Los españoles consumen cada año unos 8,2 kilos de peso de media. La cifra es alta, aunque aún se queda un poco lejos de la media europea, que es de 17,3 kilos de queso por persona y por año.
En esta cifra se incluyen los taquitos de queso se toman como snack, pero también el que se utiliza para aderezar platos como pizzas, pastas, sandwiches, tortillas, quesadillas, etc. Para hacernos una idea de lo que supone este dato, podemos compararlo con el de consumo de legumbres, que en España es de 3,34 kilos al año y por persona.
LO DICE LA CIENCIA: EL QUESO ES TAN ADICTIVO COMO LA HEROÍNA
Pero, ¿qué pasa con el queso? ¿Por qué esa pasión desmedida por este producto lácteo? Uno de los primeros motivos es que el queso conquista a los paladares por su sabor. Además, existe una enorme variedad de quesos de todos los sabores, texturas e intensidades, así que hay para todos los gustos. Sin embargo, esta no es la única razón por la que el queso tiene un consumo tan elevado, y siempre está presente en la despensa de cualquier hogar. Según estudios recientes realizados por la Universidad de Michigan, el queso parece ser tan adictivo para los humanos como la heroína, la cocaína y otras sustancias similares.
LA CULPA ES DE LA CASEÍNA
¿Cómo es esto posible? La respuesta está en la caseína, una proteína presente en la leche que, durante el proceso de digestión, libera una sustancia que se llama casomorfina que tiene un efecto opioide y que genera adición. La cantidad de caseína que contiene la leche es muy pequeña, pero en la elaboración del queso, la sustancia se multiplica hasta 10 veces su peso en leche. Según datos de la Universidad de Illinois, un 80% de las proteínas que contiene la leche es caseína.
LA CASOMORFINA ES UN OPIOIDE COMO LA MORFINA
Todavía no se sabe con total seguridad qué efecto puede tener este consumo constante y continuado de casomorfína en el cerebro humano, pero hay científicos que aventuran que el queso podría considerarse como una droga láctea. ¿Significa esto que los consumidores habituales de queso son drogadictos? Así lo piensa el doctor Neal Barnard, experto en Medicina Nutricional y Presidente de la Asociación de Físicos para la Investigación de Medicina Responsable. Barnard afirma que las casomorfinas son sustancias dañinas porque generan en el cerebro una adición muy similar al de cualquier droga dura, como la morfina o la heroína.
LA ÚNICA OPCIÓN ES DEJAR EL QUESO
Se trata de unas declaraciones no muy agradables de leer para los millones de consumidores regulares de queso. Sin embargo, el doctor Barnard aún va más allá con afirmaciones tan provocadoras como polémicas. El médico concluye que la adición al queso debería tratarse igual que se trataría cualquier otra adición que llegue a provocar dependencia. Lo que implica dejar de comer queso para siempre. ¿Estarías dispuesto a ello? Al fin y al cabo todo el mundo sabe que para erradicar una adicción y superar la dependencia a una sustancia hay que alejarse de por vida de ella.
LA CASOMORFINA SIRVE PARA CALMAR A LOS BEBÉS LACTANTES
La casomorfina, y su nombre nos da la pista, es una sustancia similar a la morfina, es decir, es una droga opiácea que provoca una agradable sensación de bienestar y placer, generando en el cerebro un efecto parecido a la liberación de endorfinas. La casomorfina está presente en la leche materna de todos los mamíferos y sirve para proporcionar bienestar y tranquilidad a los bebés y adormecerlos después de alimentarse. Por eso tiene sentido el hábito de tomar un vaso de leche antes de dormir.
OTROS FACTORES QUE CONTRIBUYEN A LA ADICCIÓN
El doctor Juan Martín Romano, médico especialista en nutrición, también sostiene el potencial efecto adictivo del queso, pero menciona otros factores que influyen en el elevado consumo de este producto. A la predisposición a la adicción hay que sumarle el factor comercial, que condiciona el consumo de las personas y agrava el problema. La industria alimentaria no hace más que ofrecer productos altamente palatables que nos enganchen y no podamos dejar de comer.
ALIMENTOS QUE ACTIVAN EL MECANISMO DE RECOMPENSA
La caseína no es la única causante de este efecto adictivo. También hay otros componentes que crean dependencia, y que tienen que ver con la palatabilidad del producto, algo que manifiesta especialmente en ciertos tipos de queso, como las variedades más sabrosas y curadas. Cuando comemos algo así, el cerebro reacciona y cuando el efecto se repite continuadamente, el área de la recompensa comienza a necesitar y a pedir ese alimento que tanto placer le provoca.
DOS MESES PARA SUPERAR LA ADICCIÓN AL QUESO
Además, esta adicción es duradera, como confirman los expertos. Se ha comprobado que la casomorfina genera dependencia, con una necesidad constante incluso cuando el cerebro está satisfecho. Hacen falta al menos un par de meses para desvincular la carga emocional de un alimento que produce un impulso placentero tan fuerte como el queso. Es el mismo efecto que se produce con el tabaco, el alcohol y otros alimentos como muchos procesados, el azúcar, los fritos y la comida basura en general.
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