Agricultores del Caquetá pequeños y medianos también salen beneficiados. Conozca cómo.

En días pasados se presentó un proyecto que representa el trabajo arduo y conjunto de varias organizaciones que comparten el mismo objetivo: salvar la región de la Amazonia, entendiéndola no solo como una parte de Colombia, sino como el pulmón del mundo que atraviesa a otros países como Perú y Brasil.

USAID Colombia, Solidaridad Network, Earth Innovation Institute, National Wildlife Federation y la Universidad de Wisconsin-Madison se unieron en Amazonia Connect, la más grande inversión regional en esta zona del gobierno estadounidense.

¿De qué se trata?

A simple vista es un programa medioambiental y sí, lo es, pues pretende implementar prácticas bajas en emisiones de carbono para reducir la presión sobre los bosques y conservar la biodiversidad, pero también aumentar los ingresos de los pequeños agricultores del Caquetá, aquellos que concentran sus esfuerzos en la producción de leche y café.

Estos son los resultados esperados:

  1. Ampliar la adopción de modelos de Producción Libre de Deforestación en paisajes clave de la Amazonia en 146.104 hectáreas y 4.400 productores.
  2. Monitorear 129.000 hectáreas de tierras de cultivo con herramientas y tecnología digitales para mejorar el acceso a insumos, servicios y financiamiento de calidad para los productores.
  3. Facilitar financiamiento e incentivos para la agricultura baja en carbono.
  4. Avanzar en los procesos jurisdiccionales para promover el desarrollo rural bajo en emisiones.
  5. Convertir la investigación en conocimiento procesable para las partes interesadas de la cadena de suministro y permitir tomar mejores decisiones en cuanto a inversiones, intervenciones e incentivos.
  6. Implementar y promover la adopción de sistemas de monitoreo en las cadenas de suministro, para asegurar el abastecimiento libre de deforestación y el monitoreo de la biodiversidad.

Tras el evento de socialización del proyecto quedó claro que ellos son los protagonistas.

EL TIEMPO habló con varias organizaciones, quienes coincidieron en que la zona históricamente se ha visto afectada por la violencia y antes “era más productivo cultivar coca que tener café”. Sin embargo, con la implementación de los acuerdos de paz tuvieron una oportunidad: la de cambiar su vida y apostarle a los cultivos lícitos.

Cómo la violencia afectó a la zona

El evento de lanzamiento de Amazonia Connect se llevó a cabo en Florencia, Caquetá, y parece increíble, pero la misma carretera que llevó a los empresarios, productores  y medios de comunicación asistentes al punto de encuentro fue la que a principios del siglo evidenció numerosos hechos de violencia.

Como narra el Centro de Memoria, “el 23 de febrero de 2002 en esta carretera las Farc secuestraron a la candidata presidencial Ingrid Betancourt y a su fórmula vicepresidencial, Clara Rojas. Más adelante está el punto donde ocurrió la masacre de cinco guardianes del INPEC en Las Pavas en 2013”.

Cualquier reto de desarrollo para ellos es más grande que para los que vivimos en ciudades principales

María Fernanda Ordóñez, coordinadora del programa ambiental regional de la Amazonía para Usaid, explicó que “el conflicto armado sí fue el origen de muchos problemas, pero en este momento es la falta de oportunidades económicas y la desconexión del territorio con el resto del país” lo que afecta a la población por lo que, en su opinión, “cualquier reto de desarrollo para ellos (los productores de la zona) es más grande que para los que vivimos en ciudades principales”.

“Además les estamos poniendo el reto de la conservación de la Amazonía y no les corresponde a ellos”, puntualizó.

De ahí surge entonces la necesidad de pensar en otros actores e involucrar al sector privado. Joel Brounen, gerente de Solidaridad en Colombia, indicó que “el programa busca aprovechar la conexión entre los productores (oferta) y los compradores (demanda), con el fin de mejorar la trazabilidad en las cadenas de suministro, crear incentivos por reducción en carbono y asegurar que los productos que llegan a mercados nacionales e internacionales sean cero deforestación”.

Así, empresas como Nestlé ahora le compran a estas familias del Meta y el Caquetá en Colombia; Pará y Mato Grosso en Brasil; y San Martín y Ucayali en Perú.

 

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Hombres y mujeres reciben el sustento del café y la leche en la región. Foto:  Cortesía

El rol de la mujer en el campo

Es un reto muy difícil como mujer ser agricultura

Luz Mary Villa Triana es caficultura, pero también madre de dos hijos, uno de 13 y otra de 8 años. El mayor vive con su familia en el casco urbano, pero la menor continúa en casa y asiste a una escuela en otra vereda, localizada a 40 minutos del hogar. Luz Mary, entonces, enfatizó que “es un reto muy difícil como mujer ser agricultura”, pues se juntan las labores del hogar.

“Todos los días me toca madrugar a hacerle el desayuno a mi hija y llevarla a la escuela, luego me devuelvo caminando, hago mis oficios, preparo almuerzo y a las 12 salgo a recogerla. Después de medio día es que trabajo en el cultivo de café”, contó.

Pero el cansancio no es razón para repetir la historia de sus padres, quienes se vieron forzados a trabajar con coca, así que sigue con la frente en alto asumiendo los obstáculos que se le presentan.

En su caso, no fumiga ni utiliza químicos, solo ‘machetea’ el terreno, y así también contribuye al cuidado de la Amazonia. Pero tanto ella como los demás productores que participan del proyecto esperan que sus esfuerzos no sean los únicos, siendo conscientes de que tampoco son suficientes; “nos da tristeza cuando suben por el río los barcos con madera. Nos duele. Por eso estamos sembrando. Hoy somos muchos, pero nos falta mucho apoyo”, concluyen.

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