Lotes de leche radioactiva fueron distribuidos por todo México en 1986.

El 6 de abril de 1986 sucedió uno de los desastres humanos más terribles en la historia del planeta, cuando la central nuclear Vladímir Ilich Lenin, en Chernobyl, explotó. El suceso liberó altas cantidades de energía radioactiva. Matando a personas en un radio cercano, y enfermando a miles de habitantes de la ciudad de Pripyat.

La radiación contaminó todo lo que se encontraba a su paso y se extendió hasta los pastizales de Irlanda por medio de una lluvia radioactiva. El ganado vacuno que consumió dicha sustancia produció leche con minerales radioactivos, que posteriormente fueron encontrados en leche que se distribuyó en México por parte de la Compañía Nacional de Subsistencias Populares (Conasupo).

La Conasupo era una empresa paraestatal mexicana que se encargaba de regularizar y distribuir productos a bajo costo de la canasta básica a empresas y sectores de bajos recursos en el país. En 1965, crearon la Compañía Hidratadora de Leche que pronto se transformaría en Liconsa.

El impacto de la leche radioactiva en México

En el mismo año que la tragedia de Chernobyl, Liconsa adquirió leche en polvo de la distribuidora irlandesa Irish Dairy Board. Al ser consumida, ocasionó problemas de salud en todo un batallón de la marina del Vicealmirante Manuel Rodríguez.

El Vicealmirante mandó a analizar una prueba de la leche en polvo a la Central Nuclear de Laguna Verde y confirmaron que la leche contenía partículas de Cesio-137, una sustancia altamente tóxica. La muestra reportaba una cantidad 10 veces mayor a la tolerada por el cuerpo humano.

Entonces, Rodríguez alertó al Secretario de Marina, así como al Secretario de Salud y el Secretario de Comercio. Sin embargo, CONASUPO no descartó los cargamentos y mezclaron distintos lotes con diferentes niveles de radiación para obtener un promedio de radiación menor.

El gobierno abrirá un expediente sobre el caso

Una vez que las empresas privadas denunciaron las afectaciones de la leche en polvo, se decidieron tomar medidas y regresar los lotes a Irlanda. No obstante, durante el trayecto, los vagones que los transportaban fueron saqueados y hasta la actualidad no se sabe del destino de la leche radioactiva.

Este mismo año, el gobierno reveló que se creará un expediente sobre el caso y que la Secretaría de Salud tendrá que dar un informe sobre lo que realmente ocurrió. Se reporta que la exposición del cesio 37 en México no provocó muertes directas. Sin embargo, para el año siguiente, en 1987, aumentaron las tasas de cáncer por lo menos un 300%.

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