La ola de renuncias anunciadas ayer por funcionarios que responden más a Cristina que a Alberto puso en rojo el mapa político.
La jugada la comandó el ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro, el primero en anunciar que ponía su renuncia a disposición de Alberto. Lo siguieron inmediatamente el titular de Justicia, Martín Soria, el de Ciencia, Roberto Salvarezza, y el de Cultura, Tristán Bauer.
Lo mismo hicieron otras dos funcionarias claves del kirchnerismo: la titular de Anses, Fernanda Raverta, y la del PAMI, Luana Volnovich.
Más tarde hicieron lo propio otros funcionarios kirchneristas como la secretaria de Comercio Interior, Paula Español; y el titular de Aerolíneas Argentinas, Pablo Ceriani. Otros que habrían puesto su renuncia a disposición serían Juan Cabandié (ministro de Ambiente), Juan Martín Mena (viceministro de Justicia), Horacio Pietragalla (secretario de Derechos Humanos) y Martín Sabatella (titular de Acumar).
Cuando el vacío de poder ya era evidente comenzaron los diferentes sectores a hacer sus especulaciones y una parte de los empresarios lácteos sonrieron al ver el nombre de la aún secretaria de Comercio Interior, Paula Español, que tuvo fuertes roces con la industria que se calmaron con la firma del acuerdo de Precios Cuidados alcanzado hace algunos meses.
Es que no ha sido buena la relación, en especial durante el primer año de gestión donde la imposición de “Precios Máximos” produjo un atraso de precios durante todo 2020 que recién ahora se está recomponiendo en algunos productos.
Pero más allá de esos gestos de complacencia con la posible renuncia, hay marcada preocupación con la inestabilidad política que pueda seguir a estos movimientos internos del gobierno.
Es por eso que nadie se anima siquiera a plantearse si estos movimientos serán para bien o para mal, pero la sonrisa apareció en varios rostros.