La calidad de la leche está directamente afectada por la limpieza de los equipos empleados durante el proceso de ordeño. Es esencial realizar esta tarea diariamente y siguiendo principios específicos para garantizar óptimos estándares de calidad
"El aseo de los equipos de ordeño de forma adecuada permite garantizar la calidad de la leche"

La limpieza de los equipos y utensilios de ordeño juega un papel crucial en la producción de leche de alta calidad. El uso de productos no diseñados para este propósito, o su dilución incorrecta, puede tener repercusiones negativas tanto en la calidad del producto como en su valor económico.

La calidad bacteriológica de la leche depende de cuatro factores, siendo el primero de ellos el aseo y desinfección de equipo y utensilios de ordeño. Los otros tres son el aseo y la rutina de ordeño, la mastitis y el enfriamiento y almacenamiento de la leche, según indicó Ricardo Arenas, médico veterinario especialista, en un nuevo capítulo del Manual Práctico Ganadero, elaborado por Fedegán.

Después de un correcto proceso de ordeño, que sigue la regla de ordeñar pezones limpios, secos y bien estimulados, es necesario llevar a cabo la limpieza de todos los elementos utilizados en esta tarea. Es crucial no considerar los residuos de leche en el equipo, las cantinas, el tanque y los utensilios como parte de la producción, sino como suciedad que debe ser eliminada.

En términos generales, todas las superficies que entran en contacto con la leche, como los equipos de ordeño, las cantinas, los baldes, las mangueras o los tanques de enfriamiento, deben ser lavadas de manera exhaustiva y uniforme.

Desleche

El desleche, como primer paso del proceso, puede considerarse quizás como la etapa más crucial a pesar de su aparente simplicidad. Se debe hacer inmediatamente se termina el uso del equipo de ordeño, o de la cantina o del tanque al momento de la entrega de la leche al carro recolector.

Este proceso de desleche o lavado debe llevarse a cabo utilizando una cantidad generosa de agua limpia, sin recircular, hasta que no queden residuos de leche visibles. Es crucial que el agua utilizada sea limpia y abundante, y que su temperatura esté cerca de la ambiente o ligeramente templada, entre 35 y 43 grados Celsius. Nunca debe estar caliente, ya que esto podría alterar los glóbulos de grasa de la leche residual y provocar que se adhiera a las paredes, o incluso causar daños al acero inoxidable del tanque de refrigeración debido al choque térmico con su superficie fría.

Tras el desleche, que, si se ejecuta correctamente, puede eliminar hasta el 98% de la suciedad presente, se procede al lavado con detergente alcalino siguiendo las indicaciones proporcionadas por el fabricante. Tanto los equipos de ordeño como los tanques de refrigeración requieren un lavado con detergente alcalino durante 8 a 10 minutos antes de cada ordeño, preferiblemente utilizando agua caliente entre 70 y 80 grados Celsius. Posteriormente, se enjuagan y se lleva a cabo un lavado con detergente ácido, utilizando la concentración recomendada y agua tibia, durante un periodo de 5 minutos.

Este método permite dejar todos los días un ambiente ligeramente ácido dentro del equipo de ordeño, lo que reduce la posibilidad de crecimiento bacteriano y protege las partes de caucho y plásticas de la corrosión alcalina.

Existen ganaderos que realizan un lavado fuerte de ácido cada tercer día buscando un ahorro en el consumo de detergente ácido, sin embargo lo que se ahorra allí se pierde en calidad de leche y duración de las piezas de caucho del equipo de ordeño.

Es imprescindible disponer de equipos de protección, como guantes y petos de caucho, para el manejo seguro de los productos detergentes altamente ácidos y alcalinos, tanto durante el lavado manual como en cualquier otra tarea de manipulación. Esto ayuda a prevenir accidentes entre los operarios y garantiza un entorno de trabajo seguro.

Al realizar lavado en tanques cerrados se debe contar, además, con gafas de protección y mantener siempre abiertos estos tanques, evitando la acumulación de gases.
Como parte fundamental de la rutina de limpieza y desinfección de equipos, tanques y utensilios, se requiere el uso de productos desinfectantes que no dejen residuos ni representen riesgos para la calidad de la leche. Esta desinfección puede realizarse con una solución clorada al terminar el lavado, teniendo siempre en cuenta que no se recontamine el equipo antes del siguiente ordeño o hacerla 30 minutos antes, teniendo mucho cuidado de no dejar residuos del desinfectante que pueda contaminar la leche.

Dado que las bacterias tienden a proliferar en ambientes húmedos, es crucial mantener los tanques, cantinas y equipos de ordeño bien escurridos y secos entre cada ordeño. Por esta razón, se recomienda dejar las cantinas vacías boca abajo, ligeramente inclinadas para facilitar la ventilación, y asegurarse de que los equipos de ordeño y las mangueras estén completamente escurridos.

Los factores clave para lograr una limpieza efectiva incluyen la concentración adecuada del producto según las recomendaciones del fabricante, el tiempo de exposición necesario para que los principios activos cumplan su función, la temperatura óptima de recirculación (algunos detergentes actúan mejor a temperaturas superiores a 70 grados Celsius), y la turbulencia, que se genera introduciendo aire al sistema durante el lavado y que sustituye la acción mecánica de fregar con esponja o cepillo en el lavado manual.

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