En el último tiempo los precios de las distintas categorías no han variado demasiado en pesos, mostrando un deterioro real de valor ante la inflación y la devaluación crecientes. El panorama en los tambos se encuentra muy frágil ya que los precios de venta no están ni cerca de la inflación y hay una sequía muy importante que no ayuda al engorde de animales.

El aumento de costos en las empresas ganaderas (tanto los directos como los indirectos) empieza a comerse la rentabilidad cada vez más rápido. Y la falta de lluvias en numerosas regiones está condicionando los planteos pastoriles. Pero, en este escenario, los remates han mostrado mucha demanda y precios sostenidos para reproductores (toros y vaquillonas), categoría que implica invertir para el mediano plazo.

Y si bien los precios de la invernada han retrocedido levemente en términos nominales, la demanda por comprar está intacta tanto para terneros y terneras como para vientres de reposición. El que vende carne trata de comprar carne.

Es parte del “esperar y ver” que se ha hecho moneda corriente como estrategia, sustentada en evitar tener más pesos en la cuenta que lo necesario. El consumo interno de carne vacuna sigue estancado en los 47 kilos/habitante/año y, ante el deterioro de salarios, parece poco probable que se recupere en el corto plazo.

Las exportaciones del primer semestre estuvieron algo por encima de las 420.000 toneladas, lo que implica que cerca del 30% de la producción va a los mercados externos, ayudando a sostener el negocio, a pesar de mantenerse la prohibición a la exportación de siete cortes (lo que no ha demostrado tener demasiado impacto sobre los precios en mostrador). La ganadería está viva.

NEGOCIO LECHERO

Se está armando una tormenta perfecta para la lechería. En la época de menor producción (invierno) y con una sequía importante en varias regiones, los precios suben a un ritmo levemente superior al 53% anual, muy por debajo de la inflación y la suba de costos.

El precio Siglea que refleja lo sucedido en el mes de junio se ubicó en 47,81 $/litro (647,56 $/kilo de sólido) que presenta una suba del 5% respecto a mayo. Para julio se espera otro aumento del 5%. Como solemos decir, con un precio de 0,37 u$s/litro el negocio debería ser muy atractivo, pero este valor resulta artificial ante el escenario de atraso cambiario (el precio en dólares reales está en el orden de 0,15 u$s/litro).

Si bien el valor del maíz ha bajado generando leve reducción en este costo de alimentación, el resto de los costos directos e indirectos siguen en alza a un ritmo muy superior al del aumento de precios, potenciados por la mayor necesidad de usar suplementos por la menor producción de forraje debido a la falta de lluvias y a una importante seguidilla de heladas.

A nivel internacional, la leche en polvo entera se ubica en los 3750 u$s/tonelada, que representa una caída del 5% respecto al mes anterior. Las exportaciones argentinas, si bien no han crecido en volumen respecto al año 2021, representan cerca del 30% del total producido, con un mercado interno que se sostiene con esfuerzo pero sin gran capacidad de absorber el aumento de precios en mostrador.

Luces amarillas y revisión de estrategias de corto plazo. Es sabido que en escenarios macroeconómicos como los actuales, muchos dueños de tambo se cuestionan sobre la continuidad del negocio. Malo para el agro, malo para el empleo, malo para el país.

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