China no demanda y Nueva Zelanda, que es el principal productor, se queda con un sobrestock. Cómo golpea a la Argentina.

El sector lácteo observa con preocupación la caída del valor internacional de la leche en polvo, que no encuentra piso, y empresas argentinas están empezando a exportar a pérdida.

Costos crecientes tras la devaluación del 22% que se traslada muy rápido a precios, valores internacionales a la baja y el comienzo de la temporada fuerte de producción de leche que aumentará los stocks, hacen que el panorama no pinte optimista.

“Hay un mercado distinto por la crisis económica China. Está cambiando el mercado. Los principales clientes chinos de Fonterra (mercado neozelandés) no compraron nada en el Tender (licitación) de 100.000 Tn del mes de agosto”, explica Alejandro Maurino, CEO de Dairy Corp, empresa especializada en la industria láctea global con más de 20 años de trayectoria.

Así grafica una de las principales razones de la caída de los precios.

Indice lácteo

El gigante asiático no demanda y Nueva Zelanda, que es el principal productor (y exporta el 90% de su producción a China), se queda con un sobrestock.

Esa sobreoferta, en un mercado relativamente chico, tiene un impacto significativo en los precios.

Global Dairy Trade (GDT), la plataforma a nivel mundial para seguir la comercialización de lácteos, marcó un nuevo retroceso en el precio a US$ 2.548/t, el menor promedio desde junio de 2020, y US$ 1.185 abajo del pico de septiembre de 2022.

De esta manera las perspectivas para los próximos seis meses en los mercados mundiales no muestran signos positivos para los productos lácteos.

El coordinador del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), Jorge Giraudo, advirtió que el pronóstico para el precio futuro de septiembre se sitúa en US$ 2.475, una cifra que confirma la tendencia a la baja.

Antes, un 40% de la exportación se destinaba a Argelia, poco más de un 30% a Brasil y el resto a otros mercados.

Sin embargo, con los precios actuales al mercado argelino “no se puede acceder”.

Giraudo explicó: “Quedó Brasil, país con el que la Argentina comparte el arancel externo común, que otorga protección a los integrantes del Mercosur mediante un arancel del 28%. Sin embargo, con la caída de los precios internacionales, la devaluación y las retenciones, los números también dejaron de cerrar”, detalló.

Por su parte, si bien Maurino reconoce que, pese a los coletazos de la sequía, la producción de leche está en buen nivel, el problema tras la baja de las exportaciones se encuentra en cómo van a poder financiar stocks las empresas lácteas.

“Hay entre un 25% y 30% de producción que se exporta normalmente, que habrá que ver si se exporta a precios de quebranto o se mantiene en stocks, lo que lleva a preguntarse cómo se financiarán”, analizó.

“Hoy en día las empresas tienen que trabajar muy finos en los costos, gestionar y ganar en productividad”, dijo Maurino, al señalar la escasa asistencia del Estado.

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