Los Green elaboran quesos, dulce de leche y hasta helado con materia prima ovina; en plena pandemia lograron contratar siete empleados y hoy en día trabajan 13 personas.

Pehuajó, Buenos Aires- En las vitrinas, prolijamente acomodados, se exhiben los productos salados: queso tipo pecorino, provoleta, tipo manchego y el “Blue Sheep” (un queso azul). También picadas para llevar, sandwiches y productos especiales envasados al vacío como una preparación para hacer fondue y empanadas congeladas de cordero. Además, hay dulce de leche artesanal y potes de helado de varios sabores.

Hasta aquí la descripción puede corresponder a un negocio regional de cualquier rincón del país, pero no: todos los productos están elaborados 100% con leche de oveja.

A pocos metros de la Ruta Nacional 5, sobre uno de los accesos a la localidad bonaerense de Pehuajó, se ubica el local Familia Green, un emprendimiento que se dedica a la cría de ganado ovino y ordeñe, y que durante la pandemia apostó con todo a la leche de oveja para realizar productos innovadores.

El lugar, inaugurado hace poco más de un año, no sólo es un punto de venta al público, sino que fue pensado por sus dueños como un espacio donde los clientes puedan tomar una cerveza y comer una picada, o disfrutar de un helado de dulce de leche de oveja, dentro del local o fuera, donde prepararon un patio de comidas con mesas y sombrillas.

Detrás del proyecto está el matrimonio de Leslie Green y Silvina Agüera, que junto a sus cinco hijos, Esteban, de 18; Inés, de 14; Estefanía, de 13; y las mellizas Magdalena y Pilar, de 6, forman la “familia Green”. El éxito fue tal que, a contramano de lo que sucedía en el país el año pasado debido al coronavirus, lograron contratar siete empleados y hoy en día trabajan 13 personas.

El comienzo de todo

El proyecto empezó en noviembre de 2014, cuando Leslie y Silvina compraron 100 ovejas de la raza Pampinta. “Los quesos elaborados con este tipo de leche son más intensos y aromáticos, y tienen una textura muy especial en el paladar”, explicaron a Agrofy News.

Durante sus 49 años, Leslie siempre estuvo relacionado con el campo: nació en Las Flores, provincia de Buenos Aires, y pasó su infancia en Trenque Lauquen. A los 17, se fue a estudiar veterinaria a Tandil donde conoció a la que sería su futura esposa.

Juntos se fueron a vivir a Tucumán, y en 2002 volvieron a Tandil donde Silvina, profesora de Bellas Artes, vendía artesanías en un local propio y Leslie trabajaba como piloto en distintos establecimientos rurales, uno de ellos ubicado en Pehuajó.

Con una casa recién construida en Tandil, Silvina viajó un verano a la tierra de Manuelita a visitarlo junto a sus dos hijos. “Unos días antes de volverme, sentados bajo un árbol, Leslie me preguntó si quería venir a vivir acá, porque había mucho trabajo e íbamos a estar mucho tiempo separados. No lo dudé: alquilamos la casa nueva en Tandil y unas semanas después, nos fuimos a vivir con él. Lo que iban a ser 20 días de visita se convirtieron en toda la vida”, recordó.

Creación de nuevos productos

Pero, ¿cómo decidieron ser productores ovinos? “Era una superficie chica y no podíamos sembrar o hacer ganadería. Mis tíos tenían un tambo de ovejas en Pigüé y un día dijimos: ¿por qué no compramos algunas para probar? Nos pareció muy interesante que nuestros hijos pudieran estar en contacto con los animales”, contó Leslie.

En 2014, el mismo año que nacieron las mellizas Magdalena y Pilar, llegaron los primeros ejemplares ovinos: armaron los primeros corrales, sembraron pasturas y, un año después, construyeron el tambo.

“Esta raza de ovejas fue creada en el INTA de Anguil, en la La Pampa, y las elegimos porque tienen un triple propósito: dan buena leche, son carniceras y también laneras. Además, son prolíferas y precoces: a los ocho meses pueden quedar preñadas, y al año ya se pueden ordeñar”, explicó el productor.

Y confesó: “No sabíamos nada de lechería ni de elaboración de quesos: arrancamos de cero. Leíamos, investigábamos, visitábamos fábricas. Al principio nos costó, pero en 2016 fuimos a Tandil y vendimos toda la producción. Después, firmarmos contratos con supermercados de Buenos Aires y empezamos a ganar premios en distintos eventos”.

De todos los quesos que producían a través de terceros (duros y semiduros), la “vedette” llegó en agosto de 2019: el “Blue Sheep”, el primer queso azul argentino elaborado 100% con leche de oveja.

El objetivo de innovar y producir más

Antes de la pandemia, adquirieron lactómetros en Nueva Zelanda para hacer el control de la cantidad y calidad de la leche que produce cada animal. Así, lograron seleccionar las mejores ovejas para eficientizar la producción. Además, cada una lleva un bolo donde pueden obtener su historial y actualmente trabajan en un rodeo de inseminación.

Hoy, los Green ordeñan todos los días unos 350 animales en el establecimiento de unas 60 hectáreas para obtener la materia prima de los productos que elaboran en su fábrica. Ellos mismos elaboran el helado (de chocolate, dulce de leche y americana, frutos del bosque, americana con dulce de leche de oveja y super dulce de leche) que venden en potes de medio kilo, un cuarto y 150 gramos en forma directa y a través de internet.

Leslie y Silvina trabajan codo a codo junto a sus 11 empleados y también generan empleo indirecto ya que tercerizan muchos de los procesos como el packaging, etiquetado, atención al público, entre otros. Además, en septiembre inauguraron su segundo local en Tandil.

Atardece en Pehuajó y Leslie sirve una bocha de helado de americana. En el negocio entran y salen compradores cada cinco minutos. Al ser consultado sobre cómo es ser emprendedor en nuestro país responde sin dudar: “Hay un potencial enorme que estamos desaprovechando. La Argentina tiene una capacidad de creación de productos y empleo increíble: tenemos que promover y desarrollar las actividades regionales que son el motor de los pueblos del interior”.

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