Las entregas de leche en Irlanda también cayeron (-0,7 %), en comparación con un nivel excepcionalmente alto el año pasado, de acuerdo con los últimos datos del informe de previsiones de corto plazo de los mercados agrarios que acaba de publicar la Comisión Europea (CE).
El clima cálido y seco durante la oleada de primavera, que provocó estrés térmico en las vacas y que afectó al desarrollo de pastos y cultivos, combinado con los altos costes de la alimentación animal y las dificultades para obtener alimentos libres de transgénicos en Alemania, provocó una disminución de la disponibilidad de proteína y grasa láctea. En enero-abril, la caída para ambos fue del 0,8%.
Las perspectivas meteorológicas en los próximos meses siguen siendo negativas para la evolución de los pastos en Europa Central y Oriental, así como en Italia. Este hecho junto con los altos precios de los cultivos destinados a la alimentación puede afectar negativamente a la economía de las explotaciones y conducir a una mayor reducción del rebaño (-1 %) en 2022, y a un menor crecimiento del rendimiento (+ 0,4 % en comparación con el 1 %).
Como resultado, se espera que en 2022, las entregas de leche en la UE puedan caer en un 0,6 %, como consecuencia de una reducción del -1% en el segundo trimestre y del -0,6% en el tercer y cuarto trimestre, lo que contribuiría a una oferta mundial de leche más ajustada en 2022.
Productos lácteos
Los precios de los productos lácteos en la UE se encuentran en niveles récord. Sin embargo, los márgenes de las granjas siguen siendo ajustados debido al alto coste de los insumos (alimentos y energía en particular) y de la logística.
La producción de queso de la UE podría crecer un 0,5 % gracias a los precios competitivos en el mercado mundial, lo que se ha traducido en flujos crecientes hacia EEUU. En cuanto a la mantequilla, se espera que la producción de la UE se reduzca (-1 %), con un consumo interno estable. La producción de leche desnatada en polvo podría bajar un 1,5% y las exportaciones en un 5% como consecuencia de la menor disponibilidad de proteína láctea debido a la reducción de las entregas de leche, el coste de la energía para hacer funcionar las torres de secado, la demanda debilitada en algunos destinos y los altos costes de los fletes.