El microbiólogo ruso Elie Metchnikoff publicó en 1907 su teoría sobre la longevidad. Había estudiado que las tribus de campesinos búlgaros consumían grandes cantidades de leche fermentada y esto lo asoció con su expectativa de vida mayor al promedio. Su investigación le valió un Premio Nobel al año siguiente e inspiró a Minoru Shirota, un joven investigador japonés, a crear Yakult, la marca de bebida láctea con probióticos que vende 40 millones de sus icónicas botellas por día en 40 países.
Shirota era un ferviente seguidor de Metchnikoff, por eso decidió estudiar Medicina en la Universidad de Kioto. Se graduó con un doctorado en microbiología y se especializó en el estudio de las bacterias. En particular, le interesaba investigar su potencial uso para mejorar el equilibrio de la flora intestinal.
El origen de Yakult
Tras varios años de trabajo, logró aislar y cultivar una cepa de una bacteria acido láctica que lograba llevar viva al intestino. Para su consumo la incluyó en una bebida láctea y empezó a comercializarla en Japón en 1935. Hoy esa cepa es conocida como Lactobacilos casei Shirota.
Al principio la vendía en botellas grandes de vidrio con el nombre Yakult. Esta palabra proviene de “jahurto”, que en esperanto significa yogurt. Recién en 1955 fundó oficialmente la empresa Yakult Honsha, con su sede en Tokio, y unos meses después creó el Instituto de Investigación Yakult para seguir avanzando en el estudio de esta bacteria.
En sus inicios, la compañía se apoyó en la venta directa puerta a puerta. Por eso creó la figura de las “Yakult ladies” (damas Yakult), mujeres que recorrían hasta los más recónditos pueblos japoneses para contar sus beneficios y vender stock. Si bien pasaron 60 años desde su creación, este sigue siendo un importante sostén de la firma que cuenta con 80.000 damas Yakult en Asia y América.
La (corta) aventura en la Argentina
La expansión internacional empezó en los 60. Su primer destino fue Taiwán en 1964, después Brasil en 1968 y Hong Kong un año más tarde. Durante la década siguiente pusieron un pie en Tailandia, Corea del Sur, Filipinas y Singapur. En 1969 ya habían cambiado su inicial botella de vidrio por el conocido envase de plástico con inscripciones rojas.
El mercado brasileño sirvió como puntapié para su desembarco en América latina. Se lanzaron en México en 1981 y la apertura de la subsidiaria en la Argentina se dio recién en 1997. En el mercado local operaron como un importador de las botellas que se elaboraban en Brasil. Sin embargo, el negocio no prosperó.
En noviembre de 2012 Yakult anunció la disolución de la oficina argentina. “No fue posible establecer una base de negocio suficiente y no vemos perspectiva de rentabilidad”, explicaron en un comunicado.
De los probióticos al skin care
La compañía japonesa recién desembarcó en Europa en los 90. Su llegada al viejo continente despertó el interés de otros grandes jugadores del negocio lácteo. En 2000 la francesa Danone adquirió un 6% de Yakult y luego elevó su participación hasta tener casi un 21 por ciento.
La sociedad duró dos décadas. Danone informó en 2020 que se desprendía del último paquete de acciones que le quedaban de la firma. No obstante, aseguraron, continuaran siendo socias en los joint venture que poseen en India y Vietnam.
Además de las bebidas con probióticos, Yakult también amplió su portfolio de negocios. En los 70 lanzó su vertical de cosméticos. “El estudio de las bacterias ácido láctico nos permitieron desarrollar ingredientes humectantes para la piel”, indican en su sitio oficial. También, detallan, tienen una unidad de productos farmacéuticos enfocado en drogas oncológicas.
