Con el fin de aumentar el volumen del negocio y expandir la cobertura geográfica, el programa de franquicias de la Usina Láctea El Puente, la compañía de origen cordobés, —que, hasta 2019, contaba con 12 locales minoristas y uno mayorista propios- se lanzó a comienzos de 2020. Fue un debut exigido con una Pandemia y cuarentena mediante, lo que los obligó a reinventarse. Gracias a tres puntos de una fórmula sólida que ayudaron a que el programa funcionara con éxito.
Locales siempre abiertos; una concurrencia en alza gracias a la condición de “comercios minoristas de proximidad”, que a pesar de las restricciones de la Pandemia y de su impacto en la economía, se convirtieron en una solución. Y la suma de servicios como el envío a domicilio que, en medio del aislamiento, se registró que, además de una necesidad básica, comer se había vuelto prácticamente la única instancia de recreación. Estas fueron las claves de su consolidación.
El boom en Capital Federal
El interés de diversos inversores se tradujo finalmente en una seguidilla de aperturas que ampliaron la red hasta llegar a los 18 puntos de venta. Las de 2021, se dieron en algunos de los barrios comercialmente más activos de la ciudad de Buenos Aires, en los que la compañía aún no estaba presente: Barrio Norte, Caballito y Belgrano R. Los tres fueron proyectados con una imagen totalmente renovada, que pone en el centro de la escena al producto estrella de la compañía: El queso.
Ni bien ingresan los clientes, son recibidos en «El quincho de Lucho y Kuky», un espacio cuyo nombre es un homenaje a los fundadores de la compañía y, con una ambientación especial que destaca por su calidez, está dedicado a la venta personalizada de productos de marca propia, que representan más del 70% de la facturación de cada punto de venta.
El modelo de negocio
El Programa de Franquicias El Puente ofrece dos módulos de inversión: uno simple, para locales de al menos 200 metros cuadrados, y otro extendido, que suma un sector de panadería y requiere una superficie mínima de 300 metros cuadrados. Para concretar una apertura, se estima una inversión mínima de 600 dólares por metro cuadrado, parte de la cual se destina a activos recuperables como góndolas, heladeras y otros equipamientos. Además, la compañía ofrece a sus socios franquiciados seis meses a partir de la apertura para abonar la mercadería con que se inicia la operación, como también la posibilidad de explotar más de una sucursal.
Uno de los aspectos más ponderados por los socios franquiciados es que la gestión del negocio no requiere de intermediarios: “Todos los productos, los de elaboración propia y los de terceros, son abastecidos por El Puente, que se vale del peso global de su red para obtener mejores condiciones de parte de los proveedores”, destacan desde la compañía. Esto permite ofrecer precios más competitivos y articular estrategias comerciales unificadas, que la misma compañía se encarga de diseñar y difundir.
“La atención personalizada es uno de nuestros grandes atributos: Tenemos verdaderos fanáticos de la marca que siempre destacan la cálida atención que se brinda en nuestros locales”, señalan desde El Puente.
La empresa pondera las capacitaciones de hasta cuatro meses de duración que dictan antes de cada inauguración para difundir la cultura y los valores corporativos entre los socios franquiciados y sus colaboradores. Por lo tanto, el acompañamiento no concluye al cortar las cintas: “Una vez que el local está operativo, cada franquicia tiene a su disposición un experimentado equipo de profesionales dedicado a brindarle soporte y asesoramiento continuo en todas las áreas que atañen a la gestión del negocio”, señalan.
El respaldo de una marca reconocida
“El Puente es una compañía cuyo compromiso con la calidad atraviesa toda la cadena de valor, desde el arribo de la materia prima a la planta industrial de Ordóñez, en Córdoba, hasta que los productos llegan a los puntos de venta”, destacan. Por eso, se habla de una “trazabilidad de la calidad”, en donde se sigue cuidadosamente cada etapa. Esto incluye la gestión de una red de distribuidores que cumplen rigurosos estándares para asegurar la presencia de la marca en las góndolas de más de 300 localidades de 20 provincias del país.
A su vez, la compañía disfruta de un presente tan activo como robusto, una circunstancia que la compromete a redoblar los esfuerzos para sostener su crecimiento: “Estamos trabajando en mejoras tecnológicas en nuestra planta industrial para poder abastecer la expansión de las franquicias. Con 2022 a la vuelta de la esquina, la expectativa es sumar nuevos puntos de venta para que cada vez más familias argentinas puedan consumir nuestros productos y ofrecer nuevas oportunidades laborales”, explican. Y es que cada apertura implica la creación de al menos una docena de puestos de trabajo, un objetivo central de esta compañía cuyo máximo orgullo es emplear, de manera directa e indirecta, a más de mil personas. “Queremos ser un puente hacia el progreso para nuestros socios franquiciados y para todos los que se van sumando a nuestra familia de colaboradores”, concluyen.