Datos publicados recientemente por OCLA dan cuenta de esta realidad para 2023, que marca cada vez menos unidades productivas, un stock de vacas cercano a 1,6 millones de cabezas y una baja producción individual promedio de 23 lts/Vc./día o 7.100 lts/Vc /Año.
A excepción del período 1991/2000, donde se produjo un fuerte crecimiento anual de la actividad (7,2%), en los últimos 20 años solo crecimos al 0,5% anual, mientras el mundo lo hizo al 2% anual, en el mismo período.
Con un consumo interno relativamente estable de entre 180 y 210 litros equivalentes por año y por habitante, las exportaciones han crecido en los últimos 5 años para volver a lograr un ingreso de 1300 a 1500 millones de dólares, cifra ya alcanzada en 2011-2013.
No hay ninguna duda del potencial de crecimiento que tiene la actividad lechera en el País, que permitiría por un lado mejorar el consumo interno a 200/210 litros eq. anuales por habitante y a la vez aumentar las exportaciones y generar un mayor ingreso de divisas.
La lechería, la producción de carnes (bovina, aviar y porcina) y otras tantas actividades requieren de inversiones importantes y miradas de resultados a mediano y largo plazo y no es precisamente lo ocurrido en la Economía del País de los últimos años lo que favorece estas miradas.
No es solo pensar en retenciones si o retenciones no, como se plantea por estos días en todo lo que involucra a la producción agropecuaria, sino que es necesario ver un nuevo rumbo para el País, con una Macroeconomía que tienda al equilibrio fiscal y a generar incentivos para las actividades productivas, con reglas de juego claras que se mantienen en el tiempo y generan Confianza a quienes invierten en estas actividades a mediano y largo plazo.
Generar incentivos NO es lograr ventajas sectoriales, sino lograr tener una presión fiscal lógica y no en base a impuestos distorsivos (Ingresos Brutos, Créditos y Débitos bancarios, Derechos de Exportación etc), controlar la informalidad, desarrollar una política exterior que promueva las Exportaciones y establecer reglas de juego que no se modifican permanentemente en el tiempo.
Partiendo del actual nivel de producción, es factible pensar en una lechería al 2030 de 14.000 a 14.500 millones de litros de leche anuales de producción.
Esto implicaría crecer al 4 % anual promedio, alcanzar un aumento en las exportaciones de un 70 a 80%, llegando a un ingreso de 2300/2400 millones de dólares anuales y llevar el consumo interno de 190 a 210/220 lts/año y por persona.
Una Argentina que al 2030 debería producir 115-125 millones de Tn de Maíz y Soja necesita de las actividades que agregan valor a estos granos y la Lechería sin dudas es una de ellas.
No es relevante hoy la discusión que hace años tenemos sobre qué sistema de producción es mejor (pastoril, semi intensivo o estabulado), qué instalaciones son las más adecuadas, que razas deberían ser mayoritarias etc etc…
Hoy debemos lograr un marco Macro País que logre volver a generar CONFIANZA e INVERSIONES con los incentivos adecuados para ésta y otras actividades de largo plazo en Argentina.
Sin dudas de ser así, la Lechería arranca.
Ing. Gustavo Oliverio – Fundación Producir Conservando