En una carta dirigida a presidentes de 50 países, entre ellos el de España, llaman a reducir los precios de frutas y verduras y recuerdan que la ganadería emite más CO2 que la producción de vegetales.

Más de 80 organizaciones sociales y económicas han firmado conjuntamente una carta abierta instando a medio centenar de líderes mundiales a aumentar los precios de la carne y los lácteos para desincentivar su consumo, y al mismo tiempo reducir los precios de las frutas y verduras. El documento se dirige a los presidentes de los 50 países más consumidores de carne y lácteos, entre ellos el de España, Pedro Sánchez, junto a otros mandatarios como Joe Biden, Angela Merkel, Mario Dragui, Emmanuel Macron o Xi Jinping.

La campaña, lanzada por la True Animal Protein Price Coalition (TAPP), llama a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), derivadas de la alimentación, mediante la introducción de un gravamen sobre la carne y los lácteos, ayudando así a reflejar su coste real, señala ProVeg International, una de las entidades firmantes. Esta asociación alude a un estudio realizado en Alemania el año pasado que descubrió que la carne debería costar aproximadamente dos veces y media más de lo que cuesta actualmente, en función de su impacto en el medioambiente.

La carta abierta ha sido firmada conjuntamente por organizaciones que representan a más de 5.000 empresas, inversores, bancos, agricultores y organizaciones juveniles y alimentarias en 100 países, así como por ONG que trabajan en temas relacionados con el bienestar animal, el clima, el medioambiente, la naturaleza y la salud pública.

CUMBRE SOBRE LOS SISTEMAS ALIMENTARIOS

El documento se presentará a los líderes mundiales que se reúnan en la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios de las Naciones Unidas en Nueva York el 23 de septiembre, antes de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), que se celebra en Glasgow en noviembre. La misiva se ha redactado a raíz del reciente informe del IPCC que describe la emergencia climática como una alerta con “código rojo”.

Junto a ProVeg International, la lista de signatarios incluye a YOUNGO (la Unidad de Juventud de la CMNUCC), Ecopreneur (compuesto por 3.000 empresas europeas), Triodos Bank, la Unión Vegetariana Europea y 50by40.org, una red global de 60 organizaciones que tiene la misión de reducir el consumo de carne el 50% para 2040.

“Ahora que estamos más informados sobre el plástico de un solo uso, los combustibles fósiles y muchas otras prácticas desastrosas para el medioambiente. La fijación del precio del carbono de los alimentos representa un cambio similar en la conciencia y ayudaría a abordar tanto la crisis climática como la crisis de salud mundial. No existen argumentos razonables en contra”, recuerda Jasmijn de Boo, vicepresidenta de ProVeg International.

Para Jeroom Remmers, director de TAPP Coalition, “unos niveles más bajos de consumo de proteína animal no solo mejorarán la salud pública nacional en la mayoría de los países y, por lo tanto, reducirán los costes en salud, sino que simultáneamente reducirán las emisiones globales de gases de efecto invernadero y la pérdida de biodiversidad”. “Si el consumo mundial de carne y lácteos se mantiene en sus niveles actuales, e incluso aumenta, será imposible evitar que las temperaturas globales aumenten a niveles peligrosos”, añade.

IMPUESTOS A LA CARNE EN EL SÚPER

La Coalición TAPP defiende “precios e impuestos justos para que la producción y el consumo de carne y lácteos sean más sostenibles”. Si bien gobiernos como el de Nueva Zelanda, por ejemplo, habían descartado previamente los impuestos específicos a la carne o los lácteos, recientemente dictaminaron en sentido contrario, acordando que los productores de carne y productos lácteos tendrán que pagar por sus emisiones de gases de efecto invernadero para 2025.

Alemania y los Países Bajos, están considerando establecer impuestos sobre la carne directamente en los supermercados

Otros países, como Alemania y los Países Bajos, están considerando establecer impuestos sobre la carne directamente en los supermercados, utilizando los ingresos fiscales para apoyar a los agricultores, explica ProVeg. En 2011, España aumentó el tipo del IVA sobre la carne al 10% y redujo el tipo sobre las verduras y frutas al 4%.

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