EL ROL DE LA ALIMENTACIÓN
“Este crecimiento en el tamaño de los tambos trae aparejado una serie de cambios en el sistema, como la incorporación de diversas tecnologías que apuntan a mejorar la eficiencia en el uso de los recursos. “En lo que respecta a la alimentación, juegan un rol cada vez más importante y de gran impacto en los resultados económicos de la actividad. En este sentido, el silaje de maíz, sorgo, alfalfa y cereales de invierno constituyen una herramienta fundamental en la alimentación de las vacas lecheras”, aseguró Eduardo Gross, vicepresidente de la empresa Claas, durante la última Experiencia Forrajera llevada a cabo esta semana de manera virtual.
Independientemente de los sistemas y las escalas de los tambos, el ejecutivo destacó la importancia de contar con reservas de calidad durante todo el año para marcar la diferencia en el negocio.
“La lechería como destino de esos silajes creció un 43 por ciento, demandando una superficie de 1.090.000 hectáreas en la campaña 2020/2021. Al mismo tiempo se incorporaron avances muy significativos en la tecnología de confección de silajes”, aclaró Gross.
EL MODELO ADECOAGRO
La alfalfa es el recurso forrajero por excelencia. Su rol e importancia es determinante para la producción de leche de la empresa Adecoagro. Desde el megatambo ubicado en la localidad santafesina de Christophersen (al sur de la provincia), el asesor José Jáuregui señaló cuáles son a su criterio las premisas para lograr reservas de alfalfa de calidad en producciones intensivas.
“Hay que arrancar por el principio, es decir, por una buena siembra. Y antes de la siembra está la elección del cultivar. Lo importante es buscar alfalfas que tengan alta producción, una muy buena sanidad”, expresó Jáuregui.
Según este especialista, además de la sanidad vegetal, se deben atender cuestiones como la nutrición y el método que se utilizará para confeccionar la reserva: en forma de heno o ensilada.
En su establecimiento productor de leche, Adecoagro posee más de 14 mil vacas en ordeñe bajo un sistema que pone énfasis en la eficiencia y la calidad de la producción lechera.
Allí, según indicó la empresa, la producción por vaca es de 37 litros de leche promedio por día.
Buena parte de esa producción se industrializa en la planta que Adecoagro tiene en Morteros, una de las dos usinas que tiene la empresa (la otra en Chivilcoy) y que abastece en buena parte con su propia materia prima. En la planta de Córdoba, la capacidad para procesar es de 750 mil litros de leche diarios.
COMIDA DE CALIDAD
Para Guido Farina, responsable del área de alimentación del Carmen, el tambo de Adecoagro, en la nutrición de los rodeos productivos se juega buena parte del éxito del modelo lechero. “La nutrición de los animales representa más del 50 por ciento de los costos del establecimiento”, dimensionó.
“Es importante tener un nivel de precisión, pues el área de alimentación no sólo controla los protocolos para que la comida llegue en cantidad y calidad, sino que también confecciona los forrajes y está en la siembra. Y además controla el funcionamiento de la comida, es decir, cómo está afectando la salud y la producción de las vacas”, expresó Farina.
La planificación de la alimentación, sostiene el especialista, empieza con una correcta formulación de la dieta que tiene que maximizar la participación de los forrajes de alta calidad, pues son los que permiten bajar los costos y lograr una mayor eficiencia del sistema.
“Un equipo de alimentación monitorea los cultivos y está entrenado para saber cuáles son los mejores momentos para las distintas categorías que tenemos en el campo”, agregó Farina.
QUÉ SE SIEMBRA
Para cumplir con el requerimiento de la nutrición, la oferta forrajera del establecimiento está integrada por una torta variada: 500 hectáreas de alfalfa para silo; 1.500 hectáreas de gramíneas en general (avena, raigrás y trigo) y unas cinco mil hectáreas de maíz.
Con semejante volumen, es muy importante la labor del área de stocks y una buena planificación de forraje para que no haya errores en cuanto a las cantidades de alimento.
“El ingrediente que más les gusta a las vacas es la consistencia”, aclaró Farina.
La agenda diaria en el tambo incluye alimentación por la mañana (es la más importante) y por la tarde, y la lectura de los comederos, que se hace a través del barrido de los remanentes.
En el establecimiento, el de mayor producción de leche del país, se controla la calidad de la comida y se pone en acento en si las raciones están bien mezcladas, para evitar que el animal seleccione qué comer y qué no.
La premezcla incluye granos de maíz, harina de soja, vitaminas y minerales, alfalfa, avena y gluten feed, el único producto comprado.
CUÁNTO COME CADA VACA
“Cada vaca come entre 25 kilos y 27 kilos de silo maíz por día, el ingrediente más importante de la dieta”, sostuvo Farina.
En el proceso de alimentación de las vacas, la tecnología también es protagonista. Un software con las dietas de cada categoría permite monitorear los mixers.
El asesor recordó la dimensión alcanzada por el maíz para picado en el establecimiento: comenzó con una siembra de 300 hectáreas hasta llegar a 5 mil hectáreas en la actualidad.
Antes de convertirlo en picado, el monitoreo de la calidad y de los rindes es estricto.
Según comentó el técnico, todos los años hay una exhaustiva elección de híbridos de maíz que tengan un especial mejoramiento para la producción de leche: que tengan fibra de calidad.
Tan importante como la elección del híbrido es seleccionar el momento del picado. ¿Cómo se hace para picar 5 mil hectáreas de maíz?
“Lo más importante es tener una planificación muy fina desde el 15 de enero al 15 de abril. Usamos entre cuatro y cinco contratistas. Con entre ocho y nueve máquinas. Uno de los puntos principales es crear un circuito de lotes: Debemos conocer con precisión cómo se va a mover el contratista, cuál será el primer lote, el segundo y así. El concepto es que en cada tambo tengan los mejores lotes picados”, sostuvo Farina.
LA IMPORTANCIA DE LA TECNOLOGÍA Y LOS DATOS
El uso de la tecnología aplicada al forraje ha pasado a ser fundamental para sistematizar datos y hacer más eficiente la producción.
“Las vacas tienen cada vez mayor potencial genético, con mejor capacidad para convertir alimentos en leche, pero para eso necesitan alimentos de buena calidad, de buena fibra para la mejor digestibilidad”, señaló Juan Monge, asesor del Grupo Mharnes, y también participante de la jornada forrajera.
El técnico del tambo familiar, con elevada automatización, sostuvo que el confort, que es muy necesario para reducir el estrés calórico, implica un ambiente libre de barro, camas secas, mullidas y lo más cerca posible de las instalaciones del sistema de ordeñe.