Las Tacuaras cuenta actualmente con 27 hembras cabras, dos reproductores y nueve cabritos.
Las Tacuaras | No se puede negar que Analía Fernández es de Paysandú. La maestra de 49 años nació en la capital de ese departamento, se crio en la localidad de Merinos —a 121 kilómetros de su ciudad natal— y “el amor” la llevó a Chapicuy —casi en el límite con Salto—, donde ha vivido los últimos 27 años. En ese pueblo rural de no más de 750 habitantes también dicta clases desde que se radicó allí.

“Prácticamente he dejado la vida en la escuela”, narró. En Chapicuy, la docente, a la que le gusta recitar y bailar junto con sus alumnos, formó su familia: se casó con José Elizondo (53) y más tarde tuvo a su hija, Sofía (21). El establecimiento caprino Las Tacuaras nació en agosto de 2009, cuando Fernández vio una entrevista que el comunicador Juan Carlos López le hacía a Freddy Hernández, presidente de la la Sociedad Uruguaya de Criadores de Cabras.

En aquella conversación, Hernández “invitaba a los pequeños productores, con pequeños espacios de tierra, a que se animaran a la cría de cabras porque no requería de grandes emprendimientos”, recordó la maestra. Y continuó: “Para hacernos una idea, mientras en una hectárea se alimenta a una vaca, en el mismo espacio se pueden criar hasta ocho cabras”.

Fue por aquel entonces que Fernández se interesó por estos animales, y comenzó a investigar sobre las propiedades que posee la leche de cabra en comparación con la de vaca, como un mayor nivel de vitaminas y menor nivel de lactosa y de colesterol.

Previo a esto, en 2006, Fernández sufrió un pico de estrés que le provocó artritis reumatoide crónica. Este episodio afectó emocionalmente a la docente que ya no se podía movilizar tanto. A esto se le sumó el padecimiento de una úlcera gástrica por parte de su esposo.

“Nos dimos cuenta de que las propiedades de la leche de cabra eran muy beneficiosas para nosotros”, indicó Fernández. Esta coyuntura potenció la decisión de transitar una vida más sana, a base de leche de cabra. “Nos fuimos hasta Sauce con mi esposo y con Sofia, y volvimos con cuatro cabras hembras y un macho para nuestra casa”, añadió Fernández. Y en ese momento empezó todo.

En 2011, el tambo familiar quedó oficialmente habilitado y se instituyó como el primero específicamente de cabras del departamento de Paysandú y en la región del litoral. La calidad del dulce de leche de cabra casero que se produce la familia en el tambo Las Tacuaras hizo que, para 2013, el establecimiento consiguiera que el alimento sea avalado por el área de bromatología de la Intendencia.

“Apostamos al dulce de leche como un diferencial porque el producto más emblemático elaborado con la leche de cabra en Uruguay es el queso”, indicó Fernández. La maestra y emprendedora explicó que encontraron una oportunidad al comprobar lo liviano, cremoso y bajo en acidez que puede llegar a ser este alimento. El dulce de leche de Las Tacuaras es apto para los intolerantes a la lactosa y para los celíacos por no contar con conservantes.

El 2022 ha sido un año de grandes logros para este producto. El dulce de leche estuvo presente en varios eventos, como la Semana de la Cerveza que “es una gran ventana para la venta”, puntualizó Fernández. A su vez, la delegación de la Unión Europea (UE) en Uruguay seleccionó al dulce de leche de Las Tacuaras en una iniciativa que apunta a la descentralización territorial en Uruguay, con la finalidad de exhibirlo.

En la actualidad, el producto llega a todo el país a través de la cuenta oficial de Facebook e Instagram de la marca. Y, además, se encuentra en tres puntos físicos de venta de Paysandú. En abril de este año, Sembrando, el programa de emprendedurismo liderado por Lorena Ponce de León, hizo un llamado para productores de dulce de leche. Luego de un largo proceso de selección,

Las Tacuaras fue elegido para exhibir su producto en la feria internacional de San Pablo (Brasil). La visibilidad que Sembrando brindó al producto hizo que, en octubre, el alimento fuera seleccionado por Britt Shop, una tienda que se encuentra en el Aeropuerto Internacional de Carrasco.

La marca, además, hace encargos de varias unidades para empresas. De hecho, cuando Café & Negocios habló con Fernández, la familia estaba preparando una partida para una compañía sanducera.

El dulce de leche del Establecimiento Las Tacuaras se puede conseguir en envases de 500 gramos, cuyo precio ronda entre los $ 280 y $ 342. En cuanto a los pedidos de varias unidades, que generalmente hacen las empresas, el costo es más bajo.

El tambo familiar tiene también una dimensión turística, y recibe a delegaciones de estudiantes (primaria y secundaria) y de mayores para visitar el establecimiento. El objetivo es mostrar el recinto, la cría de cabras y que las personas —sobre todo del litoral— puedan observar el proceso casero de producción del producto.

El establecimiento cuenta actualmente con 27 hembras cabras, dos reproductores y nueve cabritos. Sofía está estudiando una tecnicatura con énfasis en turismo, con el propósito de expandir la marca familiar en los próximos años. “No es fácil salir, desde el litoral, al mercado con un dulce de leche de cabra, cuando el tradicional, que es el de vaca, es el más aceptado; pero lo estamos logrando”, reflexionó Fernández. Con el tiempo, Elizondo pudo cicatrizar su úlcera y la enfermedad de Fernández retrocedió. La maestra le adjudicó estas mejoras a la leche de cabra, que llegaron una vez que cambiaron su alimentación.

 

Leé también: Quesos de leche de cabra: una alternativa sana y sabrosa – eDairyNews-ES

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