La principal preocupación por estos días es que el país vecino ha frenado la importación de estos productos en los pasos fronterizos sin previo aviso.
“Nosotros somos Brasil-dependientes. Si Brasil se resfría, nosotros tenemos un problema grave. Y no es como Argentina que avisa con tiempo previo que va a trabar las importaciones. Brasil te traba la importación en la frontera y te deja los camiones parados entre 30 y 40 días. En productos perecederos como los lácteos eso es complicadísimo”, dijo a Bichos de Campo Fernando Ramos, gerente de Comercio Exterior de APyMEL.
Lo cierto es que esta problemática no es nueva, ya que Brasil demora el otorgamiento de licencias de forma cíclica, en varios productos que exceden a la cadena láctea como aceite, harina y azúcar.
Para el caso particular de la industria láctea, los productos que se exportan requieren de licencias no automáticas, que deben ser tramitadas 30 días antes del despacho y que son evaluadas por distintos organismos ministeriales de Brasil. Los productos que comúnmente se exportan son el queso mozzarella, el queso en barra, la leche en polvo y el dulce de leche, además de otros quesos duros y azules.
“Si mi licencia cae en un estado brasilero con superávit de leche, me la pueden cajonear. Y esa demora de 30 a 40 días me saca del mercado”, aseguró el gerente, que a continuación agregó: “Esto pasó doscientas veces. Es un manejo habitual de Brasil con Argentina. Hay una relación bilateral que no es imparcial.¿Y qué hace Argentina al respecto? Represalias no toma porque no tiene la capacidad de control que tiene Brasil”.
Un factor importante a tener en cuenta, y que agrava la situación, es que ha iniciado la primavera, momento en donde se produce entre un 25% y un 30% más de leche, lo que genera un excedente productivo.
El lector podría pensar que dicho excedente puede ser destinado hacia otros mercados, sin embargo la falta global de contenedores y el elevado precio que han adquirido los fletes -producido en parte por los desbarajustes de la pandemia durante el 2020- ha ocasionado que sea imposible trasladar esa mercadería.
Un ejemplo de esto es el envío de leche en polvo a Argelia, uno de los principales mercados de Argentina después de Brasil. Dado que el país africano compra la mercadería en puerto, el envío corre a costa del país exportador. Según APyMEL, Argentina pagaba normalmente entre 50 y 80 dólares por tonelada para llegar a ese destino, y ahora esa cifra ha escalado hasta los 200 dólares.
“Eso si conseguís el espacio. Y el precio de la leche es el precio de mercado, no podemos sumarle esos 200 dólares del envío. Aunque quisiéramos sortear el problema con Brasil y apuntar a otros mercados, hoy no tenemos forma de hacerlo”, manifestó Ramos.
¿Y qué está haciendo el gobierno frente a esta situación? Por el momento pareciera que nada y desde el sector lácteo denunciaron que el cobro del 9% de las retenciones, calculadas en base a un normal funcionamiento del mercado, los ha dejado contra la espada y la pared.
“Además Brasil nos exige, para la importación, un protocolo sanitario que es realmente complejo, y a los productos brasileros que ingresan a la Argentina, Senasa no los controla. Es ilógico el planteo”, sostuvo el gerente.
Dicho protocolo incluye las certificaciones de calidad y el registro de los establecimientos habilitados en el Ministerio de Producción de Brasil, desde donde se realiza el control comercial y sanitario para la asignación de las licencias de importación.
Frente a este panorama, APyMEL se reunirá este miércoles con funcionarios de la cartera de Agricultura, y presentará una solicitud, que también será apoyada por el Centro de la Industria Lechera (CIL), para realizar una baja de retenciones temporal hasta que pase la primavera, y para reubicar los stocks existentes en mercados abiertos para Argentina.
“El Gobierno está dedicado a hacer política y a buscar votos, y se está olvidando que hay una situación comercial que continúa”, concluyó Ramos.