Rusia ha rechazado este lunes prorrogar el acuerdo de exportación de grano desde el Mar Negro que mantenía con Ucrania, lo que ha desatado los temores de una nueva escalada en los precios globales de los alimentos. La decisión del Kremlin afecta una de las principales rutas de exportaciones agrícolas ucranias, especialmente de trigo y aceite vegetal, especialmente en época de cosecha. Los mercados reaccionaron con pesimismo, con una subida inicial de 7% en los futuros de trigo que cotizan en el mercado de Chicago, aunque retrocede hasta el 3% hacia el mediodía.
El mayor temor de los analistas, con la mirada puesta ya en el último trimestre del año, es que la fractura en la cadena de los suministros y el aumento de los costes de logística pueda llevar a los agricultores ucranios a reducir más aún su producción. Antes del inicio del conflicto, Rusia y Ucrania eran el primer y quinto exportador de trigo, con un 20% y un 10% de las exportaciones mundiales respectivamente. Los problemas, de cualquier forma, no son nuevos: Rusia ha bloqueado la circulación de nuevas embarcaciones el últimos mes, a la vez que ha mantenido cerrado uno de los tres puertos que estaban en el centro del acuerdo.
El pacto firmado en julio de 2022, en el que actuaron por intermediarios Naciones Unidas y Turquía, tenía por objeto combatir la crisis alimentaria global producida por la invasión rusa de Ucrania y su última prórroga vencía esta jornada. De acuerdo a datos oficiales, el acuerdo posibilitó que más de 33 millones de toneladas de exportaciones agrícolas circularan por el Mar Negro
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, aseguró que la salida rusa del acuerdo no tiene nada que ver con el ataque producido esta mañana en el puente de Crimea, que une la península ocupada con Rusia por el estrecho de Kerch, y que la única razón para no extender su participación es que no se cumplen las condiciones establecidas por Moscú. “Tan pronto como la parte rusa del acuerdo se cumpla, Rusia volverá inmediatamente al pacto”, ha asegurado Peskov.