El observatorio OCLA difundió las principales conclusiones de este informe que se espera con particular interés en el mundo lácteo, puesto que es uno de los más calificados análisis de proyección que abarca a todas las lecherías importantes del planeta, entre ellas la de nuestro país.
Respecto al panorama general de Sudamérica, Rabobank indicó que “los desafíos relacionados con el clima y el aumento de los costos de los insumos están reduciendo los márgenes de los productores, lo que provoca una desaceleración del crecimiento de la producción”. Específicamente para Argentina, la entidad señaló que “se espera un crecimiento general de la producción de leche de alrededor del 2% en 2021, en comparación con 2020, con un segundo semestre de 2021 mucho más débil”. Esto contrasta con las estimaciones privadas y oficiales que indicaban que el crecimiento estaría hacia final de año entre un 4 y un 5%.
En su análisis, la entidad financiera holandesa, argumenta diciendo que “la rentabilidad de los productores lecheros está nuevamente bajo presión, debido a que los precios en tranquera se han desacelerado por debajo de la inflación general del IPC, lo que está reduciendo la rentabilidad de los productores y, en parte, contribuye a una ralentización del crecimiento de la producción de leche”.
Dicha “ralentización” de la producción de leche “se está intensificando y es posible que se produzcan descensos en algunos meses durante el tercer y cuarto trimestre”, estima Rabobank.
FACTORES CONDICIONANTES
Argentina está experimentando condiciones más secas en cuanto a la sequía y esto también es factor de análisis. “La sequía en Brasil también está afectando los niveles de las vías fluviales y agregando costos logísticos a los productores de granos. El tiempo seco ha reducido la calidad de los pastos en algunas regiones productoras de lácteos, lo que ha añadido una mayor dependencia de los alimentos concentrados complementarios”, indica el reporte internacional para esta parte de Latinoamérica.
“Los alquileres de la tierra han disminuido levemente debido a que los precios internos de la soja han disminuido desde los máximos registrados en mayo, aliviando en parte algunos costos para los productores”. Aproximadamente, “la mitad de toda la tierra destinada a la producción lechera se alquila en Argentina, y los alquileres deben pagarse en términos equivalentes a la soja. Por lo tanto, las recientes caídas en los precios de la soja son bienvenidas, tanto para los costos de alimentación como para el alquiler de tierras”, afirma Rabobank.
Otro de los factores destacados en el análisis, es que “mientras el peso argentino sigue perdiendo valor en el mercado paralelo y se acerca a los $ 180 por dólar, el tipo de cambio oficial permanece artificialmente fuerte a $ 100 pesos; lo que impacta en los costos de insumos importados como los fertilizantes y también castiga a los exportadores, con menos pesos generados por cada dólar de lácteos vendido”.
La entidad destacó que las exportaciones de lácteos argentinos han aumentado en términos de volumen y en términos de dólares más del 20% en 2021, que la demanda interna de lácteos se mantiene estable, y que los subsidios gubernamentales para la compra de alimentos han sido favorables para sostener el consumo interno. Este punto sin embargo, contrasta con el dato de julio de la Dirección Nacional Láctea, que informó que el mercado interno ha caído sensiblemente en cuanto a la venta de productos lácteos.
Sin embargo, Rabobank señala a esta política social como un factor generador de inflación que sólo alimenta una rueda viciosa en el mercado doméstico: “la fuerte inflación y la disminución de los ingresos reales se ven compensados por un amplio gasto público en forma de transferencias de efectivo y alimentos subsidiados, pero que alimenta la inflación. Los consumidores de menores ingresos mantienen las compras de alimentos, pero la clase media, con acceso limitado a los subsidios, está pasando por un momento difícil debido a la inflación de la canasta que permanece obstinadamente alto en más del 50% anual”.
PANORAMA GLOBAL DE CAUTELA
En el reporte general para la lechería mundial, Rabobank destaca algunos eventos y tendencias que pueden proyectar un escenario futuro hacia 2022 y lo que resta de este 2021.
La “racha prolongada de crecimiento ininterrumpido (de producción de leche), esperamos que continúe pero a un ritmo más lento, con una tasa de crecimiento sostenible sin volverse demasiado onerosa para los mercados”, pero advierte que “cualquier desaceleración en la demanda global conduciría rápidamente a la acumulación de inventarios”. En este sentido, para el gran comprador de lácteos, China, pronostica menores importaciones interanuales en el segundo semestre de 2021 y todo 2022, debido a la creciente producción nacional y las abundantes existencias actuales. “Esta presión se sentirá en 2022, inicialmente en Oceanía, pero eventualmente ondulando a través de los mercados lácteos globales”.
Por esta razón, y a pesar de que esta semana se actualizaron a la suba los precios internacionales en el Global Dairy Trade, traccionando los mercados de futuros en Nueva Zelanda, Rabobank estima que “es probable que haya quedado atrás el pico a corto plazo de los precios mundiales de los productos lácteos, ya que los precios se enfriaron en el segundo trimestre y dependerán en gran medida de la demanda de importaciones durante el resto de este año, con todos los ojos en China como una fuente de riesgo a la baja”.
EL PROBLEMA LOGÍSTICO
Finalmente, un capítulo que viene preocupando al mercado internacional, incluido el argentino, es apuntado por Rabobank como un particular obstáculo del negocio global.
“Las interrupciones logísticas continúan y los costos de transporte se han disparado, los problemas de disponibilidad de contenedores continúan causando dolores de cabeza a los exportadores; las políticas agresivas de bloqueo de tolerancia cero para los casos de Covid en China han llevado, y podrían continuar, conduciendo a cierres esporádicos de puertos, lo que empeora las cosas”. Sin embargo, “a pesar de los problemas logísticos, mejoró la demanda mundial de importación de productos lácteos en un 6% en términos de volumen de producto interanual entre enero y mayo, con China, registrando un aumento interanual del 31% en el volumen de importación durante la primera mitad del año”.