Si la propoganda antitransgénica es cierta, entonces todos los productos animales de los países de la UE están contaminados por toxinas mortales procedentes de los piensos transgénicos. ¿Por qué los grupos anti OMG llaman al boicot total de estos productos si tienen sentido de la honestidad? La lógica así lo dicta.
Por supuesto, los políticos europeos y las ONG que les apoyan saben muy bien que su postura ante los OMG es sólo una guerra económica y psicológica para proteger sus mercados tradicionales; su postura es totalmente anticientífica y no tiene ningún sentido.
Y está en total desacuerdo con las conclusiones de los organismos científicos, como la [Agencia Europea de Seguridad Alimentaria, o] EFSA, que han creado para asesorarles en estas cuestiones. En la intensa guerra comercial agrícola que se libra desde hace décadas, los europeos tienen que proteger sus mercados tradicionales frente a rivales poderosos.
A esto se reduce todo. Y los europeos no son contrarios a la tecnología transgénica: una gran proporción de los nuevos medicamentos (el 25%) aprobados en la UE se produce a partir de animales, microbios o plantas modificados genéticamente (Paalberg, 2008). Pero, ¿dónde están en todo esto los intereses de los agricultores africanos que luchan por alimentar a sus familias?