Uno entiende el compromiso social que existe y las presiones que reciben las empresas que se enfrentan al poder de turno, pero cuál es el límite a la intervención estatal.
¿Tiene fuerza el gobierno para imponer su voluntad? ¿Es más fuerte el poder de daño del Estado que la pérdida económica de trabajar para vender por debajo del costo de producción? ¿Habrá una rebelión de la industria de alimentos o solo quedará en un amague más?
Son preguntas difíciles de responder y se las están haciendo algunos de los principales empresarios que están frente a una nueva imposición de precios, que puede ser una estocada mortal para muchas industrias que vienen de un derrotero de años.
Desde lejos, y fuera de lo que son esas disputas de poder uno lo ve fácil, pero seguramente no lo es. En privado nos hemos cansado de escuchar las quejas en otras situaciones similares y finalmente siempre se terminaron firmando “acuerdos” que se parecían más a imposiciones, pero esta vez parece diferente.
Y no es que las condiciones sean mucho peor que en otras oportunidades, no, lo que cambió es la fuerza de quien quiere imponer reglas que atentan contra la ley de gravedad. Ya no inspiran tanto miedo, por eso algunos se animan a poner reparos en público y en privado también.
Cuando la semana pasada Roberto Feletti convocó a los industriales del rubro alimenticio, les contó la idea del gobierno y les entregó las listas de productos que quería congelar por 90 días nadie abrió la boca. Pero con el paso de los días fueron llegando cartas que indicaban la imposibilidad de cumplir con el pedido, una tras otra las empresas fueron manifestando sus problemas y rechazando el 90% de los pedidos.
Ya sabemos, en una negociación nadie acepta al instante las condiciones que la otra parte trata de imponer, pero esta vez hay olor a rebelión. No estamos asegurando que esto pase, pero la grieta entre el pedido del gobierno y lo propuesto por las empresas es mucho mayor a lo acostumbrado en este tipo de negociaciones.
La industria láctea enviará hoy sus precios, pero lo hará como estaba acordado con paula Español, no como lo pide Feletti, a diferencia de los otros sectores tienen en la mano un acuerdo firmado con Comercio Interior.
La realidad es que no sabemos quién ganará pero estamos seguros que van a haber dos claros perdedores:
1- Los productores que verán “estancado” el precio de la leche y hoy los industriales tienen un sólido argumento.
2- Los consumidores no van a encontrar los productos en góndola solo en los almacenes y en los chinos que no tienen precios congelados. Y en la segunda etapa , nuevamente , los consumidores , sufrirán la hecatombe de precios que, como la calma después de la tormenta, vendrá indefectiblemente el día 91.
Ahora ya sea acuerdo o imposición van a salir industriales y gobierno a decir que llegaron a una solución. Pero ningún industrial, por lo menos ninguno nacional, van a suministrar todos los productos perdiendo plata.