La cuenca lechera santafesina en una de las más importantes de Argentina y Latinoamérica. Sin embargo, en la provincia de Santa Fe, el precio de la leche fresca le cuesta al consumidor un 17 por ciento más caro que en Capital Federal y el Gran Buenos Aires (GBA).
A ello, debe sumarse que el precio final del producto que se coloca en góndola alcanza un 40 por ciento de recarga impositiva una vez que atraviesa la tranquera, por lo que termina comercializándose a un valor hasta tres veces superior.
El costo de la leche no aqueja solo al consumidor, sino que los pequeños tamberos acusan una situación “casi agobiante”, en tanto los insumos utilizados cotizan a precio dólar y la inflación permanente socava gran parte de sus ganancias.
“El productor es cada vez más chico y aislado, sin infraestructura, sin conectividad y con mano de obra poco capacitada. Todo va llevando que el cierre del tambo esté cada vez más cerca y que lo aproveche uno más grande”, narró Juan Felissia, productor lechero, al aire de Cadena OH!.
Para el tambero, el sector atraviesa una “regresión” desde hace unos 70 años, por lo que las políticas nacionales deberían barajar y dar de nuevo: “Al productor lo único que le queda es ser lo más eficiente que pueda adentro de su campo, entregar la producción y que Dios lo ayude. A las políticas oficiales, desde hace mucho tiempo no les interesa preocuparse por el productor pequeño”, agregó.
Entre 2017 y de 2021 el precio del litro de leche se multiplicó en promedio por cuatro. Según un informe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) en 2017, con mil pesos alcanzaba para 44 sachet ($22,80), hoy solamente pueden comprarse 11 ($93,73), lo que significa unas 132 tazas menos.
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