Ella sabe el nombre de cada una de sus cabras, sabe sobre los cabritos que han parido, sabe sus edades y sabe hasta de las madres que rechazan a su cría. Junto a su marido, ahora, están preparando biberones cada dos horas para poder dar la leche a los nuevos cabritos recién nacidos.

La historia de Graciela Traverso, emprendedora y productora desde hace siete años, a cargo del establecimiento «Las Chivas» del Paraje Las Golondrinas es una de las tantas que no se esfumaron por el fuego del 9 de marzo pasado. Se puso de pie y, aunque aún no tenga energía eléctrica, fueron estos animales de granja los que la obligaron a salir adelante. Y volver a empezar.

El 9 de marzo, cuando el fuego comenzó a toda voracidad, perdió su casa, plantaciones, murieron más de 100 gallinas y sólo las cabras madres, que estaban recién paridas y con sus ubres llenas, se amontonaron en un rincón y se salvaron del fuego. Graciela fue evacuada y, a primera hora del día 10, fue a su chacra junto con su esposo y allí fueron recibidos con los balidos de las cabras. Sin pensarlo, empezaron a ordeñarlas como pudieron.

Y hoy quieren volver a salir adelante con la comercialización de los productos que generan estos animales: leche, queso, manteca, dulce de leche.

En estos momentos, las cabras están recién paridas. El último fin de semana nacieron cabritos, una de las cabras parió trillizos. En el corral, se observa el contraste de la tristeza de árboles quemados y negros con la alegría de las cabras y sus crías.

Graciela recibió a EL CHUBUT en su establecimiento y contó que «recibimos mucha ayuda del Inta ya que nos tomaron como proyecto de producción y trajeron un aserradero móvil, así que pudimos sacar todos los árboles porque desde la línea del corral para adelante eran todos árboles. Así que con esa madera hicimos los corrales y el techo de la casa nueva», señaló.

Además «tenemos el proyecto de la sala de ordeñe, atrás de la sala de elaboración, y están viniendo a armar una cabreadas; la sala de ordeñe es provisoria. La que teníamos armada la perdimos».

TODAS LAS CABRAS SE SALVARON

En estos momentos «tenemos 23 cabras madres. Nosotros las criamos, elaboramos queso de cabra, queso de vaca cuando compro leche.

«Todas las cabras se salvaron. Estaban debajo de todos los cerezos. Nosotros habíamos visto el fuego por la ladera del Piltri, pero no el de acá atrás; estamos poniendo las bombas para empezar a mojar y estos amigos que están más arriba nos trajeron un par de cabras y las teníamos, suponíamos que si ellos nos traían sus animales era porque acá no iba a llegar. Así que empezamos a mojar. A los 25 minutos llegaron los amigos, llegaron a los gritos, diciendo que teníamos que salir. Cuando salíamos teníamos el fuego enfrente, pero no lo veíamos. Sólo pudimos agarrar a los perros y los subimos a las camionetas, no pudimos agarrar a los gatos. Y a las cabras les abrí todos los corrales, les trabé las tranqueras y las dejé sueltas. Y me fui. Volví a las 6 de la mañana del día siguiente y acá no había nada, sólo estaban las cabras».

Perdió todo. El gallinero de 170 metros cuadrados con 120 gallinas, de las cuales quedaron 7; perdió todos los frutales, la huerta y sólo las cabras «se quedaron debajo de los cerezos, no quedaba un solo alambre en pie, y ellas se refugiaron ahí a esperarnos».

“NO PUEDO ELABORAR”

Además de Inta, recibieron ayuda del Municipio, y de sus amistades. Enseguida «recibimos un módulo para vivir, ya que perdimos todo; menos las cabras y la sala de elaboración. Y ahí nos instalamos a vivir. Tuvimos mucha ayuda, desde lo económico, lo humano, las manos que recibimos para ordenar todo».

Pero desde el 9 de marzo a la fecha, no puede elaborar nada. «Suponíamos que íbamos a poder elaborar mucho antes, aún no podemos elaborar. Yo insisto en apurar los tiempos, tenemos las pariciones y esto nos aboca 24 por 24, ya que ahora tenemos trillizos a los que hay que darle la mamadera, otro que la madre no lo quiere y hay que alimentarla todo el tiempo; y hay que estar las 24 horas en el corral», agregó.

Están abastecidos por generadores; y la ordeñadora la están usando con este sistema. Agradeció en este sentido la colaboración brindada por el intendente de Comodoro Rivadavia, Juan Pablo Luque, que le donó la ordeñadora.

Graciela no tiene energía eléctrica, teniendo un transformador en inmediaciones de su vivienda. Presentó toda la documentación como propietaria ante Servicios Públicos de la Provincia, pero aún no le conectan la electricidad.

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