En el acumulado de 2023, la producción de leche de la fase primaria remitida a la industria sumó 2.114 millones de litros, volumen que fue 1,2% superior a 2022, y quedó apenas 4 millones de litros por debajo del récord de 2021 (2.118 millones de litros). Los tamberos lograron este crecimiento en medio de una de las peores sequías que se tenga registro, algo que llevó a un sobrecosto millonario en la inversión en pasturas y concentrados durante buena parte del año pasado.
Para 2024, las perspectivas del Inale apuntan a un crecimiento moderado de la producción de leche, algo que debería cumplirse si no surgen grandes contratiempos climáticos y que podría acelerarse incluso si las industrias comienzan a trasladar mayores señales de precios en los próximos meses. Por el lado de los costos, hay muy buenas perspectivas para contar con un maíz sobre un eje de los US$/150 por tonelada, menos de la mitad de lo que pagaron los tamberos durante el otoño-invierno pasado.