El retorno al crecimiento de la productora de alimentación presente en vending está motivado por el enfoque en la producción y la entrega, con continuas renovaciones de la carteta principal y la innovación.

La crisis sanitaria causada por la COVID-19 ha marcado un antes y un después en los patrones de consumo. Durante el confinamiento, la industria se ha visto afectada por la poca afluencia en lugares públicos y espacios de trabajo y, a pesar de ello, ha continuado ofreciendo su servicio en aquellos espacios que se han mantenido abiertos.

Mediante la distribución automática, Danone ha visto una oportunidad de llegar de forma segura al usuario final, por lo que apuesta decididamente en el sector del vending; poniendo al alcance del consumidor toda una variedad de propuestas que respondan a diferentes momentos de consumo, con la seguridad y el control que abanderan este canal de venta.

Estas y otras innovaciones han tenido su eco en la facturación de la multinacional, recogiendo, de nuevo, un aumento de las ventas en el segundo trimestre de 2021: 6.171 millones de euros que se traducen en un incremento del 6,6% en términos comparables (LFL) y del 3,6% en términos reportados.

Así, las iniciativas de precios selectivos, junto a una gestión más eficiente de la combinación de productos compensaron la inflación producida en consecuencia a la crisis sanitaria, posicionando el margen operativo recurrente en el 13,1%.

Por otro lado, la compañía ha confirmado un flujo de caja libre que alcanzó los 1.000 millones de euros en el primer semestre, y nuevos avances en la gestión de la cartera con la cesión de la participación en Mengniu y la venta de Vega.

Los resultados también se han visto influenciados por el lanzamiento por parte de Danone de un programa de recompra de acciones de hasta 800 millones de euros en la segunda mitad del año.

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