Desde hace un tiempo a esta parte se produce un fenómeno en el sector lácteo que tanto el eslabón primario conformado por los tamberos, como las industrias, vienen advirtiendo: los precios intracadena no se mueven al mismo ritmo de punta a punta.
Y eso no es una sensación: los datos surgen de las publicaciones del Indec y la comparativa entre los precios al consumidor y los mayoristas, como los que publicó esta semana. Se suma, el valor que reciben los productores primarios en la tranquera. Y los tres tienen ritmos diferentes, con una particularidad: el eslabón del medio es el más rezagado.
El índice mayorista de precios de los lácteos registró un aumento de 6,1% en marzo respecto del mes anterior, mientras que en el primer trimestre los lácteos aumentaron un 19% y la comparación anual con marzo de 2022 arrojó un alza del 92,4%. Los valores contrastan con el movimiento de los precios minoristas en general y el de los lácteos en particular.
Por otra parte, los precios de los productos lácteos en su versión mayorista (salida de fábrica: al que vende la industria), se incrementaron de forma similar al de los precios de su propia categoría Alimentos y Bebidas, aunque por debajo en la variación interanual y acumulada respecto del índice mayorista general.
En este sentido, se observa claramente como los productos lácteos han tenido una fuerte recuperación en 2021 y lograron alcanzar a alimentos y bebidas (incluso lo superaron en algunos meses), y respecto al cual traían un importante retraso en el último trimestre de 2020 y el primer trimestre de 2021. Ya a fines de 2021 y en todo 2022 la variación de precios de Alimentos y Bebidas se comienza a ubicar por encima de la variación de precios de los productos lácteos.
Si se comparan los precios de los lácteos del índice de precios minoristas (con datos del Gran Buenos Aires, ya que no hay un índice lácteo minorista nacional), que presentaron a marzo de 2023 una suba interanual del 109,9%, vemos que los precios mayoristas de los lácteos están 17,5 puntos porcentuales por debajo. Y si la comparación se hace con los precios de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, la diferencia es de 12,5 puntos por debajo.
Si se hace una comparación más extendida en el tiempo entre junio de 2021 y marzo de 2023 existe un “diferencial de variación mensual” entre el precio que paga el consumidor y al que vende la industria (incremento del mark up), y allí se ve como existe en los últimos 22 meses, un diferencial en contra de los precios mayoristas de unos 20 puntos porcentuales. Esto marca claramente el retraso de precios de los productos lácteos en el valor al que factura la industria.
Desde el sector industrial se remarca que si al valor por litro de leche equivalente en salida de fábrica para el mercado interno de marzo de 2022 ($77,21/litro), en lugar de aplicarle el incremento mayorista (92,4%), se le aplicara el incremento minorista (117,1%), se generaría un diferencial de $ 19,07 que quedarían para la industria y la producción primaria.
Teniendo en cuenta que la venta minorista está en el orden del 70%, quedarían netos $ 13,35/litro equivalente y con una participación del productor del 56% sobre el valor de salida de fábrica del total del sistema, que implicaría una mejora de $ 7,48/litro de leche (+9,2% del precio percibido).
De esta manera, el precio al productor sería de $ 90,70 por litro litro muy en sintonía con el precio de equilibrio que indicaran los costos regionales de producción de INTA de marzo de este año, “demostrando que como decimos siempre, la cadena genera un valor suficiente para hacer rentable el negocio de sus eslabones, pero no logra percibirlo, por las diferentes interferencias del contexto macroeconómico”, explica un trabajo del Observatorio de la Cadena Láctea (Ocla).
Cabe mencionar que el precio al productor que indica Siglea tuvo un incremento interanual del 101,7%, por encima de la suba de precios mayoristas de los lácteos (precio al que vende la industria), que se incrementaron 92,4%.