El sector lechero sigue en caída y los números empiezan a codificar el dictamen de lo que será la industria este año. Las altas temperaturas y una menor pluviosidad hacen que haya una mayor mortalidad en el hato ganadero, una menor producción de pastos y un mayor costo por uso de alimento concentrado, especialmente en la zona Caribe, aunque en esta nueva versión del fenómeno de El Niño algunos departamentos del interior han padecido también este problema.
Las noticias hablan de una transición rápida esperada hacia mediados del año a un nuevo fenómeno de La Niña, lo que sería de ayuda al menos para evitar un verano más prolongado.
Un análisis del Grupo Bancolombia leyó el sector en cifras. Entre los hallazgos resalta aumento del 47% en 2022 en los precios (con bonificaciones voluntarias) de la leche cruda, materia prima básica para la industria láctea, que llevó, junto con otros factores, a “que se comenzara una espiral inflacionaria en los precios al consumidor”.
“Aunque los precios de la materia prima vienen corrigiendo a la baja, a diciembre de 2023 todavía se observaba una variación anual del IPC de la leche de dos dígitos (12%), y el dato de febrero (5,5% anual y 0,5% mensual), aunque menor, muestra que ese proceso todavía continúa”, explican. El caso de la mantequilla es bastante particular, con una variación anual del IPC en febrero de casi el 18%.
Las industrias lleva dos años con números rojos
Los datos de la encuesta mensual manufacturera del Dane hablan de una caída del 0,5% en términos reales en las ventas de productos lácteos en 2022, y del 6,4% en 2023. Estas cifras son el resultado de un proceso de freno en el consumo en el país, por cuenta de un menor poder adquisitivo y el encarecimiento de los alimentos, en particular los lácteos. La industria transformadora afronta, además, retos como el mayor costo de la energía, un riesgo de alzas en el precio del diésel y, según Fedegan, un aumento de la inseguridad en las vías en determinadas regiones.
Nuestra hipótesis es que es un fenómeno de meses atrás, en parte, derivado de un mayor foco en producción de carne en zonas de ganadería doble propósito, donde se origina buena parte de la grasa de la leche para elaborar este producto.