parecido sucede con los nuevos alimentos elaborados en laboratorio o a partir de proteínas vegetales, y que a veces son presentados como “carne” y hasta son vendidas como hamburguesas. Los ganaderos se quieren matar con esta ofensiva publicitaria, que se vale de vocablos que tienen una larga tradición de uso para denominar a sus productos y no a otros bien distintos.
“Quienes denominen como leche a líquidos provenientes del mundo vegetal cometen infracción al Código Alimentario Nacional, usufructuando así de las propiedades únicas e irrepetibles de la leche de vaca. Es un delito. Los tamberos y la cadena láctea se ven perjudicados”, enfatizó Passerini.
¿Y por qué los tambos de bovinos se han apropiado de la palabra “leche” si también se ordeñan cabras, ovejas y hasta burras?
Para esos casos el Código Alimentario también tiene una definición precisa: “La leche proveniente de otros animales deberá denominarse con el nombre de la especie productora”, explica. Así, leche de cabra o leche de oveja son denominaciones correctas, pero jamás se debería poder hablar de una leche de almendras o de maní, pues estos granos no se ordeñan.
¿Y cómo deberían presentarse estos líquidos blanquecinos que parecen leche pero no lo son?
En esta nota del sitio InfoAlimentos, se explica que las bebidas a base de vegetales se deben denominar bajo la categoría “bebida analcohólica a base de…”.
De acuerdo al Artículo 996 del CAA, se entiende por bebidas sin alcohol o bebidas analcohólicas, las bebidas gasificadas o no, listas para consumir, preparadas a base de uno o más de los siguientes componentes: jugo, jugo y pulpa, jugos concentrados de frutas u hortalizas, leche, extractos, infusiones, maceraciones, percolaciones de sustancias vegetales contempladas en el presente Código, así como aromatizantes / saborizantes autorizados. No deberán contener alcohol etílico en cantidad superior a 0,5% en volumen.
Y en los casos cuyos componentes no se correspondan con lo establecido en este Artículo 966, el producto se podrá denominar “alimento líquido a base de…”.
La TV Pública, en los cartelitos presentados en dicho bloque, debería haber puesto “alimento líquido a base de almendras, de arroz y de maní”. Eso hubiera sido lo correcto.
La dirigente lechera de CRA aprovechó para recordar que “un vaso de leche (200 ml) aporta un 30% de la dosis diaria de calcio recomendado, un nutriente que ayuda a formar y mantener huesos y dientes fuertes, además de su rol en la función nerviosa, en la contracción de los músculos y la mantención de la presión arterial normal. Esa cantidad aporta además un porcentaje importante de las recomendaciones diarias de otros nutrientes fundamentales como: potasio (11 %) y fósforo (20%)”
Pero… ¿De qué leche hablaría?