Ércole Felippa, presidente del CIL, criticó las políticas del Gobierno y advirtió por una crisis sin igual en el sector

Después de un primer listado de economías regionales que iban a estar dentro de un tipo de cambio diferencial hasta el 31 de agosto, la cadena láctea vio frustrada esa posibilidad esta semana, cuando el lunes en el Boletín Oficial se conocieron los detalles. Primero se habló de “leche”, pero finalmente el sector no fue incluido. Sin embargo sí está entre los perjudicados por la contracara de esa misma medida que es la versión 3 del Dólar Soja, que sigue con muchas dificultades en su implementación pero que provoca secuelas en muchos sectores, entre ellos la cadena láctea.

Los tambos fueron los primeros en poner el grito en el cielo una vez más cuando se conoció la intención del Ministerio de Economía de impulsar una edición más del Dólar Soja porque con las dos primeras ya habían advertido un salto en sus costos de alquiler y de alimentación del rodeo. Lo mismo le ocurrió a los feedlots, granjas porcinas y hasta granjas avícolas, entre otros.

Ahora es la industria láctea la que plantea una queja contundente contra el Gobierno. Ercole Felippa, presidente del CIL (Centro de la Industria Lechera), titular de la Cooperativa cordobesa Manfrey y tambero, aseguró a Tranquera Abierta que hay un “manifiesto desprecio por el sector; un desinterés total; no se tiene en cuenta a una cadena que genera muchos puestos de trabajo genuinos e ingresos de divisas equivalentes a casi 1.700 millones de dólares como ocurrió el año pasado”, reclamó el empresario, que además es vicepresidente segundo de la Unión Industrial de Córdoba.

¿Cómo se ve la cadena desde el eslabón de la industria?

La actividad padece una serie de efectos negativos, algunos externos como el contexto global, la caída de la demanda china, la valorización del dólar, y la sequía que tiene un efecto determinante. Son elementos que vienen impactando negativamente. Pero en el medio hubo muchas medidas autoinfligidas como la política de precios, los sucesivos dólares especiales que impulsó el Gobierno nacional y que terminaron provocando un daño aún más grande.

¿Esperaban el dólar especial?

Cuando nos preguntan si queríamos un dólar especial para la leche la respuesta es no. Porque tiene que haber un solo tipo de cambio para todas las actividades porque cuando comenzamos a plantear tipos de cambio diferenciales se generan distorsiones. El claro ejemplo es cuando se puso el Dólar Soja 1 que provocó un perjuicio muy grande porque la soja como alimento del rodeo o como valor de referencia en los alquileres impacta directamente en los costos de nuestra actividad.

Complicó el panorama que ya tenía la cadena…

Claro, es que también hay que mencionar la política de precios cuando, en realidad sabemos que estamos ante un proceso inflacionario importante y los precios son claramente consecuencia de los desequilibrios macroeconómicos. Entonces se implementa una política de precios que tuvieron un impacto muy fuerte y que tampoco han servido para que el consumidor pueda acceder a consumir productos lácteos a valores accesibles. Y un claro ejemplo de eso son los datos que publica el Indec todos los meses. Incluso si comparamos los últimos 3 años, los precios minoristas aumentaron un 362% y a salida de fábrica se incrementaron un 258%. Ahí hay más de 100 puntos de transferencias de un eslabón a otro de la cadena, en donde se lo destruye al sector y además impide que el consumidor pueda acceder a precios más competitivos.

¿Se lo apropió el eslabón comercial?

No sé si se lo apropió el comercio. Lo que veo son los datos que publica el Indec. Dónde quedó eso no lo sé. Y se lo dije al secretario de Comercio (Matías Tombolini) permanentemente para que vean donde está el problema, porque no es en la industria.

¿Y entonces?

Entonces, cuando sobre esto vemos los efectos del Dólar Soja 1, luego el Dólar Soja 2 y ahora sale el 3, y no se incluye a las exportaciones de los productos lácteos en el acuerdo, claramente pone de manifiesto un desprecio por el sector; un desinterés total, que no se la tiene en cuenta a una cadena que genera muchos puestos de trabajo genuinos, ingresos de divisas equivalentes a casi 1.700 millones de dólares como ocurrió el año pasado. Pero el único objetivo del Gobierno es juntar divisas como sea para el Banco Central. Pero los efectos que generó eso para nuestra actividad fueron devastadores.

¿Eso también se lo plantearon a las autoridades?

Lo venimos planteando, incluso cuando se anunció el Programa Impulso Tambero, una medida que se tomó a comienzos de año y que recién se cobró una sola cuota que con el efecto de inflación del 6 o 7 por ciento mensual termina teniendo un efecto casi neutro. Realmente el sector está muy mal y como muy pocas veces vemos cómo se están dando una serie de factores en simultáneo que conforman una tormenta perfecta que se abate contra nuestra actividad con efectos muy nocivos.

En ese contexto haber sido incluidos en el dólar economías regionales hubiese ayudado…

Hubiese ayudado, pero obviamente no es la solución de todo. Porque en el medio de todo esto tenemos otro problema de distorsión por el diferencial de los derechos de exportación que tienen la leche en polvo y el queso; uno tiene el 4,5% y el otro el 9% y eso también genera problemas. Son todas cuestiones que venimos planteando desde hace tiempo pero sin respuestas. No hay nada que nos haga ver el futuro inmediato de la actividad con algo de optimismo. Lamentablemente fue muy, muy golpeada.

¿Cómo impacta todo eso en la producción, qué pasa con la oferta de leche?

La caída de producción de febrero que teníamos proyectada en 2,7% fue corregida después en marzo porque hubo una importante baja y nos dio más de 5%, casi 6% abajo. Ahora nos sorprende abril con una recuperación importante y eso hace que la nueva estimación se ubique en torno al 2,5% o 3%. La caída no va a ser tan grande, pero para sostener esos niveles de producción los costos van a ser mucho más altos.

En Córdoba hay alerta porque se trata de una actividad de fuerte raigambre…

Por supuesto que es vital para Córdoba porque es la principal provincia productora de leche por sus tambos y la presencia de usinas, industrias; es muy relevante. Por eso la importancia de generar buenas condiciones, porque cuando uno recorre el interior de nuestra provincia ve que donde hay una usina láctea hay trabajo genuino, ya sea trabajo directo o indirecto. Es un sector muy dinámico, un gran generador de empleo genuino y me parece que merece más atención por parte del Gobierno nacional.

¿Por dónde se sale?

En primer lugar no hay que olvidar que el primer problema es el desajuste de la macroeconomía. No hay ningún sector que pueda funcionar plenamente si no se solucionan los problemas macro. Y en segundo lugar hay que salir de ese intervencionismo que tanto daño nos genera. Se interviene sobre los precios, sobre los mercados, y todo eso genera distorsiones que finalmente tampoco le terminan sirviendo al consumidor porque los productos cuestan más caro que si no estuviesen esas distorsiones.

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