A medida que las compañías extranjeras como McDonald’s suspenden o retiran sus negocios de Rusia y las autoridades locales toman medidas enérgicas contra la disidencia, muchos residentes temen que su país se esté cerrando al mundo.
En Fonterra parece crecer la idea que de la compañía debería retirarse. La cooperativa que es la compañía más grande de Nueva Zelanda ya suspendió los envíos, pero sus entidades continúan operando en el mercado ruso, dijo el director de Sostenibilidad Global, Asuntos de Partes Interesadas y Comercio de Fonterra, Simon Tucker.
Fonterra tiene siete empleados con sede en Moscú y otros 35 en la empresa conjunta Unifood que opera con un distribuidor ruso (Foodline). La seguridad de su gente es la principal prioridad de Fonterra, dijo Tucker.
“Solo puedo imaginar que (el personal) está ocupado tratando de averiguar cómo salir de Rusia”, dijo Andrew Hoggard, presidente de Federated Farmers, en referencia al personal de la empresa.
Hoggard (en la foto) es productor lechero y accionista de Fonterra.
“Va a ser bastante inútil tener cualquier negocio en Rusia porque básicamente se van a convertir en un Estado paria, el dinero que tenemos atado allí ahora probablemente se pierda”, estimó.
La invasión rusa de Ucrania ha provocado un éxodo de unas 300 empresas occidentales, dijo el profesor de la Universidad de Yale, Jeffrey Sonnenfeld. Esas empresas se han ido argumentando sanciones, interrupciones logísticas y preocupaciones sobre la seguridad del personal. Desde el Ministerio de Economía de Rusia se advirtió que podría nacionalizar a las empresas extranjeras que se retiren, pero eso no ha frenado el éxito.
Hoggard dijo que no tiene sentido que Fonterra continúe operando en Rusia, ya que la economía va a colapsar y la cooperativa debería reducir sus operaciones, rescatar lo que pueda y salir del país. Para los accionistas de Fonterra la inversión rusa no fue grande, dijo, en comparación con la cantidad de dinero que ha perdido a través de sus inversiones en China.
“La mayoría de la gente se dará cuenta de la realidad de la situación, de que incluso si quisieran tratar de quedarse allí están aislados de la banca internacional y si el negocio mágicamente generara dinero, no hay forma de trasladar ganancias a Nueva Zelanda. La economía rusa está colapsando”, argumentó.
Por otra parte, es probable que las sanciones contra Rusia aumenten, causando más daño a la economía del país, ingresando en una crisis que podría durante una década o más.
En base a artículo de Tina Morrison en Stuff: Fonterra debería alejarse de Rusia, dice Federated Farmers | Stuff.co.nz