La industria láctea está con “timón a la vía” de frente a una tormenta, que se muestra cargada de amenazantes nubarrones que en cualquier momento precipitarán con furia sobre toda la estructura productiva. Inflación, aumento de costos, paritarias del 56%, consumo interno deprimido, estancamiento de exportaciones y encima, en un contexto de congelamiento obligatorio hasta enero.
¿Cómo hará este eslabón para sortear semejante vendaval? Quienes están en este barco saben que no saldrán totalmente ilesos de esta inclemencia, porque son muchas las variables que se combinaron para generar preocupación en toda la tripulación de esta odisea lechera.
Siguiendo con la analogía marinera, el timonel de la central láctea que agrupa a las principales usinas del sector, el cordobés Ércole Felippa, cree que el Gobierno debe trazar nuevas coordenadas para que esto no termine en un naufragio.
Cifras que se vuelven normales
“Hace pocos días, terminamos de cerrar una paritaria con el sindicato de trabajadores lecheros (Atilra) luego del acuerdo de abril pasado por el cual nos comprometíamos a revisar la inflación anualizada en octubre (50%), a lo que le sumamos un extra (6%) como porcentaje a cuenta de la paritaria 2022”, declaró hace unos días Ércole Felippa en el programa radial ADN Rural. Además, esta negociación implicó un bono excepcional de $20.000 para cada trabajador y un aporte especial para el sindicato de $40.000 por afiliado, para reforzar las prestaciones de la obra social.
Respecto a este aporte directo que pidió el gremio como compensación por la inflación, el CIL (grandes empresas) consideró oportuno reconocer ese pedido, a diferencia de Apymel (representación de las pymes) que sólo ofreció la mitad de aquel valor y que terminó firmando un acta complementaria en el Ministerio de Trabajo “en disconformidad” con el acuerdo CIL-Atilra, aunque sí se comprometió a cumplir los demás puntos de la paritaria.
“En este país, el resultado de una paritaria recién lo podemos analizar como bueno o malo una vez transcurrido seis meses, porque lo que en principio a veces parece una mala negociación, no termina siéndolo en función de la incertidumbre y las complejidades que tiene nuestra macroeconomía, con una inflación altísima”. Es decir, “lo que hoy parece mucho, no termina siendo tanto en el tiempo”, argumentó Felippa.
“Nuestro país está para el diván”
Aludiendo a cómo se naturalizan hechos que ocurren en materia económica en Argentina, el dirigente industrial no ocultó su preocupación: “Nuestro país está para el diván”, afirmó sobre lo alocado que parece estar cerrando paritarias del 50%. Y agregó: “Nos acostumbramos a convivir con la inflación pero no debería ser así; son temas que el mundo ya resolvió hace mucho tiempo, y no me refiero sólo a un partido político en particular, porque ninguno de los gobiernos que pasaron lo pudieron resolver”. Según el titular del CIL, “faltan consensos para que la solución perdure en el tiempo, porque para ordenar la macroeconomía no alcanza con un período de Gobierno”.
Felippa se refirió en duros términos a la situación socioeconómica estructural vigente. “Un país con más del 40% de pobreza es inviable, pero además, es casi pornográfico que esto suceda en un país con semejante nivel de riqueza natural”.
Para comenzar a revertir ese lamentable escenario, “el único sector que está en condiciones de generar aumento de empleo genuino es el ámbito privado, no el Estado, y si analizamos la evolución del empleo privado en los últimos años, claramente no está creciendo en absoluto”.
Entre las causas que impiden superar esta situación, Felippa mencionó “la legislación laboral anacrónica del país”, donde ningún privado quiere generar un empleo nuevo o de calidad, sabiendo que ante cualquier situación se montan juicios laborales que hacen peligrar la sustentabilidad de las empresas, especialmente pymes. “Al menos deberíamos tener algo en estos momentos para los nuevos empleos, porque si no se generan mejores condiciones para las empresas, ese índice no mejorará nunca”, advirtió el industrial, que también preside la cooperativa láctea Manfrey.
“El único sector que está en condiciones de generar aumento de empleo genuino es el ámbito privado, no el Estado, y si analizamos la evolución del empleo privado en los últimos años, claramente no está creciendo en absoluto
Los precios congelados
Desde que salió la resolución 1050 de la Secretaría de Comercio Interior, por la cual se retrotraen los precios de más de 1.400 productos al mes de octubre y se los congela hasta el 7 de enero, las lácteas vienen haciendo equilibrio para no incumplir, aunque muchas ya disminuyeron la elaboración de varios de ellos. “En el anexo de la resolución destinado a lácteos, se pusieron precios al mes de junio, no de octubre, con lo cual la situación fue compleja de entrada para nuestras empresas, que ya venían en dentro de un acuerdo de precios cuidados”.
