Según revelaron fuentes vinculadas al plan de “rescate”, la propuesta de los empresarios ya fue recibida por los miembros del Consejo de Administración de SanCor y ahora quedó bajo análisis.

SanCor tuvo su época de esplendor. Supo ser una de las empresas lácteas más grandes del país y batió récords que indican que llegó a procesar alrededor de 6 millones de litros de leche por día. Pero en 2016 varios factores la llevaron a una gran crisis financiera y productiva, arrojando como resultado el parate de sus actividades.

El desfinanciamiento ocasionó que el capital no fuera suficiente para poner a las plantas a producir y comenzó el proceso de reestructuración que llevó a la empresa a vender establecimientos productivos y el despido masivo de personal: de 5000 empleados en 2017, quedaron aproximadamente 1700 en la actualidad.

La mayor dificultad de la empresa es su gigante estructura y poca disponibilidad de materia prima para procesar. Es decir, cuenta con seis plantas industriales– tres ubicadas en las localidades de Súnchales, Gálvez y San Guillermo en Santa Fe y otras tres distribuidas en Devoto, La Carlota y Balnearia en Córdoba- donde emplea a más de 1.500 personas pero procesa apenas 500.000 litros diarios de leche cruda. Lo ideal, dicen en el sector, sería alcanzar los 1,5 millones diarios pero eso sin fondos frescos parece una utopía.

Crece la tensión en el sector lácteo

Esta manera rimbombante de describir a una carta de intención de diálogo, de intercambio de datos, parece no resonar de manera optimista. Más aún si se tiene en cuenta que el gremio viene de hacer un paro nacional ante la alternativa de dejar frenado el crecimiento de SanCor CUL en los actuales 650 mil litros, despedir trabajadores, e incluso de cambiar las reglas y condiciones de funcionamiento, ante la posibilidad de derivar dineros del Estado en un fideicomiso que administren empresarios amigos de cierto sector del Ejecutivo Nacional.

El escrito que se presentará en medio de una movilización el lunes después de las 13 horas en el Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación, “tiene por objeto que nuestro Gobierno Nacional facilite una línea de crédito hacia los inversores para que el mismo sea destinado y utilizado como capital de trabajo y así lograr la sustentabilidad de la Cooperativa”.

Hay una expresión que tiene una carga negativa especial y es la de un “memorandum de entendimiento”, lejos de hablar de Irán, el atentado a la AMIA o del propio Alberto Nisman, esta es la manera de describir una acción vinculada a SanCor por parte de la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina (Atilra).

Aquí se pueden analizar diferentes alternativas, como por ejemplo la de poder disponer de dinero para un proyecto de inversión, tal como lo había planteado SanCor al buscar una garantía para avanzar en este capital de trabajo, pero para crecer hasta el millón y medio de litros procesados por día y no como se pretende en este caso de privados, de dejarla estancada. Además, en toda la industria la suma de tres cifras de millones de dólares resuena como un exceso, el cual no sería invertido de la manera más adecuada, sino que abre a cuestionamientos sobre sus destinos.

Si existe la disponibilidad de fondos en un país con una situación tan compleja en sus finanzas, ¿por qué no se acortan los caminos y se los entrega de manera directa a la Cooperativa que viene de reestructurarse en todo sentido?.

Hay que observar también cómo es que se dió en pocos días el cambio de actitud del Sindicato, que pasó de apuntar al Gobierno por afectar los puestos de trabajo impulsando esta intención y generando un paro nacional de más de 12 horas en todas las plantas lácteas, a celebrar reuniones con funcionarios de alto rango y sumar buena voluntad a este proyecto que desembarcó formalmente hace una semana ante la dirigencia de SanCor.

Lo que no parece un dato menor es esto de apurar una voluntad públicamente, de mediatizar una situación hipotética, a pocos días de las elecciones legislativas, que incluso podrían cambiar a los nombres y las representaciones tanto del Ministerio de Desarrollo Productivo, como de Trabajo, por corresponder a diferentes líneas políticas internas dentro del mismo Gobierno.

Atilra teme por los puestos de trabajo y las condiciones de sus representados, pero al mismo tiempo son los tamberos de SanCor, a los que realmente les pertenece la láctea los que temen por la continuidad de la actividad de prosperar una propuesta tan sospechada, siendo en definitiva los que tienen la materia prima que hace girar los engranajes de la cadena láctea y de este caso en particular.

Es el deber del Consejo de Administración de SanCor evaluar todas las alternativas y hacerlas prosperar para la consideración de sus asociados de ser viables, pero también de la responsabilidad con la que ejercen sus cargos depende que la Cooperativa crezca y se haga sostenible en el tiempo, no sólo en su economía, sino en su confianza interna y externa.

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