Más de 8.000 ganaderos de vacuno de leche han suscrito hasta el 1 de abril la renovación de sus contratos para el suministro de leche con las industrias. El resto de los ganaderos, hasta los menos de 12.000 que permanecen en la actualidad, como socios de diferentes grupos cooperativos como Feiraco, Iparlat, Covap o Central Lechera Asturiana, no tienen contrato, y sus ingresos están a resultas del balance de las sociedades. Según los datos manejados por el sector productor, el grueso de los contratos suscritos en el último mes ha registrado una evolución alcista.
Los firmados en las semanas precedentes al 31 de marzo, cuando finalizaba la vigencia de los mismos, registraron una subida media de 38 euros, para llegar en los últimos días a precios medios de entre 0,40 y 0,41 euros litro, lo que supone un incremento de entre cuatro y cinco céntimos sobre el año anterior. Frente a esta media, hay alguna firma importante con estancamiento en ventas que mantiene ofertas de compra a menos de 0,37 euros, aún perdiendo ganaderos. La normativa actual contempla la posibilidad de la firma de contratos por un año de duración, si bien, los ganaderos pueden solicitar unos plazos inferiores, con unos precios fijos o ligados a diferentes parámetros, con posibilidad de su revisión en función de la evolución de los costes de producción.
En esta línea, Román Santalla, de Unions Agrarias en Galicia, y responsable de ganadería de UPA, considera indispensable que desde Agricultura se ofrezca una información mensual sobre la evolución de los índices de los costes de producción para poder aplicar así la Ley de la Cadena, y que establezcan también los mismos las Comunidades Autónomas, algo que hoy no se hace. Igualmente, reclama que la Administración informe cuando se abra un expediente a una empresa y no esperar a la resolución del mismo que puede durar años.
No obstante, estos precios al alza como consecuencia de la subida generalizada de los medios de producción, para Rosario Arredondo, ganadera cántabra de COAG, actualmente no bajan de los 0,44 euros litro. Desde la organización de productores de leche OPRACOL, su presidente, Francisco Fernández, estima que precios por debajo de esa cifra están suponiendo a los ganaderos trabajar a pérdidas, lo que ya ha provocado el envío al matadero de las vacas con menos producción que en otros momentos serían rentables, con el fin de tener una liquidez para seguir alimentando al resto. En su opinión, la reducción de animales sería más amplia a partir del 30 de abril, en cuanto la ayuda comunitaria obliga a tener los animales en la explotación en los primeros cuatro meses del año.
A efectos de los ingresos de los ganaderos de leche en una situación de crisis como la actual, a esas subidas de los precios derivadas de los mercados, se suman las ayudas directas aprobadas por el gobierno de 124 millones para el sector de la leche de vaca a razón de 210 euros para cada uno los primeros 40 animales por beneficiario, de 145 euros por cabeza desde los 41 a los 180, y de 80 euros por animal cuando se superen las 180 vacas. En el caso de ovino, la ayuda es de 15 euros por animal, con un fondo de 32,3 millones y de 10 euros en caprino, con un fondo de 12,7 millones. Esta ayuda directa se ha valorado en el sector como una medida importante para tapar los agujeros que ha provocado la crisis, aunque se estima que la salida a futuro pasa por vender cubriendo los costes de producción, algo que no se puede lograr si no hay un mayor control sobre los contratos aplicando la Ley de la Cadena y, sobre todo, por las diferencias de poder entre el ganadero y el comprador, tratándose además para un producto perecedero.
Exceso de oferta global
Las negociaciones de los últimos años de cara la firma de los contratos estuvieron marcadas por un exceso de oferta global y con ello la posibilidad de importar materia prima más barata desde otros países comunitarios, precios bajos y los pactos tácitos entre las industrias para que los ganaderos no se cambiaran de empresa de recogida. En la actualidad, por el contrario, la demanda mundial supera la oferta por las mayores compras en los países asiáticos, con una fuerte subida generaliza de los precios en todos los países comunitarios, incrementos que finalmente se están registrando en el sector español. Ello ha dado lugar a que las empresas necesitadas de leche, que antes importaban materia prima excedentaria de otros países miembros a precios más baratos, hayan dejado a un lado posibles pactos para sus políticas de compras y además traten de “robarse” ganaderos con una mejora de los precios de compra para asegurarse sus necesidades de aprovisionamiento.
En España, la cabaña se ha reducido en los últimos años de más de 900.000 a 830.000 vacas, con el cierre anual de entre 700 y 800 explotaciones hasta las menos de las 12.000 actuales, como consecuencia de la mejora de estructuras, de explotaciones más grandes y por los avances de la genética. Desde 2016 se ha pasado de una producción de 6,8 a más de 7,5 millones de toneladas, cifra lejos aún de una demanda en leche fresca y productos derivados de más de nueve millones de toneladas. La actual crisis de costes y cierres suponen una amenaza para aumentar la posición deficitaria del sector.