Su día comienza con un exhaustivo control de las instalaciones que por estas semanas albergan a bovinos, ovinos, porcinos y equinos de distintas razas. Eso contempla no solo la revisión del orden y la limpieza, sino del bienestar de animales y cabañeros que son objeto de las miradas de chicos y grandes.
“Es un trabajo organizativo y de control. Uno asiste y coordina un poco todo lo que es la actividad de cada uno de los pabellones. También se ayuda a las autoridades que vienen, que participan de las instancias de premiaciones. Somos un nexo entre los productores y las autoridades”, dijo a Bichos de Campo Cecilia Fernández Gotti.
Agustina Díaz, por su parte, se alegró por las oportunidades que la tarea le ofrece: “Ayer por ejemplo vino el embajador de Kuwait en Argentina y pude estar con él y con Marcos Pereda (el vicepresidente de la SRA). Está buenísimo porque es gente con la que en otros ámbitos no podría interactuar”.
Cecilia y Agustina son oriundas de Río Gallegos, en Santa Cruz. Su relación con el sector agropecuario está dada por la actividad ganadera que sus familias realizan, siendo ambas productoras ovinas. También han integrado espacios y desempeñado funciones dentro del ruralismo gremial que hasta el día de hoy mantienen.
Cecilia, de 47 años, dios sus primeros pasos en la Comisión Juvenil de Río Gallegos, de similar funcionamiento al de un ateneo, y creció hasta ser vicepresidenta de la Sociedad Rural de Río Gallegos. Posteriormente se convirtió en socia de la SRA de la mano de Marcelino Díaz, papá de Agustina y actual director del Distrito 14 de esa entidad.
“Siempre me interesó mostrarle a la sociedad que el campo no es lo que suelen ver o lo que piensan. Tenía que demostrar que era otra cosa. Quise participar por eso, para poder integrar a gente que no conoce la actividad en el campo”, contó.
Agustina, de 26 años, ingresó al ateneo de la SRA luego de mudarse a Buenos Aires para estudiar veterinaria, recordando siempre los espacios de participación de los que formó parte su padre. Además de hacer un terciario en Administración Rural en el Instituto de Enseñanza Estudios y Extensión Agropecuaria (ISEA), llegó a ser presidenta y miembro de la Comisión Directiva del Ateneo.
“Entré al ateneo porque no me interesaba la política y veía que ahí la podía aprender bien. Si bien es toda política gremial, me sirvió un montón para crecer. Llegás a ciertas personas a las que por motus propio uno no consigue llegar”, sostuvo la joven.
La propuesta de ser comisarias llegó casi de sorpresa de la mano de Nicolás Pino, presidente de la SRA, quien se los propuso sin rodeos. Y aunque fue un pedido inocente, ese acto rompió con más de 130 años de historia en donde ninguna mujer ocupó jamás es cargo.
“Se fue dando, imagino que debe ser por mérito. Cuando me lo propusieron yo no sabía que nunca había habido mujeres. Con un poco de temor acepté porque no lo había hecho nunca en estos niveles. Yo tengo el lema de que uno tiene que intentar las cosas y no quedarse con la duda. Después si a uno le va bien o mal por lo menos lo hizo. La vedad es que me sorprendí conmigo misma, con lo que estoy haciendo”, celebró Fernández Gotti.
“Cuando me lo ofrecieron yo estaba chocha. La actual gestión de la SRA integró muchísimas mujeres. Pero no me sorprende que la mujer esté ocupando más espacios y tomando mas decisiones porque el año en que yo fui presidenta del Ateneo era el quinto año consecutivo que lo presidía una mujer”, reconoció Díaz Valdez.
Pero aún con el mérito de haber sido elegidas para la tarea, ambas productoras saben que no hay un manual que indique cómo desempeñarse en el cargo y que lo que hay que aprender se logra recorriendo los pasillos de cada pabellón.
“Nadie se capacita específicamente para estar en este lugar. Esto se aprende haciéndolo. La experiencia viene de las sucesivas exposiciones. Es una experiencia que te ayuda a crecer. En mi caso no lo podría hacer sin el apoyo de mi familia y mis hijos. Yo soy ama de casa, tengo cuatro hijos y no vivo acá. Es como que vinimos de paseo por estos días”, reconoció Fernández Gotti.
-¿Qué es lo que más les gusta de esta actividad?– les preguntamos.
-Agustina: Lo que más me gusta es el diálogo que estoy teniendo con los expositores y cabañeros, porque siempre estamos controlando y las respuestas que recibimos son positivas.
-Cecilia: Me gusta la sensibilidad del cabañero que viene a mostrar a sus animales. Verlos mostrar a los chicos los animales me parece magnífico. Es esa parte sensible la que más me gusta.