Nicolás Di Tella reemplazó a su padre el año pasado al frente de la láctea Yatasto, y se sentó en un mano a mano con EDN para hablar de la actualidad de la empresa, las pymes lácteas y el sector en general.

Damián: Quería empezar por preguntarte ¿Cómo ven este momento de la lechería especialmente en el consumo?  ¿Se ha movido el verano? ¿Se ha vendido bien o está en baja?

Nicolás: Nosotros nos dedicamos principalmente a frescos que es: leche en sachet, yogurt bebible, postres y productos en pote y leche larga vida. En general en verano baja la venta de leche fluida porque cambian los hábitos de la gente, no van los chicos a la escuela y ahí baja entre un 10 % y un 15% y sube el yogurt. Para la leche fluida es un momento complicado el verano.

D: El año pasado estuvieron dentro del programa “Precios cuidados” del gobierno ¿cómo resultó la experiencia, pudieron trabajar dentro de esos márgenes que se pactaron o tuvieron algunas complicaciones?

N: No tuvimos complicaciones, hubo siempre un buen cumplimiento por parte de los supermercados y mucho seguimiento por parte de la Secretaría de Comercio.  Fue una buena experiencia y nos sirvió para posicionar productos en algunos supermercados que quizás no estábamos. Nos sirvió para llamar la atención de los clientes.

D: Se está negociando nuevamente ¿tienen intención de volver a estar dentro de un acuerdo de precios?

N: Si, renovamos en el período “Enero-Marzo” que arrancó el 7 de Enero de 2022. Mientras no haya mayores movimientos en los precios que impliquen que no podemos estar, la idea es continuar y quizás incorporar más productos.

D: Respecto al movimiento de precios, estamos en un mercado internacional con precios cada vez más altos y aquellos que como ustedes participan en el mercado interno se quejan de no poder competir con empresas exportadoras. ¿Están notando alguna puja por la leche o tienen afianzados a sus proveedores?

N: Nos afianzamos siguiendo el aumento de precios. El precio está siendo marcado por grandes exportadores que hacen mucho ruido en el mercado. Nosotros entendemos que por un lado para nuestros proveedores, los tamberos, esto es positivo porque les genera un escenario donde pueden invertir más y tienen una rentabilidad asegurada… Más teniendo en cuenta que ha habido muchos años donde fue muy difícil el negocio del tambo, creemos que eso se está dando vuelta y les está generando un mejor negocio. Pero desde nuestro  lado y particularmente de cara a los clientes y los aumentos que les tenemos que transmitir es una complejidad y le genera problemas al consumidor.

D: ¿Qué pronósticos tienen para este año? ¿Creés que se va a mantener la tendencia del año pasado donde el precio de la leche en tranquera subió mucho por encima de la inflación inclusive?

N: Tengo suficiente juventud para saber que no sé lo suficiente (risas). Es difícil de predecir pero la tendencia es bastante clara: los precios van a seguir  en aumento. El consumo es sólido y no veo un escenario donde se aplasten los precios. Eso depende de cuando haya sobreoferta que el año pasado no hubo.

D: Pese a que fue un año con una producción rozando el record no tuvimos un abarrotamiento dentro del mercado interno, quizás porque las exportaciones funcionaron bien…

N: Algún abarrotamiento hubo pero depende mucho de cómo tenés tu estructura de venta, de donde tenés colocada la mercadería, que productos y en qué momento te agarra… Estamos en un mercado bastante volátil donde en dos semanas o un mes, todo se puede dar vuelta. A los del (queso) cremoso se les complicó en algún momento del año, los de barra y muzzarella también. Si no se produce una sobreoferta del mercado el año puede ser positivo.

D: ¿Una de las preguntas que hago siempre es hasta cuándo vamos a hablar de crisis en la lechería argentina? A veces nos cansamos de escribir sobre crisis de comercialización o producción primaria, ya es una palabra asociada a la lechería argentina.

N: Si, veo que los mercados que no están en crisis, no tienen nuestros problemas como la cuenta corriente externa; no tienen mercados con ese problema de déficit entonces tienen más previsibilidad en los precios y no tienen como correlato las crisis del consumo que hemos vivido en los últimos años. Tampoco tienen escenarios de variación de tasas de interés: hace cuatro años la tasa de interés estaba por encima del ciento por ciento, hoy está en el 40%. Entonces la lechería está en un escenario que cambia todo el tiempo a pesar de trabajar y producir constantemente todos los días. Y por esto lo vivimos más intensamente.

D: ¿Cómo está la empresa hoy?

N: Hace unos años nos encontramos en la necesidad de entrar en convocatoria para cumplir con nuestras obligaciones. Estamos saliendo bien del proceso y nos encontramos  en un momento donde nos estamos ordenando y sentando las bases para seguir creciendo. El último año fue muy positivo para nosotros, pudimos incorporar personal, lanzar productos nuevos, y producir a muy buen ritmo. Esperamos seguir así.

D: Se aprobó el año pasado la Ley de etiquetado frontal que aún no se ha puesto en vigencia. ¿Ustedes cómo ven ese tema? ¿Cómo creen que los puede afectar?

N: Nosotros como empresa productora de alimentos creemos que el mayor activo que tenemos es la confianza de los consumidores. Muchos consumidores sienten que los alimentos que les provee la industria no se muestran por lo que son, hay una falta de transparencia ahí que implica que los consumidores tienen dudas sobre lo que contienen sus alimentos entonces la ley me parece un cambio positivo. Nos impacta en los costos, cambiar todos los diseños, nada es gratis pero es una iniciativa positiva llevar eso adelante y que los clientes tengan más información sobre el valor nutricional de lo que consumen.

D: El sector de la lechería está viendo como a lo largo del mundo se le reclaman ciertas prácticas… Hay muchos mitos dando vueltas y la gente los cree, se le reclama una transparencia siendo que tiene otros productos que salen a competir como son las bebidas vegetales que son algo químico básicamente.

N: Si, el tema de químico o no es una pregunta tramposa, porque todo lo que consumimos está hecho de químicos y nosotros mismos también. La cuestión es cuales son esos químicos, cuál es su origen y cuál es su valor nutricional.

D: ¿Vos sentís que se le pide a la lechería más de lo que se le pide a otros productos que surgen como novedades o alternativas?

N: Si, me parece que se nos pide más pero responde a la lógica de que somos un segmento muy grande del consumo de la mesa de los argentinos.  La expectativa es en base al valor que ocupamos.  El tema de las leches vegetales muestra la falta de información y educación que se tiene sobre aspectos nutricionales y quizás hay cuestiones de la reglamentación ahí que son muy interesantes. Vos ves las leches vegetales más consumidas en la Argentina hoy y tienen 0.6% de proteína y la leche fluida tiene 3%, como equivalente nutricional es muy tramposo. A parte para lograr en una leche vegetal, la textura, la composición o el perfil de sabor que tiene la leche animal, tenés que adicionar otros ingredientes y pasteurizantes que te dan ese cuerpo y eso no se transparenta. Te venden como natural un alimento que claramente está más procesado que la leche de vaca.

D: Si, pero parecen tener mejor prensa y algunos lo ven como una amenaza a la lechería

N: Mi perspectiva es la de hacer alimentos. Si me pedís una leche vegetal, el día que la pueda hacer la voy a hacer, para mí no son cosas opuestas entre sí. Porque yo quiero darle a la persona el alimento que busca, satisfacerle una necesidad. Mi trabajo no es decirles a ellos lo que tienen que consumir, sino escucharlos y hacer lo que ellos están buscando. Si ellos quieren leche animal con un etiquetado más transparente me parece bien porque es lo que pide el cliente. Con la leche vegetal quizás estamos en una fase de entusiasmo donde todavía no llegamos a plantearnos que es lo que esperamos del alimento. Pero me parece bien si alguien para su desayuno quiere una leche de almendras o soja…

D: Aquí en Argentina no se han dado batallas como en otros lugares del mundo, como en Chile que hay una pelea judicializada con los productores de leche por la “Not Milk”

N: Claro, es que esa es una estrategia de ventas bastante tramposa. Acá tenemos una tolerancia muy alta a ese tipo de estrategias.

D: Si, las empresas que aquí están participando lo hacen de manera transparente…

N: Si, pero se permite decir “leche de almendras” cuando quizás para tener la misma nutrición tenés que consumir cinco veces más que una leche de vaca. Y que eso no está transparentado, cuál es la composición: si tiene un 0.6 de proteína y el 1.2% de grasas, el total de sólidos utilizables para tu cuerpo son 18 gramos cada 1000; en la leche de vaca tenés cuatro o cinco veces eso. Me parece que el Estado y las empresas tienen que plantear una regulación… ¿Estamos proveyendo nutrición? ¿Cuál es su calidad?

D: Si, hoy en el mercado no hay algo equiparable en cuanto a su nutrición.

N: También la nutrición es algo que uno puede armar a piacere. La leche es un gran alimento, tiene proteínas, tiene grasas, tiene vitamina A, vitamina B12, tiene calcio y es fácil de digerir. El yogurt tiene prebióticos. Pero todo se puede conseguir en otros alimentos, no hay ninguno que sea indispensable aunque sí alguno es más completo que otros. Está esto de armar categorías de “alimentos buenos” y “alimentos malos” pero no obedece a la realidad de los alimentos que consumimos.

Transcripción: Cecilia Saleh

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