En solo dos años, desde el periodo comprendido entre septiembre de 2020 y septiembre de 2022, la provincia de Salamanca ha perdido un total de 15.505 ovejas puras de leche y de carne. Si bien las ovejas con aptitud lechera habían resistido más, en los últimos años la coincidencia de jubilaciones de ganaderos sin relevo ha llevado a la venta de ovejas y al cierre de explotaciones.
Si antes los jóvenes huían de un tipo de ganadería que obliga a estar pendiente las 24 horas del día durante los 365 días al año, ahora aún más, después de que a partir sobre todo de la invasión rusa de Ucrania aumentaran en torno a un 60% los costes de producción y la subida del precio de la leche haya sido aproximadamente del 18% en el mismo periodo. Permanecen ahora los que ya habían invertido y no están en edad de jubilación y es difícil que los que lleguen a esa etapa encuentren continuidad para sus explotaciones porque, si bien hace unos años no cerraban porque alguien las compraba o al ganado, ahora no existe esa demanda. Además, se produce un fenómeno que no se había dado en años anteriores que es el de ganaderos que aún no están en edad de jubilación y que cambian la explotación de ovejas de leche por la de ovejas de carne porque les supone menos trabajo y así aprovechan las mismas naves.
Una excepción es Ramón Guarido, que tiene 800 ovejas de leche. Formó una empresa con otro ganadero y eso les permite contratar trabajadores y tener días libres. Reconoce que ahora mismo, con la subida de los costes y, en concreto, del pienso, las ovejas de leche “dan lo justo”. Y, además, existen problemas para encontrar mano de obra. Recuerda que en Valderrodrigo y su zona se esquilaban 13.000 ovejas en 2009 y ahora no superan las 5.000.
Maite Martín, también de Valderrodrigo, tiene casi 500 ovejas, y es ganadera vocacional, como Ramón. Se quedó con la explotación cuando se jubilaron sus padres y cree que si otros no han seguido esos pasos es, sobre todo, por las horas de trabajo. “Aquí no libras nunca”, dice. En su caso lo que peor lleva es la burocracia y a los ecologistas. Ahora mismo, explica, “la Administración nos lo pone muy feo” y pone como ejemplo el uso de medicamentos: “nos tratan como a delincuentes. Antes le dabas antibiótico a la oveja con infección después del parto, que es algo normal, y ahora esperas a que se le pase y algunas, mueren”. Sobre los ecologistas, no puede con la defensa del lobo o con que digan que “separamos a las familias o que les robamos la leche a las ovejas”.
Rogelio Chico es ganadero desde hace 27 años y es uno de los que cambió la raza assaf por la lacaune, reconoce que para vivir mejor.” El ordeño es más rápido”, dice. Explica que si no cambia ovejas por vacas es porque hace falta terreno. Y que, si la gente abandona, es cuestión de dinero. “Lo primero que hay que hacer es que el producto valga. Si hay movimiento de ‘pasta’, al final te levantas con ganas de trabajar, pero si no libras gastos te preguntas, ¿me levanto o no? Lo que tienen que mirar es que se cumpla con lo que están mareando, la ley de la cadena. En Lumbrales quedamos media docena y desaparecemos todos en breve”.