Por eso “me parece que acá lo que tenemos que pensar entre todos, el Gobierno y nosotros, es en generar una mesa de consenso, establecer una serie de pautas en donde podamos desde la industria aportar un volumen de productos, tal como lo hicimos en mayo, y salir de este esquema de precios congelados porque realmente nos está generando un quebranto muy grande”, advirtió Ércole Felippa. “Basta meterse en las páginas del BCRA para ver el endeudamiento que tuvieron las empresas lácteas desde que comenzaron estas reglamentaciones para poder cubrirse”. Es decir, “cuando tenemos aumentos de costos que no se pueden trasladar a precio, el resultado es endeudamiento”, explicó el titular del CIL.
Por otro lado, “hay una realidad de mercado que dice que, al margen de la estrategia que cada empresa pueda tomar para elegir diferentes canales de venta, el consumo interno no puede absorber mayores precios”. La estadística oficial que se conoció este jueves, es que el consumo de leche cayó fuertemente en octubre (9% fluida y 16% en polvo).
La foto mayorista
El control artificial de precios mayoristas está comenzando a evidenciar que no se puede tapar el sol con las manos. En octubre, a pesar de estar pisados por esta reglamentación, los precios a salida de fábrica de los lácteos aumentaron el 1,3%.
Según publicó el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina, “el nivel general del índice de precios internos al por mayor (IPIM) registró un aumento de 2,8% en octubre de 2021 respecto del mes anterior, un incremento del 43,8% en el período enero-octubre y acumula una suba del 56,4% en los últimos 12 meses”.
Sin embargo, al desagregar la información por rubros, surge el dato de que el IPIM “Alimentos y Bebidas”, registró un aumento de 4,0% en octubre de 2021 respecto del mes anterior, un incremento del 38,4% en enero-octubre y acumula una suba del 46,4% en los últimos 12 meses.
Y específicamente en el apartado de “Lácteos”, el Ocla informó que “el índice mayorista registró un aumento de 1,3% en octubre de 2021 respecto del mes anterior, un incremento del 44,7% en enero-octubre y acumula una suba del 48,0% en los últimos 12 meses”.
Al analizar la información, “se observa claramente como los productos lácteos tuvieron una fuerte recuperación en lo que va del 2021 y lograron alcanzar a alimentos y bebidas (incluso lo superaron en los últimos seis meses), rubro al que pertenecen y que traían un importante retraso en el último trimestre de 2020 y el primer trimestre de 2021. De todas maneras, los lácteos, a pesar de la recuperación de los últimos meses, se encuentran 8,4 % por debajo del índice general de precios mayoristas y si los comparamos con los precios de los lácteos del índice de precios minoristas que presentaron a octubre 2021 una suba interanual del 60%, están 12 puntos porcentuales por debajo”, explicó el Ocla.
En tanto los precios minoristas de los lácteos, según la medición del Indec en GBA, muestra que se siguen despegando de los precios mayoristas (mark up), a pesar del congelamiento dictado por el Gobierno, lo que distorsiona la medida porque termina perjudicando al industrial tanto como al consumidor.
Además se agrega la variable del tipo de cambio, que “presenta un fuerte retraso para el otro destino de las ventas lácteas como lo son la exportaciones, a lo cual hay que detraer también los derechos de exportaciones (por el momento estables en el 9% para Leche en Polvo)”, indicó el Ocla.
“La espada de Damocles”
Para Felippa, sólo la exportación hoy está sosteniendo el negocio que permite mantener los precios al productor y a las industrias procesando. “Hablemos en voz baja de esto por las dudas”, dijo irónicamente el industrial cuando se le preguntó si temían que el Gobierno intervenga en el mercado exportador tal como lo hizo con la carne.
Es que es el único de los negocios del eslabón que todavía muestra signos positivos, aunque en franca desaceleración según datos oficiales.
El precio internacional acompaña y la demanda se sostiene firme, por lo que hacia allí se está canalizando el excedente de producción de primavera, en un contexto interno tan complejo. Esta alternativa venía muy bien hasta mediados de año, cuando se empezó a complicar en materia logística por la poca disponibilidad de embarques.
Por el momento, con el Gobierno está más enfocado en el tema “carne”, la cadena láctea continúa aprovechando el mercado externo para oxigenarse y descomprimir.
“Indudablemente no deja de ser una espada de Damocles esta cuestión, por eso es necesario generar una mesa de consensos para dar respuestas a las necesidades del Gobierno, antes de que se decida intervenir en el mercado de exportación, porque hubo una recuperación en el precio de la LPE que hoy está traccionando”, analizó el presidente del CIL.
Pero la exportación tampoco parece ser una zona de confort para el sector industrial, ya que el precio internacional que se está captando desde Argentina, “también está generando algunas rispideces, dado que el poder de compra de materia prima que hoy tiene un exportador no es el mismo que el de una industria que participa mayoritariamente en el mercado interno”, finalizó diciendo Felippa.