La educación nutricional sobre los productos lácteos lleva mucho tiempo haciendo hincapié en los beneficios que aportan al organismo los nutrientes esenciales de la leche. Lo que ha sido menos conocido, pero que ahora está pasando a primer plano, es la importancia de los lácteos para el cerebro, sobre todo durante los primeros 1.000 días del niño, que abarcan desde el desarrollo prenatal hasta el segundo cumpleaños.
En el caso de los seres humanos, los nutrientes clave para el desarrollo cerebral durante el embarazo son la vitamina D, el hierro, la colina, el yodo, el folato y el ácido docosahexaenoico (DHA), explicó Liska Robb durante una mesa redonda en la Cumbre Mundial de la Lechería. Los panelistas explicaron que los lácteos son una valiosa fuente de los cuatro primeros de esa lista.

El enriquecimiento proporciona a la leche altos niveles de vitamina D, de la que un feto en el útero depende por completo de su madre. Robb, profesor de nutrición y dietética en la Universidad del Estado Libre de Sudáfrica, explicó que se ha demostrado que la carencia de vitamina D en animales provoca diferencias morfológicas en el cerebro.

El hierro en la dieta de una mujer embarazada favorece el metabolismo energético neuronal y el desarrollo de las dendritas y sinapsis del cerebro del feto, prosiguió Robb. Dijo que se calcula que el 37% de las mujeres embarazadas del mundo padecen anemia, que es el resultado de una carencia de hierro. Cuando los niveles de hierro del feto son deficientes, el cerebro no puede desarrollarse con normalidad. Este daño es generalmente irreversible, dijo Robb.

La colina, una de las vitaminas del grupo B, es el tema central de su investigación. Robb la describe como un nutriente poco reconocido, a pesar de que la Asociación Americana de Pediatría afirma que una carencia de colina puede provocar un retraso del crecimiento a largo plazo. La colina contribuye al desarrollo del hipocampo del cerebro y a la neuroplasticidad en general, e incluso puede atenuar algunos de los daños neurológicos de la exposición al alcohol durante el embarazo, lo cual es motivo de gran preocupación en Sudáfrica.

Sin embargo, el 90% de los estadounidenses no consume la cantidad recomendada de colina, según Robb. La colina se encuentra sobre todo en los productos de origen animal, y Robb lo acotó aún más diciendo que sólo hay 10 fuentes alimentarias principales de colina, y los lácteos son una de ellas. “Es una fuente muy importante de colina en la dieta”, aconseja Robb.

El yodo mejora el cociente intelectual

La carencia de yodo en mujeres embarazadas y bebés es preocupante por muchas razones. Las mujeres embarazadas necesitan más yodo de lo habitual porque tienen una mayor necesidad de hormona tiroidea y perderán más en la orina durante el embarazo, además de que el feto necesita yodo, explicó Elizabeth Pearce. El yodo que no se excreta se utiliza para fabricar la hormona tiroidea, que es fundamental para el desarrollo del cerebro, prosiguió la profesora de medicina de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston, que ha investigado ampliamente el yodo.

Pearce señaló que la carencia de yodo también aumenta las tasas de aborto espontáneo, mortinatalidad y muerte de la madre en el parto. Otra grave preocupación es el desarrollo mental del bebé una vez nacido. “Un nivel inadecuado de yodo en las primeras etapas de la vida provoca un coeficiente intelectual bajo, sobre todo verbal”, explica. Esto significa que los centros del lenguaje y las funciones auditivas del bebé pueden verse afectados. De hecho, los estudios han descubierto que el CI es entre 8 y 12 puntos superior en los niños cuando se corrigen las deficiencias de yodo. “Todavía en 2023, la carencia de yodo sigue siendo la solución más razonable a los problemas intelectuales”, añadió Pearce, señalando que el CI es lo que ayuda a las sociedades y a las economías a avanzar.

La sal yodada ha sensibilizado a la opinión pública sobre las carencias de yodo, pero muchos países, entre ellos Estados Unidos, siguen presentando altos índices de carencia en las mujeres embarazadas. Pearce afirma que aproximadamente la mitad de las mujeres en edad fértil nunca o casi nunca consumen sal, por lo que se necesitan otras fuentes de yodo. “Lo que probablemente sea la fuente más crítica [de yodo] en EE.UU. son los lácteos”, aconsejó.

La leche, el queso, el yogur y otros productos lácteos pueden ser buenas fuentes de estos nutrientes y de los 13 esenciales que ya conocemos. La nutrición siempre es importante, pero es especialmente crítica para una mujer embarazada y una vez que el bebé comienza su temprana vida. Empezar con buen pie puede marcar la diferencia para el resto de la vida de ese niño, y elegir alimentos muy nutritivos puede contribuir a ello. Con los productos lácteos, se reúnen múltiples beneficios en un solo paquete.

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