Investigadores de la Facultad de Ciencias Animales de Virginia Tech analizaron datos mundiales para comprender mejor el papel holístico de las industrias láctea y cárnica en relación con la nutrición humana y el medio ambiente.
Los investigadores sugirieron que los estudios anteriores sobre el impacto medioambiental de la industria láctea mundial no habían tenido en cuenta la contribución del sector a la nutrición, presentando en cambio sus resultados únicamente en términos de peso de la leche o contenido energético.
En cuanto al medio ambiente, el estudio destacaba que los análisis científicos previos habían demostrado que la eliminación de la ganadería de la agricultura estadounidense sólo mejoraría “ligeramente” las emisiones agrícolas de gases de efecto invernadero, al tiempo que provocaría una disminución del suministro de micronutrientes esenciales.
“El objetivo de este trabajo era caracterizar las contribuciones globales de la leche fluida a los suministros de nutrientes comestibles para el ser humano (especialmente el calcio) y los impactos ambientales de la producción de alimentos, concretamente las emisiones de GEI y el uso del agua.
Partiendo de la hipótesis de que el ganado lechero produce más nutrientes de los que consume, nos basamos en el suministro de nutrientes comestibles para el ser humano. Además, la leche tiene un perfil nutricional único, con vitaminas y minerales de alta calidad y bajo contenido energético. Esperábamos que los suministros de producción de leche en los distintos países estuvieran estrechamente relacionados con los impactos medioambientales, como las emisiones de gases de efecto invernadero y el uso del agua.
“Es necesario equilibrar los efectos medioambientales indeseables de la producción ganadera con su importante contribución al suministro de nutrientes para el ser humano y a la sostenibilidad de la agricultura”, sugiere el artículo.
Análisis de los datos de la FAO
Los investigadores analizaron los datos recopilados por las Naciones Unidas y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), que les permitieron evaluar el impacto medioambiental de diferentes productos agrícolas a escala nacional, continental y mundial, centrándose en el impacto de la leche líquida.
Los investigadores analizaron los datos de América del Norte y del Sur, Europa, África, Asia y Oceanía.
El estudio también exploró la relación entre nutrientes y calorías de la leche líquida. “Destacamos en qué lugar de esa distribución se encontraba la leche líquida y analizamos cómo se comparaba la distribución de todos los alimentos, y de la leche en concreto, con las proporciones deseadas de nutrientes en calorías según los objetivos de nutrición humana”, declararon los investigadores.
Para la evaluación del impacto ambiental, el estudio valoró cómo afecta la producción de leche al medio ambiente “en el contexto de su aporte de nutrientes”, en lugar de centrarse en el peso o la energía de los alimentos, como habían hecho estudios anteriores.
Resultados
El estudio concluyó que la leche aportaba suficiente calcio y fósforo para satisfacer las necesidades del 35-40% de la población humana; riboflavina y B12 para satisfacer las necesidades del 50-60% de la población mundial, y suministros de aminoácidos suficientes para el 25-30% de las personas. La leche también aportó más del 7% de los suministros de calcio, fósforo, riboflavina, B12, vitamina A, vitamina D y colina.
Al analizar la relación nutrientes-calorías de la leche, los investigadores descubrieron que la leche se encontraba entre las fuentes más concentradas de muchos aminoácidos esenciales, riboflavina, fósforo y calcio. También señalaron que el calcio era “uno de los micronutrientes esenciales de consumo más inadecuado” y representaba una “carencia nutricional única”, a pesar de las pruebas de que se estimaba que los sistemas agrícolas suministraban suficiente cantidad de este micronutriente para satisfacer las necesidades nutricionales en todas partes, aparte de África y Asia. Esto se debe a factores como las brechas socioeconómicas y las interrupciones de la cadena alimentaria a nivel regional, y puede afectar tanto a las naciones de ingresos altos como a las de ingresos bajos y medios.
“Esta evaluación refuerza el argumento de que la leche debería considerarse una fuente primaria de calcio y otros nutrientes para el consumo humano, porque puede simultáneamente (1) proporcionar una fuente de calcio de alta concentración, (2) satisfacer otras necesidades importantes de nutrientes y (3) no arriesgar un consumo excesivo de energía”, concluyeron los investigadores.
El estudio no pudo encontrar una relación entre la leche y el consumo de agua al analizar los datos existentes, pero reconoció que “en general se acepta” que se necesitan “considerables recursos hídricos” para producir leche, y añadió que “este uso… puede considerarse una contrapartida esperada asociada a la producción de alimentos”.
Los investigadores afirman que “si se redujera la producción de leche como estrategia para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, se reduciría el suministro mundial de nutrientes, incluidos los aminoácidos (Lys, Val, Thr, Ile), la vitamina A, la vitamina B12, la riboflavina y el ácido araquidónico. Un tratamiento similar de la carne daría lugar a varias de las mismas reducciones de nutrientes con la adición de hierro y zinc”.
El estudio volvía a sugerir que el impacto de la leche y la carne en los GEI representa un compromiso, pero destacaba que las estrategias para reducir las emisiones, como la manipulación de la dieta animal y la gestión del estiércol, podrían aumentar la utilidad de la leche y otros productos derivados de rumiantes para el consumo humano.
En conclusión, los investigadores comentaron: “En conjunto, los datos ponen de relieve que la leche es un alimento importante dentro del agroecosistema mundial. Aunque la producción lechera mundial tiene contrapartidas medioambientales, la leche es una fuente esencial de vitaminas y minerales importantes. De hecho, la leche es una de las únicas fuentes de calcio de bajo valor energético disponibles para el consumo humano.
A pesar de las diferencias en los sistemas de producción a nivel mundial, la producción de leche está estrechamente relacionada con el suministro de calcio y de otros nutrientes esenciales como las proteínas, la riboflavina, la vitamina B12 y el fósforo. La mejora del suministro mundial de leche, junto con la coordinación de la distribución de leche entre las cadenas de suministro, pueden ser prioridades importantes para mejorar la disponibilidad de estos nutrientes críticos en los sistemas alimentarios de todo el mundo.”