La falta de lluvias provocó una retracción del 60% en la producción de granos y en los ingresos por exportación del rubro. El sector cárnico también sufrió la falta de agua, pero los embarques al exterior cerrarán cerca de récords históricos. La lechería, en tanto, profundizó su crisis

El campo cierra un año lleno de complicaciones, angustias y problemas, pero también con mejores previsiones productivas y un cambio de orientación la política económica, ahora a priori más amigable, aunque las primeras medidas de Javier Milei no fueron bien vistas, ya que impulsó la suba de retenciones para todos los complejos, a excepción de una veintena de producciones agropecuarias.

La sequía registrada durante gran parte del primer semestre, después de tres años consecutivos de déficit hídrico, redujo sensiblemente las cosechas y las exportaciones granarias. La producción de granos se redujo de casi 100 millones de toneladas al finalizar el ciclo 2021-22, a 60 millones estimados al cierre del 2023 y oos ingresos cayeron de USD 41.500 millones a 25.300 millones respecto de 2022.

Fue un año “bastante complicado: la producción quedó muy golpeada y obligó durante a ajustar gastos, dijo Gonzalo Agusto, economista jefe de la Bolsa de Comercio de Rosario. Argentina pasó de exportar granos y subproductos por unos USD 60.000 millones en 2022 a unos 34.000 millones”, destacó.

También desde la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), se indicó –en base a datos propios y oficiales– que la producción de granos de la campaña 2022-23 cerrará en 82,9 millones de toneladas, lejos de los 133,5 millones del ciclo 2021-22 y el récord de 140,8 millones de toneladas alcanzado de 2018-19. De igual modo, las exportaciones estimadas para el 2022-23 cerrarían con ventas por unos USD 60.500 millones.

“La producción de granos en la campaña 2022-23 cerrará con una producción total de 82,9 millones de toneladas, lejos de los 133,5 millones obtenidos en el ciclo 2021-22″

Tomás Rodríguez Zurro, especialista del Departamento de Estudios Económicos de la Bolsa rosarina, comentó que “la fuerte recuperación de la producción prevista para la nueva campaña, permite que el agro vuelva a posicionarse como un aportante de divisas, tan necesarias para la economía argentina: por ello, se proyecta para el ciclo 2023-24 exportaciones por casi 100 millones de toneladas. Es decir, un 65% más que en el total de los granos estimados a exportar durante el presente ciclo”.

Al evaluar el impacto de la sequía que afrontó el campo argentino, se constata que en trigo solo se exportaron 3,5 millones de toneladas hasta el cierre del año. “Fue una cifra muy baja, según lo declarado, respecto de los 14 millones de toneladas exportadas en el ciclo anterior. Esos 3,5 millones de toneladas exportadas fueron unos USD 850 millones, principalmente vendidos a Brasil”, dijo Agusto.

“Hay que recordar que la cosecha 2022-23 fue de 11 millones de toneladas, de las cuales 6 tuvieron por destino el consumo interno. La producción anterior ascendió a 20 millones de toneladas de trigo”, agregó. También comentó que el año se inició con un valor de USD 320 para la tonelada de trigo y cerró con un precio de 380 dólares.

Producción total de granosProducción total de granos

La sequía también le pegó de lleno a otros cultivos: la producción de maíz fue de 35,5 millones de toneladas, y se exportaron 24,7 millones. Ambas cifras son menores a los 50 millones de toneladas obtenidos al cierre del 2022, cuando las ventas externas previstas rondaban los 36 millones.

El complejo sojero solo logró cerrar exportaciones por 23 millones de toneladas. Apoyado esto por el estímulo que le representaron los sucesivos programas de Dólar Agro. “Con exportaciones de soja y subproductos por unos 36 millones de toneladas durante 2021-22, se registró un recorte interanual de 13 millones. Cerramos así un año signado por la sequía”, afirmó Agusto.

Carne vacuna

Otra actividad que no la tuvo fácil fue la ganadería vacuna; la sequía llevó a los productores a un proceso de liquidación del stock, vendiendo de manera forzosa su hacienda por falta de pasto en los campos. Se originó así una sobreoferta de carne en el mercado debido a una faena 10% superior a la registrada en 2022. Esto mantuvo los precios semicongelados hasta casi cerrado el año, cuando se dispararon.

Este no fue el único efecto. No solo se trató de la salida anticipada de hacienda de los campos, la falta de lluvias también impactó en la preñez de las vacas, lo cual tendrá como consecuencia la no parición de, al menos, 1,5 millones de terneros durante 2024, ajustando de manera contundente el rodeo y limitando la oferta de carne en el mercado interno.

Diego Ponti, analista del mercado ganadero de AZ Group, explicó que el balance del 2023 “pasa por la cuestión climática, con la tercera Niña consecutiva, que obligó a tomar decisiones en la ganadería que no estaban pensadas en el arranque del año, por lo que cuestiones como expectativas electorales y precios quedaron muy en segundo lugar. Cuando el productor ganadero no tiene pasto y no tiene agua para su hacienda cambia completamente el panorama y agotaron rápidamente las herramientas disponibles”.

ExportacionesExportaciones

Ponti comentó que la sequía le pegó a toda la cadena bovina. “Los criadores tuvieron destetes mucho más livianos, y se obtuvieron de modo anticipado terneros, con precios sumamente atrasados. Después hubo una caída en la preñez en la última primavera. Ahora vamos a tener menos terneros destetados. Así, la seca quedó atrás, pero el impacto se va a extender, por lo menos durante los próximos dos años. Allí, se benefició el engorde a corral, por la falta de pasto”.

En la cuestión de precios, en el Mercado de Agroganadero de Cañuelas (MAG), los precios vacunos treparon durante 2023 un 353,2% en pesos, registrando al cierre del año una cotización de $1.340 por kilo vivo, contra $360 al inicio del año, aunque hace solo algunas semanas tuvo un pico máximo que rozó los $2.000 por kilo vivo, que empujó los precios de la carne en las góndolas.

En materia de comercialización, la exportación de carne vacuna aportó unos USD 2.800 millones, con precios internacionales un 30% por debajo de los registrados a finales de 2022, a pesar de que en volumen podría alcanzar un volumen de 924.000 toneladas. No obstante, la tonelada de red con hueso termina el año por debajo de los USD 3.000, debido a que China, que compra un 80% de las exportaciones cárnicas argentinas, recortó mucho sus valores de compra durante el presente año.

Lechería

El sector lechero vivió durante el 2023 una fuerte crisis productiva y económica. En la primera parte del año, la sequía dejó a los tambos sin alimentos básicos como pasturas, granos y verdeos. En el segundo semestre, los costos se desbocaron por la inflación. Allí, solo por efecto del Dólar Soja o Dólar Maíz, los tamberos debieron pagar hasta un 25% adicional por los granos disponibles y por arriba de los valores de mercados para garantizarse el alimento.

Por ello, aún con un gran esfuerzo de los tambos, la producción de leche durante el 2023 cayó un 2% interanual contra los 11.557 millones de litros producidos en el 2022. Se especula que en el 2024 volvería a caer en igual proporción por el arrastre de la crisis sectorial. El año cerró con un valor de la leche cruda de $150 por litro abonados por la industria a noviembre y se advierte que este montó está $25 del costo que tiene su producción en los tambos.

La producción de leche durante el 2023 cayó un 2% interanual contra los 11.557 millones de litros producidos en el 2022La producción de leche durante el 2023 cayó un 2% interanual contra los 11.557 millones de litros producidos en el 2022

Jorge Giraudo, director ejecutivo del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), aseguró que “la lechería tuvo un año complejo, donde el productor tambero además del incremento por inflación, tuvo que pagar más por el alimento y alquileres por el Dólar Agro. El costo extra fue de 20 a 25% por arriba de los precios de mercado. Estas subas extraordinarias, generaron quebrantos en el negocio lácteo durante el último semestre de 2023, así y todo, solo terminamos un 2% menos de leche respecto al 2022″.

“La falta de precios, y suba de costos, desfinanció a la producción primaria que terminó el año con una venta importante de vacas lecheras. Por ello, el 2023, en términos económicos, tanto para la industria como para los tambos, es un año con un resultado negativo, pero con una luz de esperanza ante la promesa oficial de fijar en cero las retenciones para los lácteos. Así, al ajustar el tipo de cambio oficial a $840, también se le sumaría la quita de retenciones. Dos medidas que el sector menciona como un escenario para el crecimiento”, explicó Giraudo.

Desde el sector, se espera que los precios de la leche en tranquera trepe a $200 por litro durante diciembre. El traslado a los precios de góndola es cuatro a uno. Por ello, se advierte que, en el arranque del año, la leche larga vida debería contar con un precio base de 800 pesos. El encarecimiento de la materia prima para la industria, sería trasladado a las góndolas, aunque se prevé que, durante la temporada estival, al menos en las primeras marcas, se podría reducir las ventas, debido a que quizás el ajuste no sería convalidado por los consumidores.

Economías Regionales

Los diferentes sectores de las economías regionales fueron protagonistas durante el 2023 de la política empleada por los distintos gobiernos en materia de retenciones.

A comienzos de septiembre, el ministro de Economía Sergio Massa dispuso la modificación de 371 posiciones arancelarias vinculadas a la citricultura, el arroz, la vitivinicultura, el maní, el tabaco y la foresto industria. Esto llevó a cero las retenciones de todas las economías regionales, incluida la exportación de lácteos, con el objeto de dinamizar y devolver competitividad a estos sectores. Esto representó el recorte de casi USD 190 millones para el fisco en concepto de retenciones.

Luego, la gestión del presidente Javier Milei, tras asumir, promovió el decreto 70/2023, donde derogó la Ley de Abastecimiento, y promovió cambios al Código Aduanero para que desde el ámbito gubernamental a futuro no se pudieran prohibir o restringir el comercio exterior e interior. Situación que fue apoyada por entidades empresarias como la CAME o el Consejo Agroindustrial Argentino.

También desde la CAME, su presidente, Alfredo González, celebró la decisión del Gobierno de eliminar los derechos de exportación para unos 18 complejos de economías regionales, cuando días antes el ministro de Economía, Luis Caputo, habló de elevar toda exportación al 15%, salvo la soja que se ubicaría, junto a sus productos, en el 33 por ciento. Así, el beneficio de contar con tasa cero de exportación alcanzó a actividades como la olivícola, la arrocera, cueros bovinos, lácteos, hortícola y frutícolas (donde se excluyó al limón), papa, ajo, legumbres como porotos, garbanzos, lentejas, arvejas, también miel, azúcar, yerba mate, té, equinos y lana.

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