Reflexionando sobre la leche, este noble alimento que nos acompaña nutricional y culturalmente hace cientos de años, nos encontramos con que la leche está llena de propiedades que son útiles para una correcta nutrición pero además es partícipe en una cantidad de otros momentos y situaciones en nuestras vidas.
Presente en los platos de la dieta cotidiana, pura como bebida o como ingrediente y con sus derivados en las preparaciones de los desayunos, los almuerzos, las merienda y las cenas, en alimentos especiales para el disfrute y los agasajos como los postres y los pasteles, y hasta en los cosméticos. Para ayudarnos en situaciones particulares como el insomnio, o un dolor de garganta, la leche es versátil en extremo, es un ingrediente universal.
La leche es el primer alimento para los humanos, nos nutre y energiza, nos forma y nos conforma, única en la primera etapa de la vida, y complemento fundamental en todas las que vendrán, la niñez, la adolescencia, la juventud y la adultez.
Durante el embarazo, que lleva al extremo la resistencia del cuerpo de una mujer, la leche rebosa de vitamina B12, vitamina A, fósforo, proteínas de alta calidad, y especialmente en calcio y vitamina D, nutrientes imprescindibles en la dieta de la futura madre.
Para los niños, cuya contextura física y estatura, además de su desarrollo cognitivo, son influidos muy positivamente por la ingesta de leche y sus derivados. En esta etapa la nutrición es clave para la maduración neuromotora, digestiva y renal, así como el desarrollo y la promoción de los correctos hábitos alimentarios en la edad adulta, prevenir enfermedades futuras y asegurar un óptimo rendimiento en el aprendizaje.
En las funciones cerebrales que dependen también de nuestra alimentación, la leche, rica en proteínas, vitaminas y minerales vuelve a estar presente aportando un efecto directo en la producción de las señales químicas del cerebro. Los neurotransmisores pueden modularse en parte por nuestra alimentación y puede mejorar nuestro estado de ánimo, ayudarnos a pensar más rápido, a tener más memoria y una mejor concentración.
En la vida toda pero especialmente para la de un deportista la leche es un alimento bebible rico en nutrientes y sin dudas la mejor opción de hidratación. Contiene proteínas de alta calidad, carbohidratos, calcio y electrolitos. Reemplaza el sodio perdido con el sudor y además ayuda al cuerpo a retener mejor los fluidos, proporcionando todo lo necesario para la generación y regeneración del tejido muscular.
Pero comer no sólo es funcional, comer es el placer de reconfortarte con algo delicioso y qué mejor si además te aporta nutricionalmente. Comer es reunión con seres queridos, agasajo y celebración. El placer de refrescarse en el verano con un vaso de leche fría para cortar un día agotador; una salida por un helado, un licuado con frutas; los postres en una sobremesa familiar, un pastel cubierto de crema batida en una fiesta de bienvenida o en un cumpleaños feliz. Y el dulce de leche, el mejor dulce del mundo ¿Y el chocolate? El más elegido y delicioso, es con leche.
Es tan inmensa la cantidad de postres y manjares que se hacen con leche como los momentos memorables que acompañan.
También vimos como la leche es capaz de aliviar dolencias físicas y emocionales. Tibia para propiciar un buen sueño, con miel para aliviar el dolor de garganta, a baldes para mitigar el picor, o aligerar la acidez estomacal.
La leche está presente en postres y panificados, en platos dulces y salados, en aderezos y también en cosméticos.
Todos tenemos en mente la imagen de la reina egipcia y sus baños en leche. La leche se utiliza en la elaboración de diferentes productos cosméticos como jabones y cremas, porque contiene hidratos de carbono, grasas y proteínas que la hacen un excelente suavizante. Además, humecta y nutre la piel por sus minerales (calcio) y vitaminas (A, B, y D).
El secreto lo guarda el ácido láctico, uno de los mejores exfoliantes e hidratantes que nos brinda la naturaleza ¡Cleopatra lo sabía! También estimula la producción natural de colágeno, contiene bio proteínas que ayudan a retener la humedad, y biotina, que actúa como protector frente a agresiones externas.
Las lipoproteínas en contacto con la piel ayudan al paso de los nutrientes y del agua a través de la membrana de las células, otorgándole suavidad.
La ducha de esta mañana no fue de leche, pero no vamos a dejar pasar la oportunidad en el desayuno. Vos ¿Ya tomaste tu vaso de leche hoy?
Consumir lácteos hace bien.
Valeria Guzmán Hamann
EDAIRYNEWS