Munyo explicó que la producción de lácteos tiene un multiplicador de impacto indirecto de 1,3 en la economía, por encima del sector frigorífico, que es el segundo principal y multiplica por 1,27. Estos sectores quedan muy por encima de otros como la construcción, la administración pública y las telecomunicaciones.
El director de Ceres dijo que si se lograra un aumento de 30% de las exportaciones de productos lácteos se generarían 8.500 puestos de trabajo dispersos en todos los departamentos. “No solamente directamente en el sector, sino en los proveedores de insumos, entre otros”, aclaró el economista.
El sector lácteo “es un potencial malla oro para el país”, enfatizó Munyo, “tiene capacidad de derrame, pero le falta tener claro para dónde está yendo”, agregó.
La presentación de Munyo fue seguida por una colmada sala de presentaciones de la SPLF en la ciudad de Florida, entre quienes se encontraban el secretario de Presidencia, Álvaro Delgado, el subsecretario de Ganadería, Ignacio Buffa, y la directora general de la cartera, Fernando Maldonado, así como representantes de diversas gremiales lecheras e instituciones como el Banco de la República, el Scotiabank, entre otros.
Entre los problemas que la lechería tiene por resolver, Munyo citó la falta de financiamiento, la complicada negociación con el sindicato, así como mejorar la inserción internacional.
El economista enfatizó en estos dos últimos conceptos. Dijo que “no hay país en el mundo con una rigidez salarial como la de Uruguay”, la cual consideró es la principal barrera a la competitividad. La segunda barrera es la inserción internacional. “Sería más fácil hacer las reformas internas que hace tiempo están sobre la mesa si se hace desde afuera hacia adentro. La cadena debe estar unida para lograr mejorar el acceso a los mercados que demandan.”
Agregó que “el contexto externo ayuda” y que “las reformas necesarias son urgentes y tienen apoyo parlamentario”. “El es fuerzo es grande, pero vale la pena”, finalizó.