Según datos de la Dirección Nacional de Lechería elaborados en base a información proporcionada por 370 industrias lácteas, el mes pasado el precio promedio ponderado recibido por los tambos argentinos fue de 32,5 pesos por litro, lo que muestra una mejora intermensual de sólo 1,1% por ciento, cuando la inflación minorista en el período fue del 2,5%.
La leche promedio argentina en agosto pasado registró una composición de sólidos (grasa + proteína) promedio de 7,13%. Las partidas con niveles superiores a 7,36% y elevados estándares sanitarios, recibieron un valor promedio de 35,7 pesos por litro.
Afortunadamente, el valor del maíz se planchó en los últimos meses –producto en buena medida del ingreso de una gran cosecha de maíz tardío–, con lo cual la relación maíz/leche se mantiene en niveles superiores a los vigentes en el primer semestre de 2021, aunque siguen lejos de los presentes durante 2019 y el primer tramo de 2020.
Todas estas consideraciones, sin embargo, resultan insuficientes para los empresarios tamberos que no cuentan con una gran escala. Marisa Boschetti, referente lechero de Federación Agraria (FAA), dijo que “lamentablemente el precio de la leche vuelve a plancharse y además los pequeños productores no estamos percibiendo ese precio promedio, sino un poco menos”.
La productora cordobesa dijo que “la mejora del precio se frena porque hay más producción estacional”, pero que, “como las exportaciones están abiertas, eso no debería influir”.
Boschetti destacó que en las actuales condiciones los tamberos más pequeños volverán a tener números en rojo porque tendrán dificultades para encarar la suba de insumos dolarizados necesarios para implantar pasturas o sembrar maíz. “Tenemos inflación en dólares y así se hace muy difícil seguir: la implantación de pasturas de una año a otro aumentó 15% a 20% medida en dólares”, expresó.
Además comentó que, para evitar la continua salida de los productores más chicos de la actividad, es necesario tener algunas certezas respecto de lo que se va a cobrar. “Necesitamos saber cuán previsible puede ser el mercado con al menos a seis meses de anticipación, porque en estas condiciones es difícil continuar”, manifestó. Si bien el Matba Rofex desarrolló un contrato futuro de leche cruda para brindar mayor certidumbre a los actores del negocio lechero, el mismo no prosperó por falta de interesados.
En la misma línea se expresó el productor de la localidad bonaerense de Lobos, Gustavo Augel, quien comentó que “ya perdimos dos puntos este mes respecto a la inflación, mientras que el mes pasado perdimos otro, y eso te traba porque nos entramos en la etapa en la que se generan las reservas (forrajeras) para la próxima campaña y con insumos que aumentan el doble de lo que sube la leche se complica demasiado”.
Augel estima que la suba de precios se frena en parte “por el excesivo poder dominante de la industria en la cadena; necesitamos que se cumplan reglas comerciales y que nos den previsibilidad”.