Pero el último informe sectorial publicado por el Instituto Argentino de Profesores Universitarios de Costos (Iapuco) y el INTA muestra que en octubre pasado que ese proceso se esfumó y la cadena láctea volvió a perder dinero.
¿Qué pasó en octubre? Nada menos que la desarticulación, por parte del nuevo secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, de un acuerdo firmado por su antecesora Paula Español.
En mayo pasado las tres entidades lácteas habían firmado un acuerdo con Español para ampliar la oferta interna de productos a precios subsidiados a cambio de la promesa no de intervenir la exportación y de ir acompañando los precios máximos al ritmo de la inflación. Ese acuerdo brindó algo de oxígeno a la industria láctea, que se reflejó en un progresivo aumento del valor de la leche liquidada a los tamberos.
En el marco de ese acuerdo se había establecido que en octubre los lácteos comprendidos en el programa de precios máximos recibirían un ajuste para compensar parte de la inflación de costos. Pero llegó Feletti y decidió que los valores debían mantenerse en el “freezer”.
Ese baldazo de agua fría, junto con el crecimiento del impacto de las “retenciones cambiarias” que afecta la capacidad de pago de las empresas exportadoras, volvió a complicar los números de las empresas lácteas que operan en el circuito formal.
Como las variables en juego dependen de factores macroeconómicos que dependen de decisiones políticas, en el sector no se hacen muchas ilusiones sobre la perspectiva presente para los próximos meses.
Los que se llevan la peor parte son los tambos más pequeños localizados mayormente en las cuencas lecheras de Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos, al tiempo que, por el momento, los tambos de mayor escala siguen registrando costos menores a los precios de venta de referencia. En otra palabras: nuevamente un proceso “potenciador” del proceso de concentración.