Sin embargo, el estándar establecido por el Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) de Naciones Unidas considera que los eructos de los vacunos son tan o más peligrosos que las emisiones de origen fósil. De todas maneras, aun siguiendo el criterio del IPCC, el impacto de los rumiantes en el hemisferio sur es muy limitado respecto del total de gases de efecto invernadero producido en el hemisferio norte.
A pesar de eso, los que definen las reglas de juego globales ya decidieron que las naciones de base ganadera –aunque individualmente tengan emisiones insignificantes– tienen un gran problema y, como tal, debe ser solucionado.
En ese marco, diferentes grupos de investigación están buscando alternativas para reducir la emisión de metano por parte de los rumiantes, uno de los cuales es coordinado por la corporación holandesa DSM, que acaba de recibir la aprobación regulatoria, por parte de las autoridades brasileñas y chilenas, para comercializar un aditivo alimentario reductor de metano para rumiantes, cuya denominación comercial es “Bovaer”.
Se trata de los primeros dos países en el mundo en aprobar el aditivo, el cual, según asegura DSM, requirió más de diez años de investigación con 45 ensayos realizados en 13 países de cuatro continentes, lo que permitió generar 48 estudios revisados por pares publicados en revistas científicas independientes.
Un ensayo de carne con Bovaer en la Universidad Estatal de San Pablo (UNESP) en Brasil, realizado en 2016/17, mostró reducciones de emisiones de metano entérico de hasta un 55%, afirma un comunicado de DSM.
“Sabemos que Argentina y Uruguay son importantes productores de carne. Esperamos llevar pronto esta solución también a estas regiones y colaborar con los sectores agrícolas, así como en Brasil y Chile, para reducir aún más su huella de carbono”, expresó la corporación holandesa.
¿- Cuál es el costo de Bovaer? – preguntamos a la agencia de prensa de DSM
– No difundimos los valores de los productos individuales, ni para Bovaer ni para ningún otro. El producto se centraría en el segmento premium del mercado, donde los consumidores y procesadores están dispuestos a pagar más por un producto más ecológico. Debemos considerar los costos de capital, los costos operativos y el tiempo de impacto. Habrá diferencias regionales basadas en el impacto que podamos crear y los costos de distribución y administración locales. Bovaer logra resultados en 20 minutos y, por lo tanto, es muy eficaz como herramienta para producir un impacto a corto plazo.
La no-respuesta permite advertir que no se trata precisamente de un producto económico, algo inofensivo si es voluntario, pero preocupante si la Unión Europea – tal como aplicará en el caso del cemento, electricidad, fertilizantes, hierro, acero y aluminio– decide en algún momento cobrar un “arancel de carbono” a la carnes importadas.
– ¿Cómo se administra? –quisimos saber.
– Las vacas producen gases de hidrógeno y dióxido de carbono como subproductos de la digestión/fermentación del rumen. Los microorganismos en el estómago de una vaca contienen una enzima que convierte estos gases en metano. Bovaer, cuando se agrega al alimento actúa suprimiendo esta enzima, por lo que la vaca comienza a producir significativamente menos metano. Bovaer se activa de inmediato y es completamente reversible en cualquier momento. Cuando se suspende el uso, la producción de metano vuelve a su nivel original. Bovaer está elaborado con dos ingredientes naturales: ácido nítrico y alcohol de base biológica. Después de suprimir la producción de metano en el estómago, se descompone en compuestos ya presentes en el rumen y es procesado por el sistema digestivo del animal y los procesos metabólicos normales. Bovaer se produce calentando dos ingredientes naturales para unirlos en forma líquida. Luego, el líquido se convierte en polvo para un uso conveniente como aditivo alimentario.
La corporación asegura que sólo un cuarto de cucharadita del aditivo por vaca por día reduce consistentemente la emisión de metano entérico en al menos un 30% para las vacas lecheras, mientras que en el caso de bovinos para carne esa proporción sería mayor. No parece mucho, siempre y cuando, claro, no haya que hipotecar el tractor para comprar una bolsa.