Comenzando por las que prefieren continuar, destaca el caso de Danone. Su consejero delegado ha afirmado que el grupo francés quiere mantener su actividad en Rusia, donde genera el 6% de su negocio, tiene 8.000 empleados y doce centros de producción. La razón: “Tenemos una responsabilidad con las personas a las que alimentamos, los agricultores que nos proporcionan leche y las decenas de miles de personas que dependen de nosotros”. Sin embargo, tuvo que cerrar su planta en Ucrania.
Entre los últimos fabricantes de alimentos en anunciar el cese de operaciones en Rusia se encuentra el grupo lácteo Arla Foods, que lo anunció ayer, aunque ya apunta que su actividad se había visto muy mermada desde el embargo de 2014. En el mismo segmento, la finlandesa Vario ha cerrado la fábrica de queso que tiene cerca de Moscú, que emplea a 400 personas.
Hasta ayer, Coca Cola mantenía sus operaciones en Rusia, pero finalmente también decidió cancelarlas, igual que su rival Pepsico y otros gigantes como Unilever, pese a que se resistieron hasta hace unas horas.
En cuanto a los restaurantes franquiciados por multinacionales, también McDonalds acaba de anunciar que deja Rusia, pero AmRest se mantiene.
Caso distinto es el de Ucrania, donde los ataques dificultan el trabajo y ponen en riesgo a los trabajadores. Pero también ahí hay una gran multinacional que permanece: Nestlé, que paralizó sus operaciones el 24 de febrero, decidió retomar la actividad en sus centros de producción y en sus almacenes pocos días después, el 2 de marzo. El mayor grupo alimentario del mundo -que tiene en Ucrania res fábricas y unos 5.000 trabajadores- señala que su intención es intentar garantizar las entregas de alimentos en el país, en la medida de lo posible. Aun así, es complicado no solo distribuirlos sino también producirlos, ya que los puertos no están recibiendo las materias primas necesarias, como explica este despacho de Reuters.
Otros grandes fabricantes alimentarios internacionales han decidido no mantener abiertas sus fábricas y su principal argumento es la seguridad de los trabajadores. Entre ellos, Coca Cola anunció el 3 de marzo su plan de cesar operaciones en su planta de Kiev y evacuar a sus empleados.
Otro importante fabricante de bebidas, la danesa Carlsberg, anunció el mismo 24 de febrero que sus plantas ucranianas dejaban de operar, y que su intención es garantizar la seguridad de sus empleados. El 4 de marzo fue más allá y anunció un paquete de ayuda humanitaria y la puesta de sus empleados a disposición de la Cruz Roja en Ucrania. Su actitud en Rusia ha sido la de secundar el boicot y frenar sus exportaciones e inversiones en ese país.
El grupo francés Bonduelle tiene tres centros de producción de verduras congeladas en Rusia y los tres siguen en funcionamiento, incluida la plata de Belgorod, situada a escasos kilómetros de la frontera con Ucrania, que inicialmente había parado para garantizar la seguridad. Lo que no ha podido mantener es la actividad comercial con Ucrania, según se explicó en la presentación de resultados.
Otra gran multinacional, Bimbo, también tuco que cerrar su fábrica, situada en la localidad de Dnipro. En ella trabajan habitualmente 150 personas. Grupo Bimbo inició su presencia en Ucrania desde 2017 con la adquisición de East Balt Bakeries.
En el sector del envase alimentario, el grupo Veralia , el mayor fabricante europeo de envases de vidrio para el sector,anunció el cese de operaciones en Ucrania cuatro días después de comenzar los ataques. Su planta se sitúa en la localidad de Zorya, al Oeste del país.