Gabriel Fernández, presidente de Conaprole, en una entrevista que concedió a El Observador, destacó que en la lechería uruguaya el sistema cooperativo es fundamental y que entiende que no es una solución la venta de Conaprole, algo que cada tanto se plantea por parte de algunos tamberos, preocupados por corregir problemas que entienden soporta la empresa.
Admitió, además, que tras los impactos por la sequía y la caída de los valores internacionales de los lácteos quedó en los tambos una situación financiera completa, no obstante mejoraron algunas condiciones, como lo climático, por lo cual es optimista en que se pueda ir digiriendo la adversidad, incluso señaló que la cantidad de tamberos con saldo deudor bajó desde el registro que hubo en la primavera.
En otro orden, aclaró que aunque no le guste la competitividad exige cada vez escalas más grandes en los predios productores de leche, no obstante señaló que Conaprole hace y seguirá haciendo todos los esfuerzos posibles para que la masa conformada por pequeños remitentes se mantenga, por el valor que eso tiene, teniendo la reflexión como marco un cierre de tambos constante, aunque no sea algo solo coyuntural.
Sobre el cruce de consideraciones mediante cartas que hubo tras la asamblea de enero en Florida, una de ellas redactada por él, comentó que fue un momento desagradable y que no es el estilo que le gusta.
Finalmente, sobre la deuda de Venezuela con Conaprole, por la cual la empresa encaminó un reclamo vía judicial al Estado uruguayo, remarcó que se están dando los pasos, con asesoramiento especializado, para recuperar un dinero que, dijo, hay que dárselo a los productores.
A continuación, una síntesis de la entrevista con el presidente de la principal empresa exportadora del país.
¿Cómo define la situación actual de Conaprole?
Cuando yo analizo a Conaprole, me gusta analizar a la empresa como un sistema que es la industria más sus productores, que brinda alimentos saludables a nuestra población, que genera mucha mano de obra en forma directa e indirecta porque alrededor de Conaprole hay 25 mil puestos de trabajo, y es un sistema en el que la industria por sí sola no tiene razón de ser, tiene razón de ser si es un vehículo para industrializar la leche del productor y ponerla en el mercado interno y en el mundo.
A raíz de la seca que hubo en el año pasado, que fue algo que generó pérdidas evaluadas en el orden de los US$ 100 millones –hay quien habla de US$ 70 millones y hay quien habla de US$ 120 millones–, que además se sumó a la caída que hubo en los precios, la situación de los productores desde el punto de vista financiero es compleja. Por eso es que hemos estado trabajando con la banca, hemos estado generando soportes financieros, para que el productor salga de esta coyuntura.
Para adelante, la realidad es que somos optimistas, hemos tenido una buena primavera, es un buen verano, hemos hecho buenas reservas, los granos están en una relación muy conveniente respecto a la leche, y buenas reservas, pasturas y granos baratos nos va a permitir producir con buen margen y ojalá eso nos permita terminar de digerir la pérdida que nos generó la seca, más lo que se pateó para adelante a través de la banca, porque la idea, y es lo que hicimos personalmente, fue todos esos costos de la seca diluirlos en dos o tres años.
En su momento se supo que en noviembre hubo unos 240 productores remitentes a la cooperativa con saldo deudor, ¿qué pasó en enero de 2024?
Eso bajó un poco, en 20 o 30, más o menos, estuvo en el orden de los 200 y eso está un poco por arriba de lo habitual para la fecha, eso a pesar de las medidas que tomó la cooperativa de sacar algunos vencimientos que estaban previstos para esas fechas.
Esta situación hizo que nosotros, conversando con la Asociación Nacional de Productores de Leche (ANPL) y con el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), planteáramos especialmente (en el marco de una asistencia financiera oficial encaminada) la dificultad de los pequeños productores, de menos remisión, y la resolución del Poder Ejecutivo, que todavía no está firme, capaz se cambia, porque si hablamos de menos de 2.000 litros (de remisión) hablamos en el orden de los 900 productores, pero si consideramos a los de menos de 3.000 litros estamos hablando ya de 1.100 productores en 1.600 que es el conjunto de remitentes a la cooperativa.
¿Cómo se explica la coexistencia de dos realidades, el consistente cierre de tambos y una remisión de leche con niveles récord o al menos muy elevados, incluso durante un año con sequía y otras dificultades?
Me parece importante considerar que de los productores pequeños que hay en la lechería la mayor proporción son tamberos remitentes a Conaprole, eso por las características de la cooperativa.
La escala es un elemento importante a la hora de explicar el resultado del predio, aunque no es el único porque hay productores chicos que están muy bien y hay productores grandes que no están bien, pero sin lugar a dudas la escala ayuda.
La tendencia en el mundo, nos guste o no nos guste, evidentemente no nos gusta, es que la competitividad va exigiendo cada vez escalas más grandes.
La empresa hace y va a seguir haciendo todos los esfuerzos posibles para que esa masa social se mantenga, porque es una masa social que tiene el ADN del tambero que vive en el campo, que tiene a su familia vinculada al tambo, que cría a sus hijos entorno al tambo, donde trabaja el hombre y la mujer, además con muchas familias vinculadas a cada tambo, porque un tambo genera una red de beneficios en su pago, en su territorio y eso es un atributo muy importante para Conaprole, más allá de los litros que esos productores remitan, eso le da un valor social a Conaprole, un valor histórico que tenemos que defenderlo como podamos.
Por supuesto que duele ver que hay un goteo, un cierre de tambos, que es algo que se ve desde hace 20 años, que no es algo de ahora, con productores que van desapareciendo por edad, por escala o por otras alternativas.
Sucede cada tanto, recuerdo pasó cuando el último gran diferendo entre la conducción de la empresa y el sindicato, que hay tamberos que sugieren como solución la venta de Conaprole, ¿qué piensa sobre eso?
Creo que en la lechería el sistema cooperativo es fundamental. Obviamente Conaprole tendrá sus debilidades, como todas las empresas, y la relación con su sindicato no es nuevo que es una dificultad que, de alguna manera, hemos ido tratando de manejar lo mejor posible, pero sí hubo situaciones de reclamos que nosotros entendimos no eran pertinentes y que fueron muy perjudiciales para la empresa y los productores.
No veo que la venta de Conaprole sea una solución, capaz se pueda vender alguna unidad si hubiera interesados, habría que discutirlo mucho con los productores y la decisión sería de los productores, la mía sería una opinión más.
¿Y cuál es su opinión como productor?
Que se demostró en este período de seca el soporte que la cooperativa le da a los productores, que lo ha dado en cada situación difícil, un soporte fundamental.
Estoy convencido, además, que el precio de la leche a los productores está, de alguna manera, regulado por Conaprole, no tengo duda de que si Conaprole no existiera esos precios bajarían.
Me hago una pregunta, ¿por qué algunas industrias bajan el precio de la leche al productor si no están en el mercado internacional?
A propósito del precio, nuevamente le pregunto más al productor que al presidente de Conaprole, ¿es el actual un precio adecuado?
Soy muy optimista con el resultado de mi predio, con mi señora y mi hija que me ayudan mucho con los números tenemos un flujo proyectado, vemos una primavera con optimismo, con meses sí complejos desde el punto de vista financiero.
El precio de la leche, si lo analizamos despegado de la situación coyuntural, es un precio históricamente alto, y me consta que la cooperativa está dejando el alma en la cancha para pagar ese precio.
También es cierto que cuando lo paso ese precio a pesos si miro que tenía una liquidación de hace dos años con un dólar a $ 42 o a $ 43, bueno, ahí hay costos fijos, salario, energía, combustible, la vida misma que se han encarecido un 20% o un 30%.
Recientemente, luego de la asamblea de productores en Florida, hubo una secuencia de cartas publicadas con un conjunto de, por definirlo de algún modo, cuestionamientos y una de las cartas fue suya. ¿Qué reflexiona sobre eso, un mes después?
Fue un momento desagradable, la verdad es que no es el estilo que me gusta, no he hecho cosas por el estilo, pero sentí en ese momento la necesidad de responder porque me pareció injusta la carta a la que respondí, pero como dije en mi carta, lo dejo por ahí.
Lo que pasó no le hace bien a la relación entre los productores, no le hace bien a la cooperativa, no le vamos a mejorar la vida a nadie de ese modo, pero no podía quedar como un marciano que aterrizó en una realidad que no conoce frente a mi familia que ha tenido las mismas dificultades y vicisitudes que el resto de las familias de productores.
Hay un dinero que Conaprole no ha podido cobrar, tras una venta de lácteos a Venezuela, quedan por cobrar US$ 31,8 millones (el monto reclamado es casi el doble considerando daños y perjuicios), ¿en qué está la gestión de reclamo que ha encaminado la cooperativa?
Está en el ámbito judicial. Hubo dos actores que firmaron un contrato, el Estado venezolano y Corpovex como cliente particular y Conaprole, con el estado uruguayo participante en la operación. Hubo una primera instancia y una segunda instancia que hacen lugar a Conaprole para llevar adelante el juicio contra Venezuela en territorio uruguayo y que plantean que la responsabilidad del Estado uruguayo caducó. Los estudios jurídicos que nos asesoran, que son los mejores que hay en el país, más de uno, con los juristas consultantes que han participado, nos dicen que entienden que no, que no caducó, por razones jurídicas. La Justicia lo dirimirá.
Conaprole tenía la obligación de golpear todas las puertas donde pudiera haber una posibilidad de encontrar la responsabilidad, correctamente asesorado.
Se está dando cada paso, los que corresponden, porque esa plata la queremos recuperar y dársela a los productores